La argentina Susana Malcorra es una de las candidatas favoritas al cargo de Secretario General de Naciones Unidas. Pero su búsqueda de apoyos y su trayectoria no es todo lo limpia que cabría desear
Walter Goobar
Buenos Aires
Para El Confidencial, de España
"No sé cómo hizo una ingeniera electrónica para tener semejante cintura política, se lo pregunté con sentido del humor". Con esta frase, el Papa Francisco se refería a la Ministra de Exteriores argentina, Susana Malcorra, sobre quien, con más ironía jesuítica que ingenuidad, agregó el Pontífice: "Debe haber aprendido en las Naciones Unidas". Una abierta alusión a sus aspiraciones a suceder al surcoreano Ban Ki-Moon como Secretario General de la ONU, pese a que arrecian sobre ella graves acusaciones: entre otras, haber encubierto un escándalo de pedofilia protagonizado por Cascos Azules de la ONU contra niños refugiados de la República Centroafricana, cuando Malcorra se desempeñaba como Jefa de Gabinete de Ban Ki-Moon.
Mucho menos eclesiástico es el juicio de la influyente revista norteamericana Foreign Policy de hace un par de semanas, que bajo el título “Argentina pacta con el Diablo”, fulmina a la canciller Malcorra por su pendulante política frente a la crisis venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro. Aunque parezca extraño, la candidatura de Malcorra a la ONU y el coqueteo de la canciller argentina con Caracas están intimamente ligados: la publicación estadounidense señala que el presidente Mauricio Macri , que era visualizado por Washington como "un nuevo apoyo para la oposición venezolana, está bajando el tono, abandonando sus principios a cambio de un triunfo diplomático", que consiste en convertir a Malcorra en la primera mujer que presida la ONU.
Desde antes de llegar al poder, hace ya seis largos meses, el nuevo presidente argentino Mauricio Macri ofrecía pocas dudas sobre cuál sería su posición frente a la crisis venezolana. La postura de Macri era tan dura que se vio obligado a retractarse de algunas de sus promesas de campaña sobre el tema, cuando sus asesores más cercanos le susurraron al oído que eran inviables. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo con la arquitecta de la nueva política exterior argentina, la canciller Susana Malcorra. En una conferencia organizada esta semana por el influyente Instituto Argentino de Relaciones Internacionales (IARI), se pronunció contra un ultimátum a Maduro y dio una definición clave sobre su posición ante Venezuela. Dijo sobre un referéndum revocatorio que “cuanto antes mejor, y si se pudiera convocar este año sería bueno”. Pero advirtió: “Cuidado con poner fechas límite porque mi experiencia es que las 'red lines' [líneas rojas] terminan mal”.
El periodista Martín Granovsky, del diario Página 12, consultó a Malcorra por la política hacia Venezuela, y la canciller hizo malabarismos retóricos para disimular que apuesta por conseguir el voto venezolano para su candidatura: “No sé por qué pero algunos creen que la aplicación de la Carta Democrática en el caso de Venezuela es una bala de plata que resuelve todo”, dijo la canciller, en velada alusión a Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que no logró imponer su posición en ninguna de las últimas sesiones del organismo.
El presidente Macri suele pedir en público que el referéndum revocatorio se produzca este año, pero al parecer no ha dado instrucciones en ese sentido a la Cancillería, porque en la OEA la delegación argentina viene jugando un papel componedor que se ha exacerbado desde que México y Costa Rica presentaron sendas rivales a la candidatura de Malcorra. Fue entonces cuando el voto venezolano se convirtió en una tabla de salvación para las aspiraciones de ésta. La diplomática argentina -que compite contra otros nueve candidatos-, necesita el respaldo pleno de América Latina, y confiaba que el apoyo de México sería decisivo a nivel continental. Pero hace un mes, Enrique Peña Nieto optó por la mexicana Alicia Bárcena Ibarra, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (Cepal) desde 2008.
El pacto con Venezuela
La otra mujer que podría opacar el horizonte de la diplomática argentina es la costarricense Christiana Figueres, que acaba de poner fin a su gestión como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde estará formalmente hasta el 6 de julio, cuando la reemplace la mexicana Patricia Espinosa, ex canciller de su país. El prestigio de Figueres se ha elevado por haber sacado adelante el acuerdo internacional en la lucha contra el cambio climático que surgió de la llamada Conferencia de París.
¿Por qué depende tanto Malcorra del apoyo venezolano? Porque no contaba con la irrupción de las otras dos mujeres (y cualquier candidato queda en mejor posición si se convierte en el único de una región), y porque Venezuela ocupa un estrado en el Consejo de Seguridad y podría operar para conseguir los decisivos votos de dos miembros permanentes del organismo: China y Rusia, que mantienen fluidas relaciones con Caracas. Según Foreign Policy, desde abril Malcorra ha mantenido una serie de reuniones con su homóloga venezolana y con el propio presidente Nicolas Maduro. De acuerdo con el veterano periodista del Miami Herald Casto Ocando y otras fuentes, Malcorra habría sellado un pacto con el sucesor de Hugo Chávez: Venezuela hará todo lo que esté a su alcance para promover la candidatura de Malcorra en la ONU, a cambio de que Argentina bloquee las iniciativas de la OEA para imponer sanciones a Caracas.
