El cielo de Damasco se iluminó este domingo con las explosiones ocasionadas por un bombardeo israelí contra el centro de investigación militar de Jamrayah. Israel ha atacado arsenales sirios dos veces este año, pero en ninguna ocasión entró en el espacio aéreo sirio. Esta vez podría haber sido distinto.
Walter Goobar
El cielo de Damasco se iluminó este domingo con las explosiones ocasionadas por un bombardeo israelí contra el centro de investigación militar de Jamrayah. Israel ha atacado arsenales sirios dos veces este año, pero en ninguna ocasión entró en el espacio aéreo sirio. Esta vez podría haber sido distinto. En la zona bombardeada de la capital, el Mount Qassioun, está el mayor complejo militar del país, que ya había sido atacado por cohetes israelíes en enero pasado.
Este lunes una fuente militar siria ha asegurado a la cadena de televisión rusa Russia Today que la aviación israelí utilizó munición con uranio empobrecido para penetrar las defensas del complejo de Jamraya, en el noroeste de Damasco. "Cuando ocurrió la explosión sentí como si fuera un terremoto y después apareció un hongo gigante dorado de fuego. Esto prueba que Israel utilizó munición de uranio empobrecido", indicó la fuente. El uranio empobrecido es un derivado del proceso de producción de uranio enriquecido para reactores nucleares. Es 2,5 veces más denso que el acero, lo que le permite penetrar las defensas de búnqueres y vehículos acorazados. Los países que utilizan este material reconocen que es tóxico, pero no radiactivo. La emisora árabe Al Yazeera, por su parte, señaló que en un suburbio de Damasco también fueron bombardeados los cuarteles de una unidad de élite y la Guardia Republicana, fuerzas leales a Bashar al Assad.
El viceministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal al Mekdad, afirmó que el ataque de la fuerza aérea israelí contra el centro de investigación de Jamraya "es una declaración de guerra". Según él, es también "la prueba" de la alianza entre Israel y los grupos opositores al régimen de Al Assad. En una entrevista a la CNN, añadió que Siria "responderá en la manera y el momento que lo consideren más oportuno". Paralelamente, el ministro sirio de Información, Omran al Zubi, advitrió a Israel de que ahora "todas las opciones están abiertas".
Ante las advertencias sirias de responder con dureza al ataque aéreo que marca el ingreso abierto de Israel en la guerra siria, el premier israelí Benjamín Netanyahu envió un mensaje secreto al presidente Al Assad. En esa misiva Netanyahu pretende aclarar a Assad que "Israel no desea intervenir en la guerra civil en Siria". Según publica el diario israelí Yediot Ajaronot, en el mensaje a Damasco se especifica que el objetivo no fue su régimen sino las bases del grupo chiita proiraní Hezbollah en Siria, que almacenaba armas iraníes.
El gobierno sirio de Al Assad colabora desde hace tiempo con Irán en el suministro de armas iraníes a la milicia libanesa Hezbollah y ahora cuenta con el apoyo de la organización proiraní en los combates entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes islamitas sirios, que llevan dos años luchando por el poder.
Sin embargo, la carta no logró el objetivo deseado. Todo lo contrario: Al Assad ordenó el despliegue de baterías de misiles para responder de forma inmediata si Israel ataca de nuevo. Asimismo, podria permitir ahora a milicias palestinas atacar desde la frontera siria.
Pese a las declaraciones sirias e iraníes, en la cúpula militar israelí se cree que no estallará una guerra aunque es posible una respuesta minoritaria. Israel desplegó ayer dos baterías defensivas en Safed y Haifa además de cerrar el espacio aéreo en el norte.
Lo que sí prevé Israel es que el eje Siria-Irán-Hezbollah intentará vengarse con un atentado contra turistas o embajadas israelíes en el mundo. Algo parecido a lo que sucedió con el atentado contra un micro de turistas israelíes en Bulgaria, que acabó con la muerte de cinco israelíes y un búlgaro. Las embajadas israelíes elevaron sus medidas de seguridad.
