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LEON ARSLANIAN

“Me voy chocho porque cambié la Policía”

El ministro de Seguridad bonaerense, a punto de dejar su cargo, defiende su gestión. Dice que el peor momento en su cargo fue la desaparición de Julio López y que Blumberg y De Narváez “fracasaron” con su discurso sobre seguridad. Sostiene que a la fuerza funciona, “no hay que toquetearla más”.

Por Walter Goobar
En su elegante estudio jurídico, en un quinto piso que asoma sobre Carlos Pellegrini al 900, el ministro de Seguridad bonaerense, León Carlos Arslanian, admite que en el triple crimen de los policías en la Plata el móvil no fue únicamente pasional y no descarta el componente mafioso. Aunque ha recibido varias amenazas de muerte a lo largo de estos tres años de gestión, dice que su peor momento en el cargo fue el secuestro no resuelto de Jorge Julio López, "por la amenaza que este caso representa para la estabilidad del país". Aunque admite que en algunos casos la Policía todavía funciona como reguladora del delito, se indigna con aquellos que pretenden seguir toqueteándola porque –dice–, "es  una de las pocas instituciones que funcionan bien en la provincia". A punto de dejar una gestión que asumió sabiendo que tendría rédito cero, Arslanian se ofusca cuando le cuestionan las estadísticas oficiales que señalan un descenso de determinados tipos de delito. Para él, la sensación de inseguridad está potenciada y amplificada por los medios de comunicación.
El cine y la música clásica son dos de las pasiones confesables: “Aunque he tenido poco tiempo para el cine, no dejo de ver ninguna de las películas de Woody Allen, mi director preferido”.
–¿Le gustan las policiales?
–Cuando se pueden ver, las veo.
–¿Se ha sentido identificado con alguna?
–¡No¡. Nunca. Para nada. No me gusta demasiado el género porque destila sangre y violencia. Creo que hay demasiada violencia social para seguir inyectando violencia en la sociedad.
–La última parte de la campaña estuvo signada por el triple crimen de los policías en La Plata. A  nadie le cierra el crimen pasional como único móvil.
–Así es. Es muy difícil visualizar un hecho de estas características como la resultante de un hecho pasional. Más aún cuando se produce en el contexto de un proceso electoral. Por eso, en un primer momento pensamos en un mensaje mafioso y no lo descartamos.
–¿Un mensaje de despedida para usted, de bienvenida para el gobernador electo Daniel Scioli o para ambos?
–No me preocupa tanto el destinatario. Yo me estoy despidiendo. Hasta ahora la investigación progresó hasta ahí, pero no descarto que esta circunstancia (la del crimen pasional) haya sido utilizada para montar en ella el mensaje mafioso, es perfectamente posible.
–¿Existe una relación entre este triple crimen y el caso de Julio López?
–No pareciera. Creo que lo de López es muy específico. En ese caso se trata de una acción tendiente a desalentar los juicios contra los  represores y la política de Derechos Humanos impulsada por Kirchner. Eso está claro. En el caso del triple crimen es mucho más abierto: tiene un condimento pasional y la acción de delincuentes que odian a la Policía. Creo que encontraron un desquite, una venganza o algo por el estilo.
–¿El caso López se va a esclarecer?
–El trabajo de la investigación es monumental. Han aparecido vínculos  y relaciones entre grupos dormidos que operaban de una manera aletargada. Creo que esto debería llevar a un esclarecimiento.
–Hace falta más que una expresión de deseos...
–Creo que están dadas las condiciones para el esclarecimiento.
–¿Cuál fue el peor momento de su gestión?
–Probablemente haya sido el secuestro de López. Sentimos amenazada la estabilidad del país. Dificultades, tuvimos a diario. Pero si pretenden atribuirme a mí los fenómenos de delito y de violencia en la provincia de Buenos Aires, se equivocan
–No se queje. Cuando asumió el cargo usted  sabía que se sentaba en una silla eléctrica...
–No, no me quejo, pero me preocupan los diagnósticos equivocados porque si tenemos diagnósticos equivocados vamos a seguir mal. La Policía es insuficiente a la hora de dar seguridad. De lo que se trata es ver cómo resolvemos los problemas de exclusión social, de inequidad social y de violencia. No le pidan a la Policía que resuelva problemas que son de la justicia penal, que tiene problemas en su funcionamiento. No le pidan a la Policía que resuelva los problemas de los miles de menores que están en conflicto con la ley penal. No le pidan a la Policía más de lo que efectivamente puede dar y hacer. Si no enfrentamos ese núcleo de exclusión social, inexorablemente nos vamos a convertir  en Brasil; un país rico con unos índices atroces y una delincuencia enquistada en ámbitos como las favelas. Si no se entiende que el problema de la inseguridad en la provincia de Buenos Aires son los bolsones de exclusión, la extrema miseria y la inequidad, perdemos el tiempo. A la policía van a terminar haciéndole de todo...la van a operar, la van a lobotomizar y van a seguir chocando contra una pared.
–Es un diagnóstico duro...
