Causa Justa fue el nombre con el que el gobierno de Estados Unidos bautizó la invasión de Panamá iniciada el 20 de diciembre de 1989 con la excusa de derrocar y capturar al general Manuel Antonio Noriega, un militar nacionalista que osó desafiar a EEUU y a George Bush padre.
Walter Goobar
Causa Justa fue el nombre con el que el gobierno de Estados Unidos bautizó la invasión de Panamá iniciada el 20 de diciembre de 1989 con la excusa de derrocar y capturar al general Manuel Antonio Noriega, un militar nacionalista que osó desafiar a EEUU y a George Bush padre.
A Noriega -que había sido un colaborador a sueldo de la CIA y la DEA- se le montaron causas por narcotráfico para justificar -con su captura-, la invasión de un país -aquel donde estaba alojada la tenebrosa Escuela de las Américas, apodada “Escuela de Dictadores”, ya que por sus aulas pasaron la mayoría de los uniformados que protagonizaron golpes de Estado en casi todos los países del continente ubicados al sur del Rio Grande. La verdadera causa de la invasión no fue la captura de un hombre sino el intento de posponer la devolución del Canal de Panamá, que estaba bajo control estadounidense y debía volver a manos panameñas según marcaban los acuerdos Carter-Torrijos de 1977 y desmantelar las Fuerzas de Defensa, una milicia de 12 mil hombres bajo las órdenes de Noriega que enfrentaron una ofensiva de 26 mil estadounidenses. El operativo fue una cacería humana para localizar a Noriega pero dejo un saldo de entre 2500 y 3000 panameños muertos en los ataques indiscriminados contra la barriada de El Chorrillo que fue bombardeada hasta no dejar piedra sobre piedra. Salvo aquellos que sobrevivimos a la invasión, pocos recuerdan la imagen de un Noriega engrillado y enfundado en un uniforme naranja de presidiario cuando fue trasladado a EEUU. Allí fue juzgado y condenado por alguien que continúa en la portada de los diarios: Thomas Griessa, el juez de los fondos buitres.
Miradas al Sur
05 de Abril de 2015