Las mismas fuentes indican que la visita del ex presidente del gobierno español José Luis Rodriguez Zapatero al encarcelado opositor Leopoldo López, fue una iniciativa de Malcorra: Zapatero le habría propuesto a López distanciarse del pedido de referendo revocatorio inmediato a cambio de convertir su detención en arresto domiciliario. Pero López abortó la maniobra de Malcorra y Rodríguez Zapatero con un furibundo tuit.
A pesar de la cintura política que exhibe, este no ha sido el único revés de la ingeniera civil que aspira a regir los destinos de la ONU: Malcorra afronta una catarata de acusaciones por encubrir violaciones de niños en África perpetradas por los Cascos Azules de la ONU. Además del lapidario veredicto de tres jueces independientes que analizaron el caso, la organización mundial Aids-Free World ha filtrado un intercambio de mails internos de la ONU entre la canciller, el encargado de la Oficina de Ética Joan Dubinsky y la Secretaria General Adjunta de Servicios de Supervisión Interna Carman LaPointe, donde estudian cómo hacer frente y disminuir el impacto por las acusaciones del funcionario sueco Anders Kompass, el primero en denunciar públicamente los abusos.
El intento de encubrimiento alcanza un nivel maquiavélico -Laponte dice que “no quiere que este tema se debata en ningún foro interno, por su contenido políticamente sensible”, mientras que Dubinsky sugiere hablar en privado con Kompass-, y Malcorra cierra el intercambio virtual diciendo que se siente “muy incómoda” cuando le comentan que habían recibido una llamada de parte de funcionarios de Suiza por este tema. “Es evidente que no querían que el tema trascendiera”, dice una fuente del mundo diplomático. Si Macri no le hubiese regalado una salida digna ofreciéndole el Ministerio de Exteriores, es probable que Malcorra se hubiera visto obligada a renunciar como consecuencia del escándalo.
Una elección reñida
Este año se preveía una suerte de "pacto de caballeros" a la hora de seleccionar al próximo Secretario General: los candidatos debían provenir solamente de la región a la cual le tocaba su turno, en este caso de Europa del Este. Pero la irrupción de candidatos del resto de Europa y de Oceanía cambió las reglas del juego, y ese fue uno de los motivos que alentó a la argentina a lanzarse al ruedo. También se cree que la próxima persona en ocupar el cargo será una mujer.
Nueve candidatos -cuatro mujeres y cinco hombres-, la mayoría europeos, se han postulado. Cuatro de ellos han sido mandatarios de sus países. Malcorra aspiraba a ser la décima candidata y la única de América Latina. Pero esa ilusión chocó con la dura realidad.
La gran favorita hasta el momento ha sido la búlgara Irina Bokova, 63 años, directora general de la Unesco. Más allá de sus títulos -fue legisladora y canciller-, Bokova reune tres atributos que la colocaron al tope de la lista: es mujer, proviene de un país de Europa del Este y contaría con el visto bueno de Moscú. La lista de candidatas mujeres la completan Nathalia German, 47, de Moldavia, ex canciller y viceprimer ministra; Vesna Pusic, 63, croata, conocida por su progresismo a ultranza y su defensa de la integración europea y los derechos de los homosexuales, y Helen Clark, antigua primera ministra de Nueva Zelanda y única candidata de Oceanía.
La canciller argentina enfrenta una feroz contienda. Para ser elegida, deberá conseguir el guiño de dos presidentes: Barack Obama, de Estados Unidos, y Vladimir Putin, de Rusia, los dos países más poderosos de los cinco con poder de veto en el Consejo de Seguridad, que propondrá un candidato a la Asamblea General, que luego votará para decidir quien resulta elegido. "La decisión va a ser entre Obama y Putin, y se acabó", explica a El Confidencial una alta fuente diplomática de América latina en la ONU.
Si bien Malcorra representa a América Latina, que -igual que Europa del Este- parece gozar esta vez de preferencia, el hecho de ser argentina podría ponerla en dificultades con el Reino Unido, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con derecho a veto. Aunque su reciente paso por Londres parece haber limado esos resquemores derivados de la cuestión de las Malvinas. El proceso de selección se extenderá hasta octubre. La práctica ha sido que el Consejo de Seguridad presente sólo un candidato a la Asamblea General, pero este año, en el que la elección se ha salido del guión del pasado, no se descarta que los cinco miembros permanentes permitan que más de una persona sea sometida al voto de todos los países miembros.
El Confidencial
11.07.2016
http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-07-11/luces-sombras-susana-malcorra-argentina-mujer-secretaria-general-naciones-unidas_1229590/