Para Abd al Wahab que desde hace siete semanas lleva a cabo una huelga de hambre para que se respeten sus derechos humanos, la muerte no es una costumbre, es olvido: "
Walter Goobar
La muerte, fanfarroneó alguna vez Jorge Luis Borges, es una costumbre que tiene la gente. Hay muertes y muertos, como demuestra el caso del prisionero yemenita Abd al Wahab que con 33 años de edad, ya lleva once recluido en Guantánamo, ese siniestro campo de concenbtración que -por una cuestión de extraterritorialisdad-, los norteamericanos regentean en un territorio ocupado a Cuba hace más de 100 años.
Para Abd al Wahab que desde hace siete semanas lleva a cabo una huelga de hambre para que se respeten sus derechos humanos, la muerte no es una costumbre, es olvido: "Si me muero, dile a mi familia que me perdone", murmuró el detenido a su abogado David Remes que representa a 15 detenidos, 13 de los cuales están en huelga de hambre en las kafkianas mazmorras de Guantánamo. Abd al Wahab y sus compañeros de reclusión, están dispuestos a dejarse morir si las autoridades penitenciarias no cambian las reglas que rigen la oración y el uso del Corán en la cárcel. Durante una conversación telefónica que se extendió durante una hora y media, Wahab leconfesó al abogado Remes que los huelguistas sienten que "la muerte está con ellos, la muerte se acerca a ellos" después de más de siete semanas en huelga de hambre.
"No quiero que insulten (al Corán), incluso lo necesito para vivir", le dijo a su defensor.
Wahab es uno de los 130 presos que se declararon en huelga de hambre en protesta por las violaciones de los derechos humanos en el recinto y la confiscación de los ejemplares del Corán y otras pertenencias, como objetos para afeitar, cepillos de dientes, libros, fotos familiares, cartas y correspondencia legal.
A través de sus abogados los presos se quejan de que los privan de agua potable y tienen que enfrentarse a temperaturas extremadamente bajas. El Centro para los Derechos Constitucionales afirma que los 130 reclusos se declararon en huelga de hambre para protestar contra el tratamiento y las condiciones en laprisión que el presidente de EE.UU., Barack Obama, prometió cerrar para 2010.
Las autoridades, por su parte, continúan cuestionando las cifras y señalan que tan solo 26 reos pasan hambre, mientras que a otros 8 se los alimenta por la fuerza.
Según el abogado, otro prisionero, Uthman Abd al-Rahim Muhammad Uthman, ha perdido más de 20 kilos desde el inicio de la huelga y está en estado grave. El Centro para los Derechos Constitucionales denunció que muchos presos que están en huelga de hambre tienen tos sanguínea y se desmayan.
Los prisioneros de Guantánamo tienen poca fe en el Comité Internacional de la Cruz Roja, que recientemente los visitó en una misión supervisora. "Nadie habló con ellos", dijo uno de los presos al letrado Remes.
Hasta ahora, los medios masivos de comunicación han silenciado de manera vergonzoza la huelga de hambre: la cadenade noticias CNN, la más potente de EEUU, omite el tema y se centra en otros aspectos como, por ejemplo, el dinero que se destinará para renovar la instalación.
"Ninguno habla sobre el tema. Si esto pasara en Rusia, si las personas hubieran desaparecido en un agujero negro ilegal en Rusia y hubieran enfrentado una encarcelamiento indefinida sin juicio, ni cargos, sin acceso o abogados, los medios occidentales habrían estado llenos de este tema", dijo el parlamentario británico George Galloway.
La base naval estadounidense de Guantánamo fue convertida en una cárcel tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, para encerrar allí a toda persona capturada al amparo de una supuesta guerra contra el terrorismo internacional, lanzada por Washington. El centro es considerado un siniestro campo de concentración donde a la población penitenciaria se le aplican diversas modalidades de tortura como el aislamiento en celdas con temperaturas extremas o mantenerlos amarrados en posición fetal por más de 24 horas sin alimentos.
Quienes lograron salir de allí coinciden en calificarlo como una versión refinada del terror contra la especie humana, al estilo de los métodos empleados por los nazis en Auschwitz, Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald, Flossenburg, Mauthausen y Ravensbrück.
El campo de detención dispone de cortes militares que imponen penas de muerte y cuyas decisiones son inapelables, aceptando como pruebas creíbles las “confesiones” conseguidas bajo coacción o tortura. Documentos filtrados por el sitio alternativo WikiLeaks revelaron el uso de prácticas violentas de los interrogadores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), obsesionados por conseguir confesiones acerca del fallecido líder de Al-Qaeda, Osama Bin Laden, muerto a manos de militares estadounidenses.
Ese medio digital también hizo público los casos del afgano Modulá Abdul Raziq y el saudí Mishal Awad Sayaf Alhabiri, algunos de los presos aquejados de enfermedades psiquiátricas que cometieron múltiples intentos de suicidio y pasaron años tras las rejas antes de ser trasladados a sus países de origen.
Pese a la gran repulsa internacional y la denuncia permanente de las atrocidades cometidas por la CIA y las fuerzas militares estadounidenses, la base sigue abierta. Un total de 166 extranjeros llevan casi 11 años tras las alambradas del penal sin enfrentar cargos concretos, aislados del resto del mundo, bajo un absoluto desamparo legal y expuestos a vejaciones mientras permanecen recluidos en el bloque llamado Campo seis. Al igual que em El Proceso de Kafka, el caso de la mayoría de los detenidos en Guantánamo
expresa la angustia del inocente privado de su libertad por un poder desalmado, y torturado hasta que de la razón a sus captores y se confiese culpable de lo que sea, cualquier cosa, lo que ellos quieran.
Los servicios de inteligencia estadounidenses tienen sobrada experiencia, medios y falta de escrúpulos para hacer confesar a cualquier prisionero en pocos días. ¿Quien puede creer que necesitan una década para interrogar a los de Guantánamo o a los secuestrados en las otras cárceles secretas que la CIA ha sembrado en distintas partes del mundo ?. ¿Que información pueden buscar sobre Al Qaeda, una organización de la que lo saben todo, ya que fueron ellos quienes la crearon con mercenarios de diversos países islámicos?.
La verdadera función de Guantánamo se apoya en un enjambre de psicólogos y médicos que revolotea alrededor de los prisioneros para destruirles la personalidad.
Según la activista Naomi Klein, no es un caso aislado, sino una práctica habitual en Guantánamo, Irak y Afganistán. La autora de “ La teoría del shock”, Cita un párrafo esclarecedor, extraído de un manual de torturas de la CIA, sobre los efectos de la privación sensorial y los sobreestímulos que se aplican sistemáticamente en esos lugares. Confirma que estas prácticas destruyen primero la personalidad del prisionero, y después “…tienden a hacer que el sujeto vea a su interrogador como una figura paterna”. Es decir, lo transforman en un sumiso zombi, apto para ejercer de bomba humana y alimentar la falsa tesis del terrorismo islámico. Klein concluye con una afirmación escalofriante: “..el gobierno de los EE.UU. ha estado llevando deliberadamente a la locura a cientos, probablemente a miles, de prisioneros en todo el mundo”.
Esta hipótesis se ve ratificada por el psicólogo y psicoanalista estadounidense Stephen Soldz, quien en su artículo “Ayuda y confort para los torturadores”, cita a Juan Cole, experto en Oriente Próximo, que, tras preguntarse por qué Guantánamo sigue activo si “saben que muchos de los detenidos son inocentes”, responde que porque el campo “asegura una oportunidad importante para someter una población a varias técnicas de control psicológico”. Por su parte, el abogado británico Brent Mickum, defensor de dos internados en Guantánamo, ratifica en el rotativo británico The Guardian que los torturadores saben que son inocentes, pero -coincidiendo con las afirmaciones de Naomi Klein- los están llevando intencionadamente a la locura.
Tiempo Argentino
02-04-2013