Mahmud Ahmadineyad

La fé en Ala y el plutonio

Enjuto y de sonrisa tímida, poco se sabe sobre el ideario político de Mahmud Ahmadineyad.

Por Walter Goobar
Alá y su fiel ayatolá Jomeini lo han querido así, pero la población iraní también: el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad se ha ganado el favor del 62 por ciento de los iraníes y ha desmantelado el poder de los reformistas que habían comenzado por tomar la presidencia en 1997, y más tarde el Parlamento en 2000. Sólo la presidencia les faltaba a los ultraconservadores , pero ahora ya la conquistaron y reinan en todos los ámbitos de un régimen hasta que hasta este momento estaba dividido en diferentes centros de poder.
El guía supremo, Ali Jamenei, padrino directo de Ahmadineyad, está en primera línea, y de ahora en adelante es directamente responsable de la situación. Esto hace presagiar días sombríos para los reformistas que gobernaban hasta hace poco y, en general, para todos los opositores. También las mujeres tienen motivos para preocuparse.
En un primer esbozo de sus intenciones, ha dicho que su "misión es crear un modelo de sociedad moderna, avanzada, poderosa e islámica", que sirva de símbolo y ejemplo para los países musulmanes de cómo se debe ejercer la democracia.” Sin embargo, las dificultades de Irán provienen principalmente de la naturaleza dual del régimen, al mismo tiempo democrático y teocrático. Mientras no se resuelva esta paradoja, cualquier régimen tendrá dificultades.
En agosto, cuando el ex alcalde de Teherán y presidente  electo  asuma el poder, será el primer mandatario de Irán en 24 años que no es clérigo. De todas formas, Ahmadineyad es un inquebrantable partidario del supremo líder, el ayatolá Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en temas de Estado en el sistema iraní de gobierno clerical.
Enjuto y de sonrisa tímida, poco se sabe sobre el ideario político de Mahmud Ahmadineyad.
Según la biografía que aparece en su página de Internet, Ahmadineyad se jacta de ser uno de los miembros fundadores de la asociación estudiantil que asaltó, en 1979, la embajada estadounidense en Teherán, lo que supuso la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países hasta hoy.
El 4 de noviembre de aquel año un grupo de estudiantes, seguidores del fundador de la República Islámica de Irán, el ayatolá Ruhola Jomeini, entró en la Embajada de EEUU en Teherán y retuvo como rehenes, durante 444 días, a 52 ciudadanos de ese país.
Cinco de los 52 estadounidenses que fueron secuestrados por un grupo de estudiantes iraníes poco después de la revolución de Jomeini, y retenidos durante 14 meses, aseguraron a la agencia AP que el nuevo presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, fue uno de sus secuestradores.
Los cinco rehenes se mostraron convencidos tras ver imágenes en televisión que Ahmadineyad participó en el secuestro, producido el 4 de noviembre de 1979 como respuesta a la negativa de la Administración de Jimmy Carter a entregar a Irán al dictador derrocado ese mismo año, el sha Mohamed Reza Pahlavi, un viejo aliado de EE.UU., conocido por su brutalidad y prácticas de tortura. Tras su larga detención los 52 rehenes fueron puestos en libertad sin muertos o heridos.
Quienes creen que hay razones para temerle, recuerdan sus vínculos militaristas. Revolucionario de la primera hora, Ahmadineyad se encontraba en la Universidad Politécnica de Teherán estudiando ingeniería cuando estalló la guerra con Irak en 1980 y no tardó en alistarse en el cuerpo de operaciones especiales de los Guardianes de la Revolución, un grupo cuyos miembros son más fanáticos defensores del régimen jomeinista y se proponen exportar la revolución islámica. Como oficial de ese cuerpo, también entrenó a voluntarios para una milicia de defensa de la revolución que imponía su ley en las calles de Teherán.
Pero hay un dato más escalofriante : Ahmadineyad  puede haber estado implicado en una matanza de opositores ocurrida en Viena en 1989.  La oposición iraní afirma que  Ahmadineyad, suministró las armas usadas por los asesinos de tres líderes Kurdos en la capital austríaca. En aquel entonces Ahmadineyad 'supervisaba el comando de operaciones en el extranjero'de los Guardianes de la Revolución
Pero su imagen de ultraconservador no es sólo fruto de esus presuntos  vínculoscon el terrorismo. el presidente electo de Irán pertenece a una nueva derecha ideológica que, a diferencia de la primera generación revolucionaria, Actualmente es miembro de la ultraderechista 'Asociación de Ingenieros' y miembro del comité central de la 'Sociedad de Devotos de la Revolución Islámica, de marcada tendencia reaccionaria. También es miembro de la 'Oficina para el Refuerzo de la Unidad', una de las asociaciones más conservadoras del país. Además, sus declaraciones a lo largo de la campaña electoral han subrayado ese extremismo.
El propio Mahmud Ahmadineyad ha reconocido que es fundamentalista, que interpreta el término como "defensor de los valores islámicos y revolucionarios". Y es precisamente ese retorno a los fundamentos originales de la revolución y al espíritu de Jomeini, lo que le ha asegurado tanto el apoyo de los sectores populares como como el rechazo de las élites intelectuales y económicas. Sus promesas de repartir los beneficios del petróleo entre todos los iraníes son un buen ejemplo de ese doble efecto.
"Estados Unidos rompió sus relaciones con Irán para presionarnos. Si ahora desean restablecerlas es por el mismo motivo. No deseamos unas relaciones impuestas", aseguró en una conferencia de prensa antes de los comicios. Sin embargo, tras depositar su voto, su lenguaje fue más conciliador: "Queremos una relación cercana con todos los países del mundo que no nos miren como enemigos".
"Soy un pequeño servidor de Alá", declara. Ahmadineyad.  Además de fervoroso de Alá en grado extremo, es devoto también del plutonio, porque en su caso lo espiritual no quita la fe en el poder convincente del arma nuclear, cuyos planes, que habían quedado congelados, quiere desenterrar.
El espinoso tema del enriquecimiento de uranio
ha sido motivo de vaivenes en las relaciones con la Unión Europea:: "Irán no renunciará a su derecho [de adquirir tecnología nuclear] bajo presiones imperialistas", pero también ha reiterado la postura oficial de que las armas nucleares "no son compatibles ni con la cultura iraní ni con las creencias islámicas".
Sin dudas, el mundo árabe vive un resurgimiento islámico, más atribuible a la política agresiva de los EEUU, que a los méritos propios del integrismo. Hace unos meses, un instituto norteamericano realizó un sondeo en Turquía y el 97% de los encuestados eligió el iraní, en tanto que el 90% citó a Estados Unidos como el país más odiado
No obstante, y aunque las relaciones bilaterales mejoraron durante la presidencia de Jatamí, los mayoritariamente suníta Arabia Saudíta, Jordania o Egipto temen la influencia de Teherán en Irak, donde los chiítas han alcanzado el poder por primera vez gracias a la intervención estadounidense.
El mundo árabe también recela de un Irán nuclear, una aspiración que si bien negada por los responsables iraníes consolidaría su supremacía regional.
Respecto a la democracia sus declaraciones han sido aún más contradictorias. Por un lado dijo: "No hicimos la revolución para tener una democracia"-, pero también ha afirmado que en el sistema democrático iraní "la libertad va más allá de lo que uno puede imaginar".
Las mujeres temen que Ahmadineyad signifique una vuelta al radicalismo ideológico de los primeros años de la revolución y al estricto respeto al código de vestido impuesto a las mujeres
Sin e embargo, el chador engaña. Esa pieza de tela negra con que se cubren las iraníes piadosas no es un símbolo de sumisión, sino de rebelión. Las chiítas practicantes lo llevan con orgullo y desafío. El problema está en la obligatoriedad de cubrirse que impuso la revolución y que cuestionan otras tantas iraníes, menos piadosas o con una visión más privada de la religión.
Con respecto a este tema, el presidente electo afirmó: "No es cierto que la República Islámica obligue a las mujeres a ponerse el velo; es su elección". Aun así, ha dejado claro que "el país tiene problemas más importantes que el velo" y en su página web afirma que "no hay que tener una actitud sexista, sino privilegiar la capacidad”.
Revista Veintitrés Internacional