El emirato petrolero será anfitrión de un importante cónclave internacional atravesado por las tensiones en África y el mundo árabe.
Al menos 65 países árabes y africanos asistirán
Walter Goobar
a la tercera cumbre que se celebrará entre el 18 y el 20 de noviembre en Kuwait, el emirato petrolero que en 1991 desencadenó la primera guerra del Golfo cuando fue invadido por el Irak de Saddam Hussein.
La Cumbre Afro-Árabe fue llevada a cabo por primera vez en marzo de 1977 con la participación de 60 países en la capital egipcia de El Cairo. La segunda fue organizada en la ciudad libia de Sirte en el año 2010 con la participación de 66 países. Desde entonces, el mapa regional ha cambiado: Libia fue invadida y el coronel Mohammar Khadafi fue derrocado, mientras que en Egipto, la primavera árabe fue ahogada a sangre y fuego y el gobierno democráticamente electo de Mohamed Morsi fue derrocado por un golpe cívico-militar que hoy hace peligrar su presencia en la próxima Cumbre ya que ese país fue suspendido de la Unión Africana.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Egipto, Bedr Abdulati, dijo que la decisión de la Unión Africana relativa a suspender la membresía de Egipto no afectará la participación de ese país en la Cumbre Afro-Árabe.
Abdulati, en su declaración ofrecida a la Agencia Anadolu, recalcó que Egipto acudirá a la Tercera Cumbre Afro-Árabe en Kuwait. Abdulati remarcó que la cumbre no es una actividad de la Unión Africana: “No se puede pensar la ausencia de Egipto, padre fundador de la reunión afro-árabe”, agregó.
Hasta hace poco, la primavera árabe era una realidad. Pero la ferocidad de la represión en Siria ha producido el mismo efecto que la invasión estadounidense en Irak: la penetración y creciente influencia de los grupos yihadistas sunnitas y la deriva militar sectaria. El golpe de Estado de Al-Sisi en Egipto, por su parte, ha reactivado la guerra en el Sinaí. Y el caos libio, con la aspersión de armas en toda la región, ha tenido un efecto dominó en Mali, Argelia y Túnez.
Lo que no se puede negar es que, como antaño, esta reactivación de la ultraderecha islamista sólo beneficia a los que apuestan por impedir la normalización democrática del mundo árabe.
El miedo, la cólera y la confrontación atravesarán las sesiones de la Cumbre.
La anterior Cumbre, que se llevó a cabo en Liba bajo el gobierno de Khadafi, terminó con el lanzamiento de una “asociación estratégica”, con un plan de acción para fortalecer la cooperación política y económica entre África y el mundo árabe.
Este plan se articula en torno de cuatro áreas: política, paz y seguridad, intercambios económicos, agricultura y seguridad alimentaria y cooperación sociocultural. La estrategia de asociación preveía, entre otras cosas, fortalecer la cooperación en el sector financiero, comercial y de desarrollo y promover la inversión y el comercio entre los países africanos y árabes.
En la pasada cumbre, Jean Ping, presidente de la Comisión de la Unión Africana, pidió a los países ricos árabes que invirtieran más en África para ayudar al continente a salir de la "marginalización económica".
"Los estados hermanos árabes tienen grandes reservas de ahorro, recursos financieros considerables y una inmensa capacidad de inversión. Podemos hacernos complementarios", señaló Ping, recordando que la proximidad geográfica entre los países africanos y árabes, supone una "ventaja real". Para convencer a los árabes de invertir en África Ping se preguntó ¿por qué nuestra cooperación todavía no está a la altura de nuestras ambiciones?", recordando que África es un mercado de 1.000 millones de personas y posee las riquezas mineras más grandes del mundo.
La nueva estrategia afro-árabe tiene como objetivo mejorar la gobernabilidad y el clima de negocios para permitir a los países africanos y árabes reforzar sus capacidades económicas. Además, pretende movilizar fondos para los proyectos tanto nacionales como afro-árabes y armonizar las leyes de inversión en las dos regiones.Miradas al sur
03-NOV-2013