buscar
videos
Entrevista a W. Goobar en el Noticiero de Telefé
Trailer documental sobre Estela Carlotto
Mujeres, según Galeano
Rmtrevista en Canal Metro
Emtrevista en Canal Metro
ESTELA: Documental de S. Di Florio y W. Goonar

UN PRESIDENTE DE PELICULA

Bush & Fahrenheit 9/11

“¿Acaso fue un sueño?”, se pregunta la voz de Michael Moore al comienzo de Fahrenheit 9/11, mientras las imágenes de archivo recuerdan la manera turbia y fraudulenta con que George W. Bush (hijo) llegó hace casi cuatro años a la presidencia de los Estados Unidos. Durante las dos horas siguientes, la conclusión a la que arriba la película es que se trató en realidad de la peor de las pesadillas.

Por Walter Goobar, desde Buenos Aires
¿Por qué no te vas a buscar un trabajo de verdad?”, le preguntó irónico George W. Bush hace unos años, cuando era gobernador de Texas, al periodista Michael Moore. El cineasta tomó al pie de la letra la sugerencia y hoy Moore se ha convertido en el opositor más importante de Bush, el único que puede enviar nuevamente a este megalómano alcohólico rehabilitado al lugar que nunca debió abandonar: el estado de Texas.
“¿Acaso fue un sueño?”, se pregunta la voz de Michael Moore al comienzo de Fahrenheit 9/11, mientras las imágenes de archivo recuerdan la manera turbia y fraudulenta con que George W. Bush (hijo) llegó hace casi cuatro años a la presidencia de los Estados Unidos. Durante las dos horas siguientes, la conclusión a la que arriba la película es que se trató en realidad de la peor de las pesadillas.
¿La película? El título juega con la obra de Ray Bradbury Fahrenheit 451, sobre un futuro Estado totalitario. Moore quiere hacer comprender al pueblo estadunidense por qué la administración de Bush Jr. es la más corrupta, insensible y peligrosa que haya llegado a la Casa Blanca.


Lo primero que expone Moore es de qué manera la cadena Fox, manejada por gente del entorno más cercano de Bush, logró imponerlo en las elecciones del 2000 con un triunfo mediático antes que democrático.
Lo que sigue es todavía más grave: el director muestra la falsificación de un documento oficial del Ejército en el que se ha tachado el nombre de James R. Bath, un compañero de filas del entonces joven George Bush, que años más tarde hizo de intermediario entre la familia del presidente y la de Salem Bin Laden. Su cooperación desembocó en transacciones financieras de millones de dólares. De ahí, se dice, salían los fondos para sostener las deficitarias empresas de Bush.
El siguiente tema es el del comportamiento de Bush la mañana del 11-S, sentado en un colegio infantil de Florida mientras recibe la noticia del primer impacto de un avión en una de las torres. Moore muestra material fílmico inédito en el que se ve cómo el presidente pone cara de circunstancia y permanece sentado, hasta que le avisan del segundo impacto.
Un cronómetro en una esquina de la pantalla muestra cómo transcurren los siete interminables minutos mientras el presidente sigue leyendo Mi mascota la cabra, sin saber qué hacer hasta que sus asesores se lo indican. Es un documento gráfico increíble y, a la vez, insólito. “La grabación se hizo en este colegio y nadie hasta el momento la había reclamado”. Moore se acomoda la gorra de béisbol y se pregunta; “¿Se habrá preguntando Bush si debería haber tomado en serio los informes que la CIA le había girado un mes antes indicando que Al-Qaeda planeaba ataques con aviones contra los EU o simplemente estaba tan asustado que se paralizó?”.
En lugar de reciclar por enésima vez las imágenes de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas, Moore retrata la tragedia con un cuidado montaje de sonido y efectos visuales. En lugar de asistir al colapso de los edificios, el espectador escucha los sonidos del horror sobre una pantalla en blanco seguida por el llanto de gente horrorizada que mira a un cielo ennegrecido por el polvo y el humo.
La documentación aparece en pantalla. Directamente relacionado con esto se revela otro hecho crucial. En los días siguientes al ataque de las Torres Gemelas, la Casa Blanca proporcionó un salvoconducto especial a 24 miembros de la familia Bin Laden que residían en EU, para que abandonaran el país con destino a Arabia Saudita. Las autoridades de control aéreo, la policía y los servicios secretos tuvieron que acatar la orden. Un miembro del FBI asegura ante la cámara de Moore que lo indicado hubiera sido interrogar a estas personas. De manera simultanea comenzaba la caza de brujas sobre todos los ciudadanos estadunidenses de origen musulmán.
La investigación de Moore también desnuda las relaciones del vicepresidente Dick Cheney con contratistas talibanes, con quienes formó una empresa llamada Unocal, que terminó construyendo un oleoducto en Afganistán, con la bendición del presidente afgano Hamid Karzaim, cuya ocupación anterior había sido en los Estados Unidos... como asesor de Unocal. Hay también testimonios que afirman que Osama bin Laden nunca fue buscado realmente en Afganistán y que la administración Bush decidió en cambio desviar la atención hacia Saddam Hussein, para justificar la invasión a Irak.
En uno de los videos que Moore exhibe por primera vez en Fahrenheit 9/11, se ve a George W. Bush preparándose para una aparición televisiva matinal en la que anunciará al país su decisión de llevar alos EEUU a la guerra en Irak. Está sentado en su escritorio del Salón Oval mientras una maquilladora le emplova la nariz. El hombre que va a llevar a su país a la guerra comienza a hacer muecas y morisquetas a la cámara como las que haría un adolescente aburrido frente al espejo de una peluquería. Ni el republicano más fanático y retrógrada podría imaginarse a Franklin Roosevelt comportándose de esa manera 30 segundos antes de anunciar que el país acaba de entrar en guerra.
La película sigue con testimonios sobre la Guerra de Irak, en donde tres reporteros conviven con las tropas americanas, para Moore. En este tramo del filme, y utilizando material de camarógrafos free-lance e imágenes grabadas sin duda por los propios soldados estadounidenses en Bagdad, Fahrenheit 9/11 muestra las primeras imágenes en movimiento de saqueos militares a las viviendas civiles en la ciudad y de humillaciones sexuales a los prisioneros iraquíes, que hasta ahora sólo se habían conocido en fotos.
Con la complicidad de periodistas extranjeros, camarógrafos independientes y trabajadores de medios norteamericanos, Moore accede a imágenes de la guerra que hasta ahora habían sido ocultadas al público. Fahrenheit 9/11, muestra a norteamericanos y civiles iraquíes igualados por la carnicería inútil y la sangre derramada. Se ven los más de 4,000 heridos y mutilados que los EU esconden en las ascépticas salas de los hospitales militares. Los jóvenes veteranos no se callan nada: hablan del dolor, de la morfina y de la traición: “Yo fui republicano durante muchos años y no comprendo cómo pueden haber manejado esta guerra de una manera tan deshonesta," dice un soldado con aire inocente.
También aparecen imágenes de malos tratos a iraquíes en plena calle por parte de las tropas de la coalición. Bush se refirió a las fotos sobre torturas como propias de unos soldados que tenían “una personalidad débil”. Esta afirmación indignó a Moore: “Bush desprecia a los soldados, éste es el peor modo de tratarlos. Es el antimilitarista número 1 de EU.”
La película, hecha con un humor incisivo e imágenes y testimonios inéditos, analiza sin piedad los discursos del presidente de EU y los contrapone a imágenes o testimonios que contradicen sus dichos.
Según afirma Moore en el filme, "en la cumbre del cinismo, la Administración Bush cantó victoria, preparando la baja de los sueldos militares y la disminución de las coberturas sociales de los soldados". El humor negro de Moore está presente en la cinta cuando armado de un altavoz, invita a los legisladores a leer la Ley Patriótica —que limitaba los derechos civiles— y que acaban de firmar sin conocer en detalle. El realizador pregunta a los legisladores "¿por qué tan pocos miembros del Congreso —en realidad sólo uno— tiene sus hijos en Irak? ¿Usted mandaría a los suyos a combatir?", insiste, mientras los representantes del pueblo se alejan sin responder.
Con ironía, Moore agradeció a sus actores: “... olvidé dar las gracias por su trabajo a Bush, al vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney y al secretario de defensa Donald Rumsfeld. Especialmente a la escena de amor entre Rumsfeld y Cheney que me hizo soltar lágrimas”, dice socarronamente la única persona que verdaderamente le pelea la próxima presidencia a George W. Bush.

Diario Milenio de México
Mayo 31, 2004
 
 

libros
El tercer atentado
El caso de los dos atentados perpetrados en la Argentina, combina muchos de los temas más candentes de nuestra historia reciente: terrorismo internacional y terrorismo de Estado, espionaje, asesinatos políticos...
Osama Bin Laden El banquero del terror
Los mitos y las historias verdaderas sobre Osama Bin Laden se arremolinan en la imaginación de millones de seres humanos como el humo de las Torres Gemelas...
Copyright 2011 -- Todos los derechos reservados