El Día Después, presentado por Magdalena, profundizó en los testimonios de seis sobrevivientes de centros de detención clandestinos. Y el ciclo .doc entrevistó a tres generales clave de la dictadura.
EL MIERCOLES, A LAS 23, COINCIDIERON DOS DOCUMENTALES SOBRE LA DICTADURA
LUIS MARIA HERMIDA
Apenas seis testimonios le bastó al grupo encabezado por Magdalena Ruiz Guiñazú, e integrado por Walter Goobar y Silvia Di Florio, entre otros, para generar un documental impecable. Por contundente, por económico en sus recursos expresivos y por colocarse, sus autores, claramente por detrás del material específico del documental. Esto último, que puede parecer una obviedad, y que constituye la regla número 1 de la especialidad, no siempre termina de ser entendido por algunos que le hincan el diente al género (tampoco es el caso de .doc). El día después, que se vio el miércoles a las 23 por el 13, reunió los testimonios de cinco ex detenidos en centros de detención clandestinos durante el proceso militar y un sexto de la hija de una desaparecida. Los seis, en su momento, declararon en el juicio contra las juntas militares. Así planteado, el tema no parecería sugerir más que una vuelta sobre algo que ya se vio de una u otra manera. Sin embargo, regla número 2 del género, el equipo involucrado en este proyecto (el mismo que el año pasado hizo El día del juicio) fue capaz de encontrar una nueva mirada al asunto. Una mirada hecha de imágenes sin sofisticación. Seca, contundente, lacerante. Porque cuando lo que se dice tiene valor por sí mismo, lo único que hay que hacer con la cámara es prenderla y hacer foco. Y El día después no es más (ni menos) que eso: una cámara-testigo. Testigo de historias de vida después del horror. uillermo Fernández y Claudio Tamburrini lograron huir del centro clandestino Mansión Seré, pelados y desnudos, descolgándose por una ventana. El abogado Osvaldo Acosta fue protagonista de una historia surrealista. Estando detenido en El Olimpo fue convocado por sus propios captores para ser juez instructor de una controversia interna por un botín de guerra. Susana Sastre sobrevivió al centro de exterminio cordobés de La Perla y recordó que, junto con una pareja de secuestrados, fue llevado un papagayo que duró allí bastante tiempo más que sus dueños. Jacobo Timerman recordó su paso por varios centros (sobreviví a propósito para no darles el gusto). Y María Verónica Lara fue una niña que a los 8 años vio cómo se llevaban para siempre a su madre. Excepto la de Timerman, que murió poco después de dar este testimonio, hoy sus vidas continúan. Sólo ellos saben a qué costo.
CLARIN 18-12-99