Ahmed Chalab era el favorito del Pentágono para presidir Irak tras la caída de Saddam. Era una especie de Laurence de Arabia de los neoconservadores estadounidenses. Su misión consistia en desnacionalizar el petróleo y subdividir el territorio iraquí entre las petroleras norteamericanas
Por Walter Goobar
Uno de los mejores aliados del Pentágono en Irak, el banquero y estafador que hasta engañó a la CIA Ahmed Chalabi, ha caído en desgracia con sus empleadores luego de que las tropas norteamericanas registraron violentamente su despacho en Bagdad.
Chalabi, era el favorito del Pentágono para presidir Irak tras la caída de Saddam. Era una especie de Laurence de Arabia de los neoconservadores estadounidenses. “Su misión consistia en desnacionalizar el petróleo y subdividir el territorio iraquí entre las petroleras norteamericanas”, afirma James E. Akins, ex embajador estadounidense en Arabia Saudita. Pero uno de sus últimos comentarios, en especial un reciente llamamiento a EE.UU. para que ceda toda la explotación del petróleo al pueblo iraquí y al nuevo Gobierno que se elija tras el traspaso de poder el próximo 30 de junio, lo han enfrentado con la Casa Blanca.
Si eso se pone en relación con el hecho de que, hace tres días, el Pentágono canceló los casi 340.000 dólares que cada mes pagaba a Chalabi, “por suministrar información”, se aclaran algunas cosas. La CIA está convencida de que los datos que pasaban los hombres de Chalabi no servían para nada y que éste se limitaba a “intoxicar”.
La estrella de Chalabi comenzó a eclipsarse después de comprobarse que la información que el CNI había dado sobre las armas de destrucción masiva de Saddam resultó ser falsa. Sin embargo, el ex aliado caído en desgracia insiste que esas armas siguen en Irak y que si no han aparecido “ha sido por la incompetencia de los norteamericanos”.
Tras la suspensión el financiamiento se produce el asalto por tropas estadounidenses y la policía iraquí a las oficinas de este grupo y la residencia de su líder, miembro del consejo de gobierno iraquí. Durante el registro arrancaron de cuajo las conexiones de las computadoras, documentos y hasta un valioso Corán propiedad de Chalabi.
Chalabi es un banquero y matemático de 54 años que preside el Congreso Nacional Iraquí (CNI), una coalición opositora a Saddam creada en 1992 por EEUU. Licenciado en mátemáticas en la Universidad de Chicago y en el prestigiosos Massachussetts Institute of Technology (MIT) donde trabó amistad con varios de los actuales halcones del Pentágono, el aristocrático Chalabi no residía en Irak desde 1956. El amifo y confidente de Washington se reinstaló en Bagdad recién después de la invasión.
Tras el derrocamiento de la monarquía instalada por el imperio británico después de la primera Guerra Mundial, Chalabi se mudó a Jordania, Líbano, Gran Bretaña y EEUU. En 1977 abrió el Petra Bank en Jordania que rápidamente se convirtió en el segundo banco más importante del reino, pero en agosto de 1989 el banco fue intervenido y Chalabi huyó del país llevándose 70 millones de dólares. Posteriormente, fue encontrado culpable de 31 cargos de estafa, malversación de fondos y especulación financiera y fue condenado - en ausencia -, a 22 años de trabajos forzados. Tras la invasión, Washington presionó al rey Abdala de Jordania para que le conmute la pena de cárcel.
Lo curiosos es que Chalabi es un personaje despreciado por el Departamento de Estado y la CIA, a quienes estafó en el manejo de 100 millones de dólares de fondos encubiertos que la CIA invirtió en el CNI y sus aliados kurdos.
“Chalabi es un delincuente bancario”, afirma el ex embajador James E. Akins. “Es un estafador. Sólo está interesado en conseguir dinero y sosopecho que todo ha ido a apara a sus cuentas y las de sus amigos.”
Desde la fundación del CNI, Chalabi ha participado en varias operaciones encubiertas financiads por EEUU contra Saddam. En 1996 envió unos 1.000 combatientes al matadero cuando vaticinó que las tropas iraquíes no combatirían. Pese al fiasco de 1996, Chalabi, logró sobrevivir a las disputas entre las distintas facciones de la coalición.
Fuentes citadas por la televisión estadounidense acusan ahora a Chalabi y su gente de fraude en la operación del cambio de la moneda iraquí. También se manejan otras razones relacionadas con la investigación del escándalo sobre la gestión del programa petróleo por alimentos de la ONU durante los últimos años de la dictadura de Saddam.
Indignado, Chalabi enumeró los destrozos que el registro y acusó a la autoridad ocupante de intentar intimidarlo: "Mi relación con la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) ahora ya no existe", sentenció Chalabi. Y añadió: "Soy el mejor amigo de EEUU en Irak; si la APC juzga necesario dirigir un ataque armado contra mi casa, ustedes pueden imaginar el estado de las relaciones entre la APC y el pueblo iraquí".
Chalabi mencionó la investigación sobre el escándalo de la ONU, que Paul Bremer estaría intentando tapar. El CNI ordenó una auditoría adicional y, al parecer , pretendía que los norteamericanos pagaran su coste: cinco millones de dólares.
El Gobierno norteamericano le ha estado pagando un sueldo de 340.000 dólares al mes. En cuatro años EE.UU. lo ha gratificado con 27 millones de dólares.
La confianza ciega en un individuo perseguido por la Justicia de Jordania se acabó en cuanto EE.UU. recurrió a la ONU en busca de una cierta legitimidad para el nuevo régimen.
El enviado especial de la ONU, Lajdar Brahimi, propuso una nueva estrategia que pasa en primer lugar por prescindir de personajes como Chalabi. Entre otros motivos, porque Brahimi cree que, si se quiere integrar a los sunítas, hay que contar también con lo que fue en tiempos el Partido Baas de Saddam Hussein. Y Chalabi -chiíta, laico y oportunista- basó toda su estrategia en presentarse a sí mismo como la garantía -armada- de que los baasistas nunca volverían a puestos de poder. A condición también de que él controlase el petróleo y los más jugosos negocios.
Estados Unidos no ha podido instalar a Ahmed Chalabi como el próximo líder de Irak a causa de que carece de una base política. Sin embargo, de manera sigilosa los miembros de la familia Chalabi han tomado el control de todas las áreas de la vida política, económica y judicial.
Fue un proceso de dos fases. Primero, como líder de la comisión des-baatificadora, Chalabi purgó a sus rivales del poder. Luego, como director de la Comisión Económica y Financiera del Consejo Gobernante, instaló a sus amigos y aliados en puestos clave: ministro de Petróleo, ministro de Finanzas, ministro de Comercio, gobernador del Banco Central, y más.
Ahora, el sobrino de Chalabi, Salem Chalabi, fue designado por Estados Unidos para encabezar la corte que lleva el juicio de Saddam Hussein. Y una empresa con estrechos lazos con Chalabi se quedó con el contrato para resguardar la infraestructura petrolera de Irak - básicamente una licencia para construir un ejército privado. Ahora EEUU y la ONU deben desmantelar el Estado fantasma de Chalabi a través de un proceso de des- Chalabización a la par del ahora abandonado proceso de des-Baatificación.
Con su sectarismo feudal, sus pistoleros y su sed de negocios, Chalabi terminó dando miedo a