–No vamos a tener 7.5 muertos por cada 100.000 habitantes, vamos a tener 30, 40 ó 50 como tiene Brasil. Me preocupa, me angustia el diagnóstico. Otro error garrafal es decir que cada provincia  tiene que hacerse cargo de su problema de seguridad: ¡Mentira¡. Este es un problema nacional y el Estado nacional tiene que tener una política criminal.
–Todo el mundo tiene diagnósticos sobre la policía.
–¡Eso es lo que me aterra¡. Desde que asumí este trabajo, tenía en claro que esto era rédito cero, pero como hombre y como ciudadano yo me voy chocho de la vida  porque cambié la Policía. Eso no lo hizo nadie: la envilecieron, la fueron corrompiendo y pudriendo y la pude cambiar y me voy chocho. Ahora, los que crean que pueden decirme que no resolví los problemas de inseguridad en la provincia de Buenos Aires es porque no tienen la más puta idea y quien lo siga sosteniendo y alimentando en el error va a cometer errores gravísimos.
–Nadie tiene tiempo de aprender en ese cargo...
–Con la policía no hay que inventar más nada. No hay que toquetearla más. No hay que hacerle más nada. Está andando perfecto. La policía funciona.
–¿Qué papel juegan los intendentes?
–Es muy importante porque son los primeros que tienen que trabajar con el tema de la inseguridad. Pero para eso tienen que entender que la misión del intendente no es apropiarse de la Policía para usarla como fuerza de choque sino formar  una policía  democrática de un Estado democrático de Derecho.
–¿Está haciendo las valijas?
–Sí. Lo nuestro está concluido.
–¿Siente que la campaña fue dura para usted?
–Sí, porque se tematizó. Se hizo eje en el tema de la seguridad en la provincia de Buenos Aires y además porque dos candidatos tuvieron una estrategia de agresión y ataques personales que siempre incomodan.
–¿A quienes se refiere?
–A Francisco de Narváez y a Juan Carlos Blumberg, pero por fortuna los ideólogos del discurso securitista fracasaron estrepitosamente: perdieron y perdieron mal.
–Usted esgrime las estadísticas y la gente le responde con las vivencias cotidianas.
–Es verdad, pero es muy difícil que haya un punto de encuentro. O renunciamos definitivamente a dar datos, o procuramos mostrar también que hay alguna racionalidad en alguna parte desde donde se puede trabajar el fenómeno del crimen. Respeto mucho el miedo de las personas a ser víctimas de delitos pero en Buenos Aires hay cinco canales de noticias criminales que tematizan sobre el tema de la inseguridad.
–¿Cree que se trata de pura paranoia de la gente?
–No creo que sea paranoia, pero la medida o la intensidad de la difusión influye notablemente en el miedo que puedan tener las personas.
–¿El miedo al delito es un invento mediático?
–No. De ninguna manera.
–De hecho, hoy los delitos son más violentos.
–Es verdad y lo preocupante es que hay muchos menores en el delito. Yo diría que la edad inicial es la niñez. Esto trae complicaciones muy serias porque el menor tiene menos elementos de contención que un adulto.
–¿Se le ha dado poca importancia  al narcotráfico y al crecimiento del paco?
–La cocaína se importa y entra por las fronteras. La provincia de Buenos Aires no tiene fronteras con los países productores. El control del ingreso de la cocaína no es una responsabilidad de la provincia.
–Bueno, pero las cocinas del paco están en la provincia...
–No son tantas las cocinas. Lo que se consume en la provincia es la pasta base estirada y mezclada con una serie de elementos. No hay desatención o desinterés en la persecución de este tipo de delitos, pero hacemos agua por los cuatro costados. Los problemas de delincuencia en la provincia de Buenos Aires no tienen nada que ver con la agencia policial.
–En 2004, cuando asumió el cargo, la Bonaerense era uno de los principales focos del delito y ahora parece ser reguladora de ciertos tipos de delito.
–Creo que se ha progresado sustancialmente. Hubo una depuración interna, controles extraordinarios y reorganización a través de la descentralización. Han cambiado las cosas: hemos dejado 3.000 tipos afuera que antes estaban adentro y que formaban parte de aquel fenómeno llamado la "maldita policía".
–¿Por ejemplo?
–Existen "cupos" en el fenómeno del robo de automotores. Hay lugares en donde el cupo mensual de robos no desciende. Luchamos mucho contra los desarmaderos, pero hemos descubierto que se desarman coches en la ciudad de Buenos Aires y que hay un mercado intensísimo de reventa de repuestos en la calle Warnes.
–¿Está diciendo que hay tanta corrupción en la Federal como en la Bonaerense?
–Yo no hablo de corrupción en la Federal, ni me voy a meter con la Federal pero hago una descripción de un delito que es imposible de parcelar. Creo que hay que tener un tratamiento común.
–¿Le dio algún consejo a Scioli?
–¿Consejos? Yo no tengo consejos para dar. Nadie va a proporcionarle una solución instantánea al problema de la seguridad en la provincia de Buenos Aires porque ponga un jefe de policía o porque aumente los sueldos.
–¿Y si  Scioli eligiera negociar con la Policía?
–Si negocia va a tener un problema más grave. El que negocia tiene la maldita Policía.

“Los que crean que pueden decirme que no resolví los problemas de inseguridad en la provincia de Buenos Aires es porque no tienen la más puta idea”

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