Los fabricantes de misiles Tomahawk brindan con champán y tienen buenos motivos para ello desde que el Pentágono advirtió que la guerra contra el Estado Islámico en Siria e Irak durará años, y desde que el presidente y Nobel de la Paz, Barack Obama, perjuró que no enviará fuerzas terrestres estadounidenses.
Brindis con misiles de los señores de la guerra