Manual de Fugas

Martín Lanatta, su hermano Cristian y Víctor Schillaci tienen que haber hecho un buen arreglo con los “candados” -que es como se denomina en el argot tumbero a los hombres que trabajan en el servicio penitenciario., para que después de una fallida fuga del penal de Sierra Chica en 2013, hubiera determinado que los separaran de Penal, pero no, los trasladaran juntos a General Alvear.

Walter Goobar
En la cárcel, todo se compra y todo se vende: un permiso, una salida transitoria, un traslado de celda, de pabellón o a la enfermerí e incluso las fugas son moneda corriente. Los abogados “sacapresos” le piden fortunas a sus clientespara negociar con los jueces una condicional, una transitoria o la libertad definitiva. Es un negocio macabro que todos conocen pero nadie admite.
Otros arreglos, más turbios, se suelen negociar en una casona del barrio de Constitución, que es donde tiene su sede la mutual del Servicio Penitenciario.
Martín Lanatta, su hermano Cristian y Víctor Schillaci tienen que haber hecho un buen arreglo con los “candados” -que es como se denomina en el argot tumbero a los hombres que trabajan en el servicio penitenciario., para que después de una fallida fuga del penal de Sierra Chica en 2013, hubiera determinado que los separaran de
Penal, pero no, los trasladaran juntos a General Alvear.
Con un pasado en el servicio penitenciario, el ministro de Justicia de Daniel Scioli, Ricardo Casal fue quien autorizó el ingreso de cámaras de televisión y periodistas en media docena de oportunidades para que el condenado a perpetua, Martin Lanatta se convirtiera en la primerísima figura de la denuncia contra Anibal Fernández. Hacía falta una locación para el rodaje y se eligió el panellón sanitario, que habitualmente es el más idóneo para una fuga verdadera o fraguada.
Lo cierto es que desde la emisión del programa y hasta que se concretó el escape, los tres reclusos –aquejados de alguna dolencia inconfesable-, permanecieron alojados en el “all inclusive”, para no ser molestados con pedidos de autógrafos y selfis.
No se sabe si fue la proximidad de las fiestas, el levantamiento del cepo al dólar o la catarata de decretos de necesidad y urgencia, lo que despertó nuevamente un irreprimible ansia de libertad en los tres condenados. Tal vez fueron las tres cosas a la vez.
De todos modos, la fuga involucra una logística demasiado buena para ser cierta. Lanatta fue protagonista de una maniobra política, con operadores políticos de la talla de Elisa Carrió y el objetivo fue descalificar al candidato a gobernador del FpV. Todo eso fue muy obvio, muy evidente.
La fuga estaba tan cantada que Mario Luis Vitette Sellanes, el uruguayo que ideó el "robo del siglo" al banco Río de Acassuso en 2006, anticipó el miércoles 23 en twiter que se avecinaba un "conflicto grave" en el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Vitete fue huésped de ese mismo penal de máxima seguridad, hasta que fue expulsado al Uruguay en mayo de 2013.
El miércoles 23, movió su cuenta de Twitter para comentar detalles que "una alta fuente del Servicio Penitenciario Bonarense" le había susurrado.
El disparador fue un mensaje que escribió el miércoles 23, a las 10.28 de la mañana. "Faa, pobre @mariuvidal como le dejo @danielscioli el Servicio Penitenciario Bonaerense no tiene ni comida. PRÓXIMO CONFLICTO GRAVE, acordate".
Apenas unos minutos más tarde, a las 10.40, agregó: "A lo CFK... "después no digan que no les avise" atenta mirada a las Cárceles Bonaerenses @mariuvidal". Mensajes que una vez concretada la fuga del cierran con una de las tantas hipótesis que se manejan y que habla de una "zona liberada" por parte de personal del SPB para permitir la huida.
El cambio de gobierno vino aparejado con una noticia que alarmó a la vieja guardia penitenciaria. La creación de al menos 5 nuevos complejos penitenciarios y una cuasi privatización del servicio puso en alerta a los “candados”. Bastaría investigar los movimientos patrimoniales y hacer un entrecruzamiento de llamadas de los últimos cuatro meses para obtener respuestas certeras sobre
cuanto se pagó y quienes vendieron la fuga.
Al guión sólo les faltó la lima en el pan dulce, porque hubo un guardacárcel testigo de Jehová que no usaba armas, una pistola de madera y de juguete y un autito que no arrancaba en la puerta del penal. ¿Quién puede creer semejante trama?
Peor aún: el Fiat, con los tres evadidos y el guardia de apellido Dos Santos, se habrían dirigido hasta Villa Belgrano, barrio ubicado a metros de la Unidad. La hora de salida fue las 2:32. Ya en pleno barrio, los tres descendieron del rodado dejando en su interior al guardia.
Evidentemente, los hermanos Lanatta no son los hermanos Ganzua, pero son los perejiles sin cerebro que describió su abogado Roberto Casorla Yalet o son los maquiavélicos psicópatas asesinos que perpetraron el triple crímen de General Rodriguez? ¿Por qué está tan seguro ese letrado que no tienen la inteligencia suficiente para mantenerse prófugos?
Ahora hay que ver qué pasa con estas personas, si están fugadas o si los fugaron, si están fuera del país o no, o si aparecen abatidos en un supuesto enfrentamiento, un tiroteo. De esta última forma cerrarían un círculo y mantendrían la imputación en abstracto sobre la denuncia original y deslindándose de toda responsabilidad los que pudieron haber orquestado todo esto. Los Lanatta y Scillacci podrían hablar sobre aquella maniobra política. Los silencian para que no puedan hablar. Peor aún ¿y si jamás aparecen.
30/12/15