En una señal de que no cree que estalle una guerra en los próximos días, Netanyahu viajó ayer a China y sigue sin pronunciarse sobre el ataque atribuido a su fuerza aérea. Si los pronósticos apuntasen a un grave deterioro de la situación, no estaría esta semana en China por muy importante que sea ese país en dos temas vitales para Israel: el proyecto nuclear iraní y la situación Siria.
Al Assad se encuentra en una encerrona. Por un lado, si lanza una represalia militar contra Israel, la réplica del Estado hebreo será tan demoledora y masiva que podría implicar la ruptura de la actual paridad entre su ejército y los rebeldes islamitas que lo tienen jaqueado, lo cual implicaría su fin. Por otra parte, si no responde, su suerte también parece estar echada. Con esa peligrosa idea parece estar jugando el aventurero Netanyahu.
Ninguno de los escenarios que se perfilan hoy para Siria beneficia a Israel. "La elección es entre el infierno y el averno", resume Nahum Barnea, analista del diario Yedioth Ahronot. El clan de Al Assad es un viejo enemigo pero ha mantenido la frontera en paz desde 1973 y su posible sucesión es tan incierta que asusta. El miedo a que los islamistas ocupen su lugar tiene a la inteligencia dividida. Si colapsa el régimen de Damasco caerá con él el eje Hezbollah-Irán. Si llegan los afines a Al Qaeda, los ataques podrían revivir, sobre todo en las alturas del Golán.
Sin embargo, la prensa israelí afirma que el gobierno de Nentanyahu está anunciando que tiene pruebas del uso de armas químicas por parte de las tropas sirias –cuando en realidad hay evidencias sobre el uso de armas químicas por parte de los rebeldes que apoyan a EE UU, Turquía y Arabia Saudita, entre otros– y Netanyahu está azuzando el miedo para ver cómo reacciona Washington y ver si cumple sus promesas. No lo haría, indican editoriales en los diarios Haaretz o el Jerusalem Post, pensando en Siria, sino en Irán. Obama se comprometió a impedir que logre una bomba nuclear. "Es una prueba piloto para ver qué está dispuesto a hacer EE UU", apunta el lúcido periodista Gideon Levy en Haaretz.
Como señala el periodista británico Robert Fisk en el diario The Independent, "todo vuelve al más infantil de todos los lugares comunes: que Estados Unidos e Israel temen que las armas químicas "caigan en manos peligrosas". Tienen miedo, en otras palabras, de que esas armas vayan a dar al arsenal de esos mismos rebeldes, en especial islámicos, a los que Washington, Londres, París, Qatar y Arabia Saudita dan respaldo. Y si esas son las "manos peligrosas", es de suponerse que las armas del arsenal de Al Assad están en "buenas manos". Así ocurrió con las armas químicas de Saddam Hussein –que eran de fabricación estadounidense–, hasta que se le ocurrió usarlas contra los kurdos.
Ahora sabemos que ha habido tres incidentes específicos en los que supuestamente se ha usado gas sarín en Siria: en Alepo, cuando ambos bandos se acusaron (de hecho, los videos provenían de la televisión estatal siria); en Homs, al parecer en muy pequeña escala, y en las afueras de Damasco. Y, si bien la Casa Blanca parece haberlo pasado por alto, tres niños refugiados sirios fueron llevados a un hospital en la ciudad de Trípoli, en el norte de Líbano, con quemaduras profundas y dolorosas.
Lo más concrteto es que la ex fiscal Carla del Ponte, miembro de la comisión internacional auspiciada por Naciones Unidas para investigar las violaciones de Derechos Humanos cometidas en Siria, declaró recientemente que la ONU dispone de datos sobre un posible uso de armas químicas, pero no por parte del gobierno sino de la oposición siria. Además, fue más que evidente la falta de reacción de la ONU sobre la denuncia del gobierno sirio de un supuesto ataque con el uso de armas químicas llevado a cabo por grupos paramilitares de la oposición el pasado 19 de marzo en la localidad de Han al-Asal.
Diario Tiempo Argentino
07-MAYO-2013