Después del primer atentado, representantes del gobierno argentino se reunieron secretamenie con los iraníes en el exterior, prometieron armas y cereales como compensación por el contrato nuclear cancelado por presiones estadounidenses. Hubo por lo menos seis reuniones secretas: cuatro se realizaron en el hotel Bristol, una en el hotel Lutetia y otra en un departamento de la avenida Kleber de París. En dos reuniones que se llevaron a cabo el 2 de febrero de 1993 y en un simbólico 17 de marzo, fecha en que se cumplía un año del atentado a la embajada de Israel, funcionarios argentinos tomaron la lista de pedidos para armar a los musulmanes de Bosnia violando el embargo impuesto por la ONU.
Por Walter Goobar
Algo extraño sucede en la Casa Rosada cada vez que se menciona el tema de las actuales relaciones de la Argentina con Irán. Aduciendo la falta de evidencias judiciales, el Gobierno argentino ha optado por una estrategia diplomática en la que negoció secretamente con Irán tras el primer atentado, lo denunció histéricamente cuando se produjo el segundo -Carlos Menem declaró que existía semiplena prueba contra Irán- y, más tarde, volvió a negociar bajo el pretexto de prevenir un tercer atentado. Una serie de datos hace pensar que existe un secreto celosamente custodiado por tres personas: el presidente Carlos Menem, el canciller Guido Di Tella y el titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), Hugo Anzorreguy:
• Después del primer atentado, representantes del gobierno argentino se reunieron secretamenie con los iraníes en el exterior, prometieron armas y cereales como compensación por el contrato nuclear cancelado por presiones estadounidenses. Hubo por lo menos seis reuniones secretas: cuatro se realizaron en el hotel Bristol, una en el hotel Lutetia y otra en un departamento de la avenida Kleber de París. En dos reuniones que se llevaron a cabo el 2 de febrero de 1993 y en un simbólico 17 de marzo, fecha en que se cumplía un año del atentado a la embajada de Israel, funcionarios argentinos tomaron la lista de pedidos para armar a los musulmanes de Bosnia violando el embargo impuesto por la ONU.
• Después del segundo atentado, y tras la reconciliación de Carlos Menem con el presidente de Siria, Hafez Assad, el gobierno argentino envió al Líbano al subsecretario de inteligencia Rodrigo Toranzo, donde fue recibido por el coronel Michel Rahbani, jefe de la inteligencia siria en el Líbano. La visita argentina de fines de 1994 no preocupó a Hezbollah ni a Irán. "Toranzo podría haber recibido la misma información en Damasco. Hafez Assad busca a cualquier precio que el Departamento de Estado lo excluya de la lista de los países que patrocinan el terrorismo y éste es solamente un gesto sirio hacia la comunidad internacional", comentó un responsable de la seguridad de Hezbollah.
• En la segunda semana de marzo de 1995, fecha en que se cumplía el tercer aniversario del atentado a la embajada de Israel, el canciller Di Tella se entrevistó secretamente con su par iraní, Ali Akbar Velayati durante la Cumbre Social de Copenhague. En esa reunión se discutió la posibilidad de recomponer las relaciones. Para ello, Argentina tendría que pagar un precio demasiado alto: garantizar que la investigación de los dos atentados no comprometa ningún interés iraní.
• En la primera semana de marzo de 1996 Página/12 reveló que Ali Sagahian, el nuevo encargado de Negocios de Irán en la Argentina, pertenece a la falange fundamentalista que propugna "transformar cada embajada iraní en el extranjero en un centro de inteligencia y una base para exportar la revolución". Sólo después de las revelaciones de este diario el gobierno ordenó investigar a Sagahian, pero la Cancillería argentina jamás explicó por qué ni siquiera había requerido un currículum del diplomático.
La política exterior no es ciega, sorda y muda como la Justicia, ni tampoco se guía por las leyes que rigen en los Tribunales. Ni una sobreactuación, que imite la política israelí y la estadounidense, ni una parodia de la postura francesa o alemana -basada en la idea del "diálogo crítico" que, en los hechos, implica acostarse con el enemigo-, podrán evitar un tercer atentado. Sólo cuando se logre dar con los culpables materiales de los dos atentados anteriores y se consiga desarticular sus redes operativas y financieras locales se podrá llevar adelante una política coherente y creíble en el exterior e, inclusive, negociar en otros términos con Irán.
Fuente: Página 12 - Argentina
Fecha : 4/16/96