La paramilitarización en México

Un creciente coro de voces desconfía de cualquier acuerdo entre el gobierno mexicano y las Autodefensas de Michoacan. Unos porque temen la paramilitarización de Michoacán, otros porque creen que estas acciones sólo lograrán desbancar a un cártel para imponer a otro.

Por Walter Goobar
El presidente Enrique Peña Nieto empezó a mandar a militares y policías a Michoacán en mayo, tres meses después de que grupos de civiles de la región se alzaran en armas contra el cártel de los Caballeros Templarios, hartos de asesinatos, extorsiones y de que ninguna autoridad garantizara su seguridad.
Pero no fue hasta el 13 de enero, debido a los altos niveles de violencia, cuando el gobierno optó por un despliegue masivo de 10 mil efectivos. Semanas después, Peña Nieto anunciaba un acuerdo para la legalización de las autodefensas –en la mira de los organismos de Derechos Humanos por violar la ley– y un paquete de inversiones millonarias para el desarrollo de la región.
Michoacán es una zona rural con costas sobre el Pacífico y un importante volumen de exportación de productos agrícolas, pero con más de la mitad de su población en la pobreza. Sus montañas también son utilizadas por narcotraficantes para esconder cultivos de marihuana y amapola, y laboratorios de drogas sintéticas.
Un creciente coro de voces desconfía de cualquier acuerdo. Unos porque temen la paramilitarización de Michoacán, otros porque creen que estas acciones sólo lograrán desbancar a un cártel para imponer a otro.
El ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador aseguró que "hay una necesidad de seguridad y mucha gente de buena fe tomó esa decisión de autodefenderse, pero también se indujo por parte del gobierno federal", dijo, indicando que "esa práctica se aplicó en Colombia con muy malos resultados". López Obrador consideró que la estrategia de seguridad implementada es una propuesta del asesor en materia de seguridad, el general colombiano César Naranjo, pero estimó que se le salió de control.
Por su parte, Los Templarios, liderados por el ex maestro de primaria Servando Gómez, alias "La Tuta", acusan a las autodefensas de ser una farsa porque –aseguran– son un instrumento del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Autoridades michoacanas confirmaron esta versión. Luis Hernández Navarro escribe en La Jornada que el 30 de enero la Procuraduría General de la República informó que dos civiles detenidos confesaron que el crimen organizado de Jalisco entregó armas a las autodefensas michoacanas.
Los choques entre ambos cárteles tienen una larga historia. El CJNG declaró públicamente la guerra a los michoacanos. En un comunicado subido a YouTube, los de Jalisco alertan: "Atento aviso: a todos los ciudadanos de Guerrero y Michoacán se les comunica que ya estamos en sus estados para limpiarlos de lacras. El problema es con la organización que se hace llamar Los Caballeros Templarios."
¿Quiénes son las autodefensas michoacanas? Se trata de grupos de civiles armados que combaten militarmente a Los Templarios. Según el médico José Manuel Mireles, "somos pueblo, somos miles, somos un Consejo de Autodefensas Unidas de Michoacán, formado por empresarios, campesinos, presidentes municipales, huerteros, limoneros, estudiantes, padres de familia, etcétera". Son una confederación de grupos locales, autónomos entre sí, que tienen sus propios mandos militares y se coordinan a nivel regional. Mantienen relaciones estrechas con sectores productivos y poderes municipales. Están integradas por, al menos, 10 mil hombres, en su mayoría con la complexión física apropiada para los enfrentamientos.
Sus voceros afirman que se financian con las ganancias de la explotación de los ranchos abandonados por Los Templarios, o con lo que han dejado de pagar a sus extorsionadores. Sin embargo, en muchos lugares son los ricos quienes sostienen al ejército irregular y hasta les pagan a sus peones para salir a patrullar. Las mineras trasnacionales subvencionan el movimiento.
Las autodefensas están armadas mayoritariamente con AK-47, R-15, M2 y fusiles de asalto, armas difíciles de adquirir. Han demostrado que saben utilizarlas, tienen chalecos antibalas, uniformes, equipos de radiocomunicación y camionetas blindadas. ¿De dónde proviene su armamento? Dicen que, en un primer momento, de sus equipos de caza y, con el paso del tiempo, de Los Templarios muertos o huidos.
A lo largo del conflicto, el Ejército y la Policía Federal han proporcionado cobertura a las operaciones militares de las autodefensas. Los Templarios denunciaron esta complicidad por varios medios, mientras organizaban cercos carreteros, acciones de estrangulamiento económico y emboscadas, y advirtieron a Peña Nieto: "Es muy riesgoso estar echando a pelear al pueblo contra el pueblo y apoyar al cártel de Jalisco disfrazado de comunitarios."
Pasear por la plaza de Apatzingán (Michoacán), el bastión del cártel de Los Caballeros Templarios, era una utopía para los grupos de autodefensa que hace casi un año se levantaron contra los narcos. Pero este fin de semana se hizo realidad, aunque en un ambiente muy tenso y entre fuertes medidas de seguridad. "Vamos a trabajar hasta que Apatzingán quede limpio", dijo uno de los fundadores de las autodefensas, Hipólito Mora. La escena era el resultado del primer operativo conjunto entre autodefensas y federales.
Todo empezó la madrugada del sábado con las redes sociales anunciando "liberación" de este enclave que Los Templarios controlaban de forma absoluta. "Hoy será el cambio", clamaba desde Twitter la cuenta supuestamente "oficial" de las autodefensas, Valor por Michoacán. Decenas de camionetas, con civiles fuertemente armados, rodearon la ciudad para controlar todas las entradas y salidas. Mientras, en el interior, otro grupo –sólo con armas cortas– junto con federales llevaba a cabo redadas, revisiones de casas y detenciones.
La colaboración entre autodefensas y fuerzas tuvo una naturaleza pendular. Los roces con el 51º Batallón de Infantería fueron frecuentes. Los militares detuvieron a pobladores de Buenavista Tomatlán y Aquila (cuando comenzaron a desafiar los intereses de la minera Tenium). En mayo pasado, los de Buenavista retuvieron a un grupo de soldados que había apresado a sus compañeros, y no los soltaron hasta que fueron liberados. En enero, la tropa disparó contra civiles de Antúnez que se negaron a que sus guardianes fueran desarmados.
Los claroscuros del movimiento son evidentes. Muchos michoacanos tomaron las armas para enfrentar a grupos delictivos. Sin embargo, es inocultable el papel del gobierno federal en el auspicio de esos grupos civiles armados. Esta relación pone en duda que sean sólo una expresión autónoma de la voluntad de autodefensa popular. Las autodefensas son parte de una estrategia gubernamental, no resultado de su carencia.
TIEMPO ARGENTINO
11.02.2014