Entre los 24 patrocinadores del Mundial de Brasil 2014, la FIFA recaudó 1.400 millones de dólares.
Walter Goobar
Los gigantes del petróleo, las farmacéuticas, el complejo militar-industrial y todo el entramado de bancos, fondos de inversión que forman la cara visible del capital especulativo, mantienen relaciones estrechas con los gobiernos para engrasar –por medio de coimas–, la máquina de lucro. El menú de opciones abarca el uso de todas las medidas, incluidos los sobornos y la intimidación y hasta las amenazas de guerras para captar nuevos mercados a precios rentables. Significa arriesgarse con todo tipo de actividad ilegal –desde el lavado de dinero de drogas ilícitas en los bancos, hasta la provisión de armas– para mantener las ganancias. Eso es el capitalismo.
¿Por qué debería sorprendernos que una megacorporación como la FIFA pueda hacer lo mismo?
De hecho, los torneos de la FIFA traen miles de millones de dólares.
Entre los 24 patrocinadores del Mundial de Brasil 2014, la FIFA recaudó 1.400 millones de dólares. Y los países anfitriones atraen a cientos de miles de turistas. La Copa Mundial de Fútbol es incluso más grande que los Juegos Olímpicos y que el Super Bowl de la Liga Nacional de Fútbol de EE.UU.
Nadie duda de que la FIFA permitió alguna construcción cuestionable en Brasil y algunas obras mortales en Qatar –donde 1.200 inmigrantes mal pagados, prácticamente trabajadores esclavos, han muerto en el trabajo desde 2010–, pero nada de esto parece ser lo que puso en marcha la investigación del Departamento de Justicia de EE.UU.
¿No será que EE.UU. dio el visto bueno a la investigación cuando perdió frente a Qatar por el Mundial 2022? ¿Es para castigar a Rusia –que será sede del Mundial 2018– como parte de la ofensiva de Ucrania?
En Estados Unidos hay bandas mucho más peligrosas que la FIFA: están los enormes bancos transnacionales cuyas especulaciones exacerbaron el colapso financiero de 2008, y cuyos ejecutivos se han ganado el nuevo término de “banksters”. Las compañías farmacéuticas que utilizan artimañas para extender sus patentes. Fabricantes de armas que emplean a generales retirados para torcer brazos. O los Departamentos de Policía que de costa a costa arrestan, matan y ocupan las comunidades basados en el racismo.
Pero lo más sorprendente de la investigación norteamericana es que se concentra en los receptores de los sobornos, pero rodea de un piadoso manto de anonimato a quienes pagaron las multimillonarias coimas. Supongamos que en el caso de los dos mundiales haya responsabilidad de los respectivos Estados, pero en el caso de las copas latinoamericanas es evidente que la plata para los sobornos provino de los bolsillos de los sponsors, que en su mayoría son transnacionales de origen norteamericano. Mientras la japonesa Sony y la Aerolínea de los Emiratos ya se han retirado de la lista de auspiciantes, Adidas, Nike, Visa, Coca-Cola, McDonald’s, Budweisser y Hyundai/Kia actúan como si nada hubiera pasado.
Desde luego, el aspecto primordial es el dinero. Sin las grandes cantidades que los patrocinadores invierten, simplemente la FIFA no existiría como la conocemos y tampoco veríamos presupuestos multimillonarios para la organización de los campeonatos mundiales, aseguran los especialistas.
De acuerdo con la firma de investigación de marketing Repucom, en su reporte “Futbol mundial”, durante Sudáfrica 2010 se generaron alrededor de 4.000 millones de dólares de beneficio para los patrocinadores, de los cuales 907 millones se generaron sólo en la final.
Es indudable que el pliego de acusaciones de la Fiscalía norteamericana trata con relativa benevolencia a los aportantes de las coimas: se señala a una firma de equipamiento deportivo, que no nombra, de haber pagado 160 millones de dólares durante 10 años por ser la marca de la selección nacional de Brasil. Se trata de Nike que emitió un comunicado en el que aseguraba que la compañía “cree en el juego limpio, tanto en el deporte como en el negocio, y se opone totalmente a cualquier forma de manipulación o soborno”.
En definitiva, se trata de elegir entre la ética y los negocios. Por eso, de momento, colosos como Coca-Cola o Adidas, apenas van más allá de reclamar “mayor transparencia” y mostrar su “preocupación”. “Inquietos”, se dicen en McDonald’s. “Extremadamente preocupados” elevan (un peldaño) la alarma desde Hyundai. Entre todos los sponsors de larga duración (Emirates Airlines, Adidas, Coca-Cola, Hyundai, Sony y Visa) dejaron en las arcas de la FIFA, sólo en 2014, 177 millones de dólares, ampliamente por encima de los 150 millones que a lo largo de dos décadas se llevaron los nueve directivos corruptos que ahora están detenidos, a los que esta semana se sumó el “arrepentido” argentino Alejandro Burzaco. El ex CEO de Torneos y socio del Grupo Clarín parece dispuesto a ceder una parte del botín y vender a sus cómplices a cambio de una reducción de pena.
¿Qué papel jugaron los bancos?
Aún está por determinar. Ninguna entidad ha sido acusada de nada, por el momento, pero el pliego de acusaciones de la Fiscalía de Nueva York cita a una docena de entidades, informa Reuters. “Parte de nuestra investigación se centrará en el papel de las instituciones financieras para determinar si conocían el hecho de que estaban ayudando a lavar los pagos recibidos por sobornos”, aseguró un representante de la fiscalía en una rueda de prensa. “Es demasiado pronto para asegurar si hubo conductas problemáticas, pero será parte de nuestra investigación”, añadió.
Entre los bancos citados están JPMorgan, Chase, Citigroup, Bank of America, Barclays, HSBC, y Republic Bank.
Miradas al Sur
14-JUN-2015