Armas y drogas

Los mercenarios de Al Kassar

El traficante de armas Monzer Al Kassar y su socio el hermano del presidente de Siria, Rifat el Assad contrataron los servicios de un grupo de mercenarios británicos para intervenir en la sorda lucha de poder que se libra en Siria por el control de las redes del narcotráfico y de la sucesión presidencial.

Por Walter Goobar
El traficante de armas Monzer Al Kassar y su socio el hermano del presidente de Siria, Rifat el Assad contrataron los servicios de un grupo de mercenarios británicos para intervenir en la sorda lucha de poder que se libra en Siria por el control de las redes del narcotráfico y de la sucesión presidencial. La operación de los comandos mercenarios, prevista para el 26 de octubre de 1999, fue abortada a último momento y ante la falta de pago, los soldados de fortuna han comenzado a denunciar a sus clientes.
Desde sus mansiones ubicadas en Marbella, el traficante Monzer Al Kassar junto con su socio y vecino Rifat el Assad controlan la producción de droga en el valle del Bekka, una zona del Líbano que está bajo la protección del ejército sirio. Desde allí la heroína y la marihuana turca y libanesas son embarcadas a Europa desde el puerto de Latakia, ubicado al noroeste de Damasco, Siria. Temiendo la clausura de esa estratégica base de operaciones, Rifat el Assad y Al Kassar idearon un ataque de comandos que terminó en fiasco.
El 10 de octubre pasado, Dean Shelley, un oscuro mercenario británico que es conocido en el submudo de los soldados de fortuna recibió una llamada telefónica en su granja de Heresfordshire. Shelley ha combatido en Zimbabwe y Angola y tiene orden de captura en Colombia por haber entrenado a los paramilitares de ese país, dirige ahora una empresa de mercenarios llamada  “Zonas Grises”. Durante ese primer contacto telefónico, su interlocutor se identificó como "Richard" y le explicó que estaba actuando a nombre de un importante personaje del mundo árabe, le dio un número de teléfono en la república Checa – una de los centros de operaciones de Al Kassar-, y le anticipó que necesitaba reclutar veinte mercenarios.
Al dia siguiente de la llamada, Shelley viajó a Londres para encontrarse con "Richard" en la puerta del Burger King ubicado en Piccadilly. "Le dije que iba en un Porsche rojo o en un Jeep verde, narró el mercenario al Sunday Times de Londres. “Mi contacto fue sumamente puntual y a las 11 en punto salió del restaurante y subió a mi auto." "Richard" resultó ser otro militar británico que estaba trabajando para un supuesto socio de Assad y le explicó que debería alistar un grupo "para una pequeña operación paramilitar en un país extranjero"  que se ejecutaría el 26 de octubre.
Dos días más tarde los dos hombres volvieron a encontrarse, esta vez en un restaurante del Soho. En esa oportunidad el contratista reveló a Shelley que el objetivo era Siria y que la misión de sus mercenarios consistía en lanzar una contraofensiva contra las fuerzas de seguridad sirias que habían rodeado la lujosa residencia de Rifat el Assad en el puerto de Latakia. Monzer y Rifat están asociados en la firma Al Khalid-Al Kassar de Damasco, dedicada a la importación y exportación de armas, explosivos y equipos militares. Monzer controla sociedades similares en Austria, Holanda, Líbano, Siria, Yemen, Marruecos, Bulgaria y Polonia.
El 16 de octubre Sheley y “Richard” viajaron a Marbella para concretar los detalles de la operación y se hospedaron en el hotel Benabola ubicado en el lujosísimo complejo comercial-residencial Gray D Albion. En esa urbanización de la que es dueño Rifat, el mercenario se sentóa esperar nuevas instruciones de su empleador que no tardarían en llegar.
Según Shelley la operación paramilitar resultó ser de mayor envergadura y complejidad que lo que se había planteado inicialmente: "No solo querían que protegieramos la residencia de Rifat, sino que lanzáramos una ofensiva," narró Shelley al Sunday Times.  "Rifat contaba con la complicidad de soldados rasos pero no tenía el apoyo de los oficiales sirios y pretendía que tomaramos por asalto su cuartel en Latakia."
Rifat es un hombre acostumbrado a la violencia:  en 1982 dirigió una brutal represión contra una sublevación fundamentalista en Hamma, donde murieron 20.000 civiles. Sin embargo, ahora quería tomar el cuartel matando solamente a los oficiales para que la tropa se pasara del bando de los mercenarios. "Yo acepté, pero me di cuenta que la operación era mucho más delicada que lo que originalmente nos habían planteado", admite Shelley.
Según el plan de Shelley -aprobado por “Richard”-, dos grupos de seis mercenarios desarmados llegarían por barco desde Chipre a Latakia y que una vez que hubiesen completado la fase de reconocimiento y tomado contacto con los grupos leales a Rifat, desembarcaría el resto del grupo. El ataque sobre el cuartel estaba previsto para el 26 de octubre
Mientras Shelley completaba la planificación militar en Marbella, su esposa, Lindi St Clair, comenzó a reclutar mercenarios provenientes de Sud Africa y de Colombia. Shelley preparó su presupuesto para la operación: necesitaba un adelanto de 10.000 libras para anticipar los gastos de viaje, mientras que cada mercenario cobraría entre 7.500 y 10.000 libras. Cuando solo faltaba que Rifat depositara los fondos en la cuenta bancaria, el jefe de los mercenarios recibió una nueva llamada de “Richard”: la operación había sido cancelada, le dijo.
El mercenario defraudado ahora reclama a Rifat el Asad 3.750 libras por gastos y honorarios. Como el socio de Al Kassar no parece demasiado dispuesto a pagar los gasto ocasionados a los soldados de fortuna, la empresa “Zonas Grises” ha dado a conocer la carta que en tono de amenaza le ha enviado a Rifat: “Hemos sido contactados por periodistas para consultarnos sobre temas relativos a ciertas reuniones a las que asistieron nuestros operativos en Gran Bretaña y España....Nosotros ofrecemos un servicio confidencial a nuestros clientes. Lamentamos que nuestra factura no haya sido pagada y que ni siquiera se haya discutido la eventual indemnización por la cancelación del contrato. Esto nos coloca en una situación delicada. Le enviamos nuevamente la cuenta y esperamos una propuesta de acuerdo a vuelta de correo."


RECUADRO.
Desde 1986 Rifat el Assad intenta derrocar a su hermano Hafez el Assad, quien ha permanecido tres décadas en el poder. “El régimen soy yo”, le grito el presidente a su hermano golpista antes de enviarlo al exilio. Desde entonces, la relación entre los hermanos Assad ha sufrido altibajos, pero se deterioró definitivamente el año pasado cuando el presidente despojó a su hermano del cargo de vicepresidente, que conservaba en su cómodo exilio de Marbella.
Tras la muerte de su primogénito y favorito, Basil, el presidente de Siria nombró heredero a su hijo Bashar, un oftalmólogo de 35 años que en menos de cinco años se ha convertido en coronel y se ha ocupado de las relaciones con el Líbano. Bashar dirigió la semana pasada la ocipación de las propiedades de su tío Rifat en Latakia.
En febrero de este año Assad obtuvo en 99,987 por ciento de los  nueve millones de votantes: sólo votaron contra Asad 219 personas. Después de esa apabullante victoria  decidió eliminar a los dos rivales potenciales de su hijo, Bashar que es el heredero presidencial: el jefe del ejército, general Hikmat Shehabi y su hermano Rifat actuando bajo las órdenes del hijo y heredero presidencial, coronel Basar el Assad, de 34 años abortaron la operación de los mercenarios.

Revista Veintitrés
OCT—29-1999