Uno de los grandes eventos del cónclave de ricos y poderosos reunidos en Davos fue una simulación de 75 minutos para experimentar en carne propia que siente un refugiado de la guerra Siria
Por Walter Goobar
Ya no es novedad para nadie que la perversión constituye un ingrediente cada vez más importante de la economía y las finanzas neoliberales.
Por eso no es extraño que la perversión haya sido una especie de invitada de honor en la Cumbre de 2500 ricos y poderosos que se dieron cita en Davos, Suiza, para seguir definiendo los destinos de un mundo del que se sienten amos y señores. Con la misma naturalidad con la que se podría haber anunciado un taller de sadomasoquismo, o una sesión de ruleta rusa con un revólver amartillado, uno de los grandes eventos del cónclave de ricos y poderosos reunidos en Davos fue una simulación de 75 minutos para experimentar en carne propia que siente un refugiado de la guerra Siria, que en rigor de verdad es un conflicto inventado y financiado justamente por muchos de los concurrentes al magno evento.
El menú de la simulación incluye detención, ser perseguido por una réplica de milicia armada de fusiles, y ser objeto de los gritos de los trabajadores de las organizaciones humanitarias. Por suerte para los participantes, –entre los que estuvo Bono–, la simulación no incluye un acto de decapitación perpetrado por los combatientes de Al-Qaeda que ahora responden a las órdenes de la monarquía saudita.
Aunque es un hombre curtido por las vejaciones y humillaciones a la que lo tiene sometido su padre, y ha debido superar tragedias como la de tragarse un bigote cuando imitaba a Freddy Mercury en su propia boda, es difícil imaginarse a Mauricio Macri, por ejemplo, poniéndose en la piel de un refugiado sirio. Además, en caso de que el jefe de gobierno de la Ciudad hubiese decidido someterse a esa prueba, es indudable que luego necesitaría dos meses de vacaciones para reponerse de la experiencia. Eso sí, el video de Macri jugando a ser uno de los salvadores del mundo superaría cualquier afiebrada creación de Peter Capusotto y sus videos.
Uno de los colegas de Macri, el alcalde de Londres, Boris Johnson, definió a Davos como "una constelación de egos involucrados en masivas orgías de adulación mutua".
El temario de cada una de las sesiones del foro de Davos estuvo impregnado de la misma impudicia que el juego de la guerra siria: "La remodelación del mundo: consecuencias para la sociedad, la política y los negocios." Esa remodelación es presentada por muchos de los que causaron (o se beneficiaron de) la crisis financiera de 2007-2008.
Algunas eminencias presentes en Davos como el ex presidente del Bundesbank y actual presidente de UBS, Axel Weber, el economista Kenneth Rogoff y el gurú de la publicidad sir Martin Sorrell, tuvieron el descaro de afirmar que Europa es "más fuerte" que hace un año. Sorrell dijo que al Reino Unido y Alemania les va bien, y que es "muy optimista" respecto de Alemania, Polonia y Rusia. Sin embargo está preocupado por Francia, Italia y España. Axel Weber por lo menos admitió que Europa en su conjunto "todavía se siente como una crisis", y que "la economía es demasiado débil para sustentar el tipo de crecimiento en puestos de trabajo que necesitamos para salir de esta crisis".
Los ataques a Rusia fueron debidamente asegurados por el mandamás de fondos de alto riesgo Bill Browder, quien "predijo" que el gobierno de Vladimir Putin se derrumbaría a principios de 2015 si el precio del petróleo cae a 60 dólares por barril. Browder también se sumó al coro de ataques contra los BRICS, que han recrudecido recientemente, según señala el periodista Pepe Escobar en la publicación Digital AsiaTimes-online.
Pese a lo que sostiene las eminencias reunidas en una montaña suiza, el periodista Rafael Poch, corresponsal en Berlín del diario La Vanguardia de Barcelona, desmiente la ansiada salida de la crisis. "En Alemania, gran locomotora de este tren absurdo, la noticia de la semana ha sido el pésimo resultado económico del año 2013: un crecimiento del 0,4% (en 2012 fue del 0,7% y en 2011 del 3%), es decir, rayando la recesión. "El peor resultado desde 2009", según la muy oficial Oficina Federal de Estadística (Destatis), autora del informe. El motivo: los países en recesión de la UE y el enfriamiento de China empujan hacia abajo las exportaciones alemanas."
El prestigioso periodista señala que esa noticia era clara e ineludible, pero los medios de comunicación alemanes, simplemente, le dieron la vuelta: "La economía alemana crecerá con fuerza" (Deutsche Welle), "Perspectivas optimistas para la economía" (Primer canal de televisión). Los tres principales diarios le dedicaron pequeñas gacetillas en portada con titulares que remitían a otros territorios. "Los alemanes ahorran menos y compran más", titulaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Sí, el informe de Destatis menciona un "incremento" del consumo del 0,9%, pero es completamente irrelevante porque el consumo alemán sigue siendo miserable. Ese aspecto podía más que la noticia en sí sobre el resultado de 2013.
Y lo mismo hicieron el Süddeutsche Zeitung ("La economía en inflexión, el Banco Mundial pronostica fuertes crecimientos para los próximos tres años") y Die Welt ("La economía alemana crecerá con fuerza").
Embellecer la situación de la economía alemana –señala Poch desde Berlín–, es aquí tendencia. Una tendencia descarada. Cada día la radio y la tele hablan loas sobre lo bien que va todo en materia de empleo, donde no hay progreso, o en el sector del automóvil, que no lo tiene nada bien para el año que viene.
El discreto crecimiento alemán en 2013, inquietantemente dependiente de las exportaciones tan expuestas a los vaivenes de la coyuntura europea y global, no es muy diferente del de Francia (0,2%), cuya economía tiene una estructura mucho más diversificada. Sin embargo en Francia están convencidos de que el país es un desastre, mientras que en Alemania creen que todo va mucho mejor de lo que es en realidad. La respuesta a esta paradoja es siempre la misma: el aparato de propaganda, los medios de comunicación, en ambos países secuestrados en una incestuosa espiral de corrupción, manipulación y estructural ausencia de toda independencia y pluralismo. La misma energía manipuladora al servicio de la oligarquía que en Alemania se enfoca hacia el embellecimiento, en Francia se dirige hacia el derrotismo.
Un magnífico documental francés explica muy bien esa enfermedad mediática. Sin ella nunca habríamos llegado tan suavemente a la actual involución social y degeneración de la democracia. "Es como si la estafa del casino neoliberal no se hubiera producido. A base de vulgar propaganda manipulada, la tesis de que la crisis se debe al exceso de gasto social se ha consolidado", añade Poch.
Pese a lo que digan en Davos, la Europa del momento es una suma del obtuso egoísmo económico alemán, el timorato seguidismo francés, el profundo conformismo social español con la corrupción y el neocaciquismo posfranquista (más allá de las gesticulaciones), y de la general estupidez imperial-militarista. Mientras tanto, el 95% del aumento de los ingresos registrado en Estados Unidos desde 2009 ha ido a parar al 1% más privilegiado de la sociedad, explicó la directora del FMI, Christine Lagarde. En Europa no es muy diferente. ¿Es esa una receta de estabilidad?
TIEMPO ARGENTINO
28-ENERO-2014