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PINCHADURAS A MAILS DE PERIODISTAS Y POLÍTICOS

Espionaje en la red

Guerras judiciales y empresarias. El papel de la SIDE. Cómo crear un clima propicio para que entre en vigor la “ley intrusa”.

Por Walter Goobar
Qué tienen en común dos presuntos narcos serbios, el ex banquero Raúl Moneta y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) para haber desatado –por acción u omisión– una megaoperación de espionaje a correos electrónicos de jueces, fiscales, periodistas, políticos y empresarios de la comunicación? Quizá, los mismos enemigos y los mismos intereses. Por ejemplo, influir sobre una, o tal vez dos, o hasta tres causas judiciales, amedrentar a periodistas y funcionarios, y generar un clima de opinión favorable al control y la vigilancia de Internet. Toda esta situación tiene mucho de puesta teatral. Veamos.
PRIMER ACTO. La primera fase de “la operación” toma estado público el 10 de mayo, cuando el abogado José Manuel Ubeira, defensor de dos serbios implicados en la mayor causa de narcotráfico, denuncia al juez Daniel Rafecas (a cargo de la investigación) ante su colega Guillermo Montenegro por “violación del secreto de sumario”. Ubeira, que fue defensor del ex comisario Juan José Ribelli en la causa AMIA y ahora curiosamente es socio de su ex defendido, presentó como prueba del presunto delito los correos electrónicos que Rafecas intercambió con el periodista Daniel Santoro, del diario Clarín. A comienzos de marzo, Santoro se había carteado con el juez antes de revelar que los dos narcos gozaban de un escandaloso régimen de prisión domiciliaria en un fastuoso departamento de Puerto Madero y habían celebrado una fiesta de casamiento para 200 invitados en el Hotel Four Seasons.
La nota de Santoro sirvió para que los millonarios serbios volvieran a prisión, pero en su edición del 11 de marzo Veintitrés advirtió que el cambio de abogados por parte de los serbios y la elección de Ubeira respondían a un solo objetivo: embarrar la causa mediante el planteo de nulidades, una materia en la cual Ubeira y “El Lobo” Ribelli son especialistas.
La avanzada contra Rafecas es casi un calco de la realizada por Ribelli y un sector de la SIDE contra el ahora destituido juez Juan José Galeano en la causa AMIA: en aquel caso se trataba de un video donde podía verse al magistrado negociando un testimonio por dinero con el reducidor de autos robados Carlos Telleldín. Ahora, en lugar de un video, hay varios mails.
ENTRE BAMBALINAS. Claro que el dúo Ribelli-Ubeira no es el único interesado en desplazar al juez que tiene las causas más sensibles de la Argentina, entre las que se cuenta la de las coimas en el Senado. Rafecas dio nuevo impulso a esa causa, que involucra a la SIDE y que estaba muerta.
El juez dio crédito al testimonio del “arrepentido” Mario Pontaquarto y citó al ex presidente Fernando de la Rúa a prestar declaración indagatoria el próximo 5 de junio. Previamente allanó la Casa Rosada, y el 20 de abril pasado, pocos días antes de que estallara el escándalo de los mails, la SIDE rechazó un pedido para realizar un peritaje contable de sus cuentas del año 2000, en el marco de la causa por las coimas en el Senado. La negativa fue firmada por el secretario Héctor Icazuriaga.
INTERVALO. El 16 de mayo, el presidente Néstor Kirchner arremetió contra el empresario televisivo y diputado Francisco de Narváez a quien calificó de “el Berlusconi del subdesarrollo”. Fuentes oficiales, por lo bajo, acusaron al “Colorado” de ser un prestanombres del ex banquero menemista Raúl Moneta en el multimedios encabezado por la dupla Vila-Manzano. “Ahí no hay libertad de expresión, el hecho es atacarnos”, indicó en referencia velada al canal América TV. Luego hizo referencia a una investigación del diario La Nación sobre presuntos sobornos de la SIDE a periodistas durante la gestión del ex presidente De la Rúa. “¿Por qué no se dedican a investigar?”, exigió Kirchner al diario y a las entidades de prensa que siguen el caso. “Nosotros jamás recurriríamos a ese tipo de situaciones. No me van a extorsionar”, concluyó el Presidente. Si Kirchner realmente quisiera saber sobre el tema no necesita recurrir a la prensa; le bastará relevar a la SIDE del deber de guardar el secreto y ordenarle la publicación de la nómina, pero ese tema es parte de otra comedia de enredos.
SEGUNDO ACTO. ¿Sabía el Presidente cuando aludió a Moneta que el presunto villano no tardaría en entrar en acción? “Una vez es casualidad, dos veces coincidencia; tres veces, acción del enemigo”, reza una máxima del espionaje que se cumple con inexorable precisión. Cuatro días después de la embestida presidencial, una página de Internet que desde hace unos meses muestra una llamativa coincidencia con los puntos de vista de Moneta publicó el domingo no sólo los mails de Santoro y Rafecas, sino también los correos electrónicos del ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, del ex ministro de Defensa José Pampuro, del destituido jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra y los nombres de usuario y contraseñas de periodistas y empresarios de los diarios Clarín, La Nación y Perfil, entre otros.
En casi todos los casos se ventilan asuntos privadísimos y hasta se publican fotos. El tufillo a extorsión es evidente. Toda la acción tuvo, además, un secuela inmediata: los espiados sufrieron la divulgación masiva de sus passwords, es decir, que todas las casillas quedaron inutilizables al instante.
Entre las víctimas, sólo hay una directamente vinculada con el Poder Ejecutivo: se trata de un funcionario de menor rango ligado cotidianamente al matrimonio presidencial.
Seprin (Servicio Privado de Inteligencia) es una página de Internet que editan ex agentes de la SIDE cesanteados durante la gestión de Fernando de Santibañes. Su editor, Héctor Alderete, niega que el sitio haya sido comprado por el ex banquero Raúl Moneta. Pero se parece cada vez más a El Guardián, un pasquín que editaba Moneta. Además de la estética bizarra y el espionaje de alcoba, Moneta y Seprin comparten enemigo: el Grupo Clarín. Por su parte, los presuntos narcos serbios y Seprin comparten defensores: el dúo Ubeira-Ribelli.
Moneta también tiene problemas judiciales: de un momento a otro el juez Rodolfo Canicoba Corral podría citarlo a declarar en la causa por la quiebra del Banco República y el ex banquero menemista se siente cada vez más abandonado por sus viejos socios y aliados.
La más implacable investigadora que tiene Raúl Moneta, la periodista de Página 12 Susana Viau, publicó en el diario: “Por si faltaran nexos entre Seprin y los correos conocidos, funcionarios del organismo de la calle 25 de mayo revelaron a este diario que el responsable de las cadenas de mails sería un jaque que trabaja con frecuencia por dinero para ese sitio y tanbién para agencias de segruidad”.
Una de las pocas lealtades que conserva es la de Frank Holder, un ex agente de la CIA y actual titular de una empresa de seguridad que lleva su nombre y a quien fuentes de la SIDE le atribuyen la autoría de la operación de espionaje de los correos electrónicos. Holder “renunció” a la empresa de seguridad Kroll en febrero de 2005, tras protagonizar un caso de espionaje contra ministros del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil. Moneta, que hasta entonces era cliente de Kroll, se fue con Holder.
EL ÚLTIMO ACTO. Si la SIDE sabía de la operación de espionaje orquestada por Moneta, ¿por qué no hizo nada para impedirla y por qué no hace nada ahora para desbaratarla? “Dejar hacer” es otra de las máximas perversas con las que se maneja el espionaje y que en el caso del atentado contra la AMIA –por ejemplo– permitió que se consumara el atentado a pesar de que la célula terrorista estaba infiltrada y a pesar de las múltiples alertas que fueron ignoradas.
En este caso también prima la lógica del beneficio propio: el desplazamiento del juez Rafecas beneficiaría a la SIDE en la causa por los sobornos en el Senado, el amedrentamiento del Equipo de Investigación de Clarín, pero el verdadero botín es otro: hace exactamente un año el gobierno de Néstor Kirchner debió retirar un proyecto de ley que otorgaba a la SIDE el monopolio de las pinchaduras por Internet de manera similar a la que posee sobre las telefónicas. La reacción social ante la “ley intrusa” fue tan unánime que el Gobierno dio marcha atrás.
Con la exposición de la vida privada de funcionarios del Gobierno, la Justicia y los medios de comunicación, los cerebros del espionaje creen haber creado un clima más propicio e irracional para revivir la “ley intrusa”.
¿Ahora se entiende mejor?.


los hechos y los protagonistas
El juez federal Daniel Rafecas, que llegó a su cargo durante la administración K, investiga varias causas resonantes: la de las coimas en el Senado por la reforma de la ley laboral y la mega-investigación por narcotráfico contra dos serbios, entre otras.
11/5: Clarín denuncia que desconocidos accedieron a una serie de mails entre su periodista Daniel Santoro y el mismo juez Rafecas. Era un off the record sobre la suerte de los narcos serbios Dejan Trsic y Dragoslav Ilic, defendidos por los abogados José Ubeira y Juan Ribelli. Este último dice que los mensajes (“lesivos para mis clientes”) le llegaron de manos “anónimas”.
Lo mismo había dicho Ribelli años atrás, cuando llegó con el video (filmado por la SIDE) donde el juez Galeano ofrecía dinero a Telleldín para incriminar a los policías duhaldistas en la causa AMIA.
19/5: Ribelli, el socio de Ubeira, es sobreseído en Casación por la causa AMIA.
21/5: Decenas de casillas de correo de periodistas y funcionarios reciben mensajes con adjuntos que remiten a otras tantas direcciones electrónicas, passwords y contenidos privadísimos del periodista Santoro, el juez de la Corte Raúl Zaffaroni, Aníbal Ibarra, el ex ministro José Pampuro, el ex fiscal Pablo Lanusse y varios periodistas y ejecutivos del Grupo Clarín.
22/5: el sitio Seprin.com, vinculado a los servicios de inteligencia, difunde públicamente el contenido de todas las casillas de correo “pinchadas”. Su abogado en distintos expedientes judiciales, casualmente, es José Manuel Ubeira, el socio de Ribelli, el mismo que el de los narcos serbios que
están en la picota.
presuntos autores
La SIDE: promueve el escándalo para instalar la necesidad de un ente capaz de acceder legalmente al contenido de los correos electrónicos. Esto ya sucede con las comunicaciones telefónicas, que son intervenidas por la Dirección de Observaciones Judiciales, también llamada “Ojota”, siempre que medie orden de un juez. Los espías orgánicos habrían pedido al Ejecutivo estas nuevas facultades para investigar lo sucedido.
El monetismo I: el uso de asuntos íntimos para importunar a enemigos –como todos los que se estuvieron ventilando por la web– es un estilo que remite sin escalas al pasquín El Guardián, vinculado con el ex banquero antisemita. La mayoría de los periodistas afectados por el “terrorismo informático” está vinculada con el Grupo Clarín, blanco histórico del monetismo.
El monetismo II: todos los afectados por las pinchaduras están relacionados con el juez Rafecas, quien tiene en su juzgado causas que incriminan a amistades empresariales del polémico banquero. ¿Acaso un mensaje mafioso hacia el magistrado? Susana Viau, desde Página 12, apuntala la sospecha de que el sitio Seprin.com, desde el cual se difundieron masivamente los asuntos privadísimos derivados del pinchado de mails, habría sido comprado por Raúl Moneta.
OPINAN LOS ESPECIALISTAS
“Se calcula que en el promedio mundial el 90% de los clientes de Internet con bajos niveles de protección como las PCs hogareñas está infectado por virus espías. En el caso de violaciones a los mensajes de correo de periodistas, se aplica al contenido de los mismos el régimen legal del secreto profesional del periodismo, que brinda protección legal adicional a la información.”
(Antonio Millé, abogado socio del Estudio Millé, especializado en Tecnologías de la Información)
“Suele haber un descuido total por parte de los proveedores de Internet: es común que conserven mails en sus servidores y, como tienen escasas o vulnerables medidas de seguridad, cualquiera puede entrar en forma remota y leer los contenidos. En la Argentina, lo que se gasta en seguridad informática es apenas una fracción de lo que se gasta en los países centrales.”
(Hugo Scolnik, profesor titular de computación de la UBA)
“La violación de un correo electrónico es una operación rutinaria, como una escucha telefónica. En el caso de los periodistas, no es un trabajo de un hacker sino que se trata de una operación de inteligencia. Hay recursos para realizar este trabajo tanto en el mercado privado como en los servicios de inteligencia del Estado. Cualquiera que ponga el dinero lo consigue.”
(Hugo Pérez Santángelo, licenciado en Tecnologías de la Información)
Revista Veintitrés
ID nota: 8465
Numero edicion: 411 25/05/2006
 
 

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