Si se confirma que los supuestos restos de fuselaje de 26 metros pertenecen al avión desaparecido, el único enigma resuelto será que el Boeing 777 no está secuestrado en ningún aeropuerto, sino en el fondo del mar y que las 239 personas a bordo están muertas, con lo cual el caso se asemeja cada vez más al del vuelo 447 de Air France que en 2009 se estrelló en el Océano Atlántico mientras cubría la ruta Río de Janeiro-París.
Por Walter Goobar
Aunque los restos de fuselaje detectados por un satélite que están a la deriva en en aguas del Océano Indico correspondan al vuelo MH370 de Malaysia Airlines –cosa que no ha sido confirmada hasta el cierre de esta edición–, el misterio sobre lo ocurrido a bordo del Boeing 777 seguirá sobrevolando la aviación comercial durante años. Si se confirma que los supuestos restos de fuselaje de 26 metros pertenecen al avión desaparecido, el único enigma resuelto será que el Boeing 777 no está secuestrado en ningún aeropuerto, sino en el fondo del mar y que las 239 personas a bordo están muertas, con lo cual el caso se asemeja cada vez más al del vuelo 447 de Air France que en 2009 se estrelló en el Océano Atlántico mientras cubría la ruta Río de Janeiro-París. En aquel caso, se tardó 15 días en encontrar los restos, y dos años en rescatar las cajas negras que sólo emiten señales durante 30 días.
La normativa actual obliga a que los ULD (Underwater Locator Device, Localizador Subacuático) que llevan las cajas negras estén certificados para emitir señales de radio a 37,5 kilohercios durante 30 días para ser encontrados. Esas características se demostraron totalmente insuficientes en el caso del vuelo 447 de Air France que se estrelló el 1 de junio de 2009 en el Atlántico sur. Sus cajas negras fueron recuperadas el 2 de abril de 2011, 23 meses después del accidente, a unos 4.000 metros de profundidad.
Tras ese siniestro, la Oficina de Investigación y Análisis de la Aviación Civil francesa (BEA) recomendó tanto a la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI, una agencia de la ONU) como a la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) que se aumentase a 90 días el tiempo durante el que el ULD debe transmitir y que la señal se emita a 8,8 kilohercios, lo que permite que se puedan localizar señales a más de 6.000 metros de profundidad. Pero la avaricia de las empresas pudo más y las modificaciones no se implementaron todavía. Las autoridades australianas han definido un área de búsqueda de 23.000 kilómetros cuadrados, con lo que pueden tardar más de dos meses (67 días) en peinar toda la zona para dar con las cajas negras.
Hasta que no se encuentren las cajas negras será imposible determinar las razones por las que la persona que estaba al mando del avión desconectó los principales sistema de comunicación del Boeing 777-200 y descendió hasta los 5.000 pies de altura. Fue una entre las muchas acciones que uno o ambos pilotos, voluntariamente o de forma forzada, realizaron para eludir los radares comerciales y evitar que se conociera hacia dónde se dirigían.
Miradas al Sur
23-MARZO-2014