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Atentado de Boston

La caza de los agentes dobles

Las incógnitas en torno de los hermanos chechenos que perpetraron el atentado contra el maratón de Boston tienen una sola explicación posible: eran agentes de infiltración estadounidenses en las redes islamistas que traicionaron a sus patrones.

Walter Goobar
Tras una cinematográfica persecusión de 23 horas que culminó con el arresto de Dzhokhar Tsarnaev, el joven checheno sospechoso –junto con su hermano muerto– de ser los responsables del atentado con explosivos contra el maratón de Boston, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama advirtió que aunque la detención “cierra un capítulo” de la tragedia del atentado en que murieron tres personas y fueron heridas 176, “todavía hay muchas preguntas sin contestar... Por qué hombres que se criaron y estudiaron aquí recurrieron a esta violencia”. El presidente no se atrevió a aventurar una respuesta que resulta tan aterradora como los atentados: los dos hermanos chechenos eran agentes de infiltración –que supuestamente trabajaban para los Estados Unidos–, pero que al igual que en otros casos, cambiaron de bando y se convirtieron en agentes dobles.
Obama llamó “terrorista” al detenido, pero pidió no precipitarse “en el juicio de las motivaciones de estos individuos y mucho menos de grupos enteros de gente”. Dzhokhar Tsarnaev es de origen checheno y musulmán, igual que su hermano mayor Tamerlán, muerto durante el primer tiroteo el jueves.
La operación de captura de los fugitivos se convirtió en una de las mayores cacerías humanas registradas en los EE.UU. en una semana que estuvo signada por el envío de cartas envenenadas con toxinas al propio presidente y a varios legisladores y por la misteriosa explosión de planta de fertilizantes en West, un pueblo de Texas, un tema sobre el que se mantiene un cerrojo informativo porque no se ha logrado establecer si se trató de un accidente o un atentado.
La paranoia –que signó la vida política norteamericana durante la era Bush– ha hecho su reaparición en escena: corroborándo los indicios de que se trata de un agente doble, el sospechoso será interrogado por un “grupo de alto nivel” formado por miembros del FBI y la CIA que se encarga de los casos de terrorismo, según reveló el diario estadounidense Politico.
El atentado supuestamente perpetrado por los hermanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, de 26 y 19 años, abre numerosos interrogantes sobre los protagonistas, los motivos y el trasfondo de este ataque. De origen checheno, los hermanos llegaron hace una década a EE.UU. como refugiados políticos y, según los testimonios de quienes los conocieron, eran dos jóvenes muy parecidos a los demás estadounidenses de su edad.
A Tamerlan, el mayor, que murió durante la persecución policial, le gustaba el boxeo pero no era un chico violento, según su antiguo entrenador John Curran. Era “atlético, abierto, agradable, muy respetuoso, justo lo contrario a lo que uno imagina que es un terrorista”, comentó Curran a NBC.
Curran, que fue su entrenador entre 2008 y 2009, reveló que hablaba tres idiomas, tocaba el piano y de vez en cuando llevaba al gimnasio a su hermano menor, más retraído, que aunque no boxeaba hacía los ejercicios de calentamiento.
Tamerlan acudió al Bunker Hill Community College con esperanzas de convertirse en ingeniero, según el fotógrafo Johannes Hirn, que hizo un ensayo fotográfico para una publicación de la Universidad de Boston, antes de que el joven participara en la competencia National Golden Globes en Salt Lake City (Utah) en 2009.
El muchacho, que representó a la región de Nueva Inglaterra en la categoría de peso pesado, confesaba que aunque había llegado a EE.UU. de niño no tenía “ni un amigo estadounidense”; “no los entiendo”, añadía.
La publicación Debkafiles, vinculada a los servicios de inteligencia israelíes, sostiene que los hermanos eran agentes dobles, contratados por la inteligencia de EE.UU. para penetrar en las redes yihadistas wahabíes, que, ayudadas por las instituciones financieras sauditas, se han extendido a través del Cáucaso ruso. Sin embargo, los dos chechenos traicionaron su misión y se pasaron en secreto a las redes islamistas radicales.
El reclutamiento de los hermanos Tsarnaev por parte de la inteligencia de EE.UU. como agentes de penetración contra las redes terroristas en el sur de Rusia explica algunas de las características de otro modo desconcertantes de los personajes y del atentado:
1. Dzhokhar consiguió la nacionalidad americana el 11 de septiembre de 2012, una fecha que ahora cobra una ironía macabra.
2. Una universidad de elite estadounidense en Cambridge admitió al hermano menor Dzhokhar y le concedió una beca de US$ 2.500, exceptuándolo de las rígidas condiciones de admisión. Esto sólo puede explicarse como una contraprestación exigida por su hermano mayor Tamerlan, como parte de pago para la contratación.
3. Cuando, en 2011, la inteligencia de Rusia pidió al FBI que vigilara a Tamerlan por supuestos vínculos con las células wahabíes caucásicas durante un período en el que habían establecido contacto con Al Qaeda, la agencia respondió oficialmente que no había encontrado nada incriminatorio contra él y lo dejaron en libertad después de una breve entrevista.
Es decir, Tamerlan era un conocido del FBI que lo había interrogado a pedido de la inteligencia rusa y sin embargo nunca fue puesto bajo vigilancia. Tampoco hubo ningún intento para ocultar que hizo una larga visita a Rusia el año pasado y a su regreso comenzó a promover el Islam radical en las redes sociales.
4. Al producirse el atentado, los sauditas temieron que sus actividades insurgentes en el Cáucaso saldrían a la luz pública, porque un estudiante y maratonista saudita fue interrogado sobre su participación en el atentado mientras era atendido en un hospital de Boston por graves quemaduras en las manos.
El asunto era tan comprometedor que los sauditas enviaron a Washington a su canciller, el príncipe Al-Faisal el miércoles 17, en plena crisis de Boston, para una conversación privada con el presidente Barack Obama y su asesor de Seguridad Nacional, Tom Donilon, sobre cómo manejar la vertiente saudita del atentado.
Al príncipe Saud le preocupaba que la exposición de las conexiones de los hermanos Tsarnaev –que aún no habían sido identificados públicamente– con grupos prosauditas del Cáucaso harían revivir el estigma del 11-S en el que la mayoría de los suicidas eran de origen saudita.
5. El viernes, cuatro días después de las explosiones en la llegada del maratón, el FBI lanzó imágenes del sospechoso número 1 enfundado en una gorra negra y del sospechoso número 2 con una gorra blanca, mientras caminaban rápidamente para alejarse de la escena del crimen, e hizo un llamamiento al público para que ayudaran a las autoridades a identificar a la pareja.
Esto era una farsa, porque las autoridades sabían exactamente quiénes eran. De repente, durante la persecución policial del coche que robaron en el campus del MIT (Massachusetts Institute of Technology), fueron plenamente identificados.
Diario Miradas al Sur
21-04-2013

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