Jihad en Argentina

Si el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires (17 de marzo de 1992) fue una respuesta al asesinato por parte de Israel del líder máximo de Hezbollah, jeque Abbas Mussawi, su esposa y su hijo de cinco años, la voladura de la AMIA (18 de julio de 1994) fue una represalia por un raid aéreo israelí (2 de junio de 1994) contra una base de Hezbollah en el Líbano, que dejó un saldo de entre 26 y 46 milicianos muertos.

Por Walter Goobar
    Detrás de cada atentado terrorista hay un mensaje cifrado dirigido al destinatario del ataque. La tarea de los especialistas en terrorismo consiste en descifrar pacientemente ese mensaje codificado. Diversos expertos -entre los que se cuenta Martin Kramer, director del Centro Moshe Dayan para Estudios del Medio Oriente de Tel Aviv-, consideran que el ataque contra la AMIA marcó un importante cambio en la táctica del fundamentalismo islámico: Con la elección de un blanco judío en lugar de uno israelí, el terrorismo islámico envió -junto con la Trafic blanca- un inequívoco mensaje sobre su decisión de convertir a las comunidades judías en el mundo -y en Argentina en particular- en rehenes o escudos humanos frente a los ataques de Israel.
   Si el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires (17 de marzo de 1992) fue una respuesta al asesinato por parte de Israel del líder máximo de Hezbollah, jeque Abbas Mussawi, su esposa y su hijo de cinco años, la voladura de la AMIA (18 de julio de 1994) fue una represalia por un raid aéreo israelí (2 de junio de 1994) contra una base de Hezbollah en el Líbano, que dejó un saldo de entre 26 y 46 milicianos muertos y fue calificado por los analistas militares como el peor incidente registrado en la zona en los últimos siete años.
   En la guerra sin cuartel que Israel y sus enemigos libran trasponiendo permanentemente nuevos límites de violencia, el atentado contra la AMIA constituyó una violación a los códigos morales que impone el Corán para la Jihad (Guerra Santa). Esto explica porqué no fue reivindicado formalmente, sin embargo, desde ese momento todos los expertos en el tema coincidieron en que podía convertirse en el primero en una larga lista de ataques en los que las comunidades judías serán usadas como rehenes y escudos humanos.
   Aunque Israel no negocia con el terrorismo ni siquiera en los casos de toma de rehenes, pero para las organizaciones terroristas los ataques contra instituciones judías plantean ciertas ventajas ya que Israel no realiza acciones de represalia cuando los blancos de los atentados son judíos de la diáspora.
  No es necesaria la información de inteligencia, sino que basta con una dosis promedio de inteligencia neuronal para prever que el asesinato del líder de la Jihad Islámica, Fathi Shakaki puede provocar un tercer atentado en la Argentina. Las razones son evidentes:
 1) El 5 de noviembre de 1994 uno de los dirigentes de la Jihad Islámica palestina declaró en Gaza: "Nos gustaría recordarles (a Israel, EEUU, Gran Bretaña y Francia) que las bombas en la Argentina son solamente un tipo de acciones de la Jihad Islámica. Vamos a continuar con este tipo de acciones. En rigor, es nuestra principal estrategia".
 2) Desde finales de 1991 operan en la Argentina células semiclandestinas de la Jihad Islámica para la Reconstrucción. El responsable del grupo en el país está vinculado a los Guardias Revolucionarios iraníes.
 3) En Argentina operan otras dos "fundaciones" que bajo la cobertura de brindar socorro y asistencia a los musulmanes necesitados, financian la implantación de células terroristas y realizan actividades de infiltración en las organizaciones islámicas sunitas. Una de esas dos organizaciones es la que ofreció una recompensa para quien asesine al escritor Salman Rushdie.
 Más allá de las alertas puntuales, el peligro de un tercer atentado es real e inminente, no sólo hasta el próximo martes sino hasta que se detenga a los autores de los dos ataques anteriores. Pero lo que multiplica la sensación de inseguridad es que los encargados de estos temas actúan más preocupados por su seguridad laboral que por la seguridad nacional.
Diario Página/12
9-NOV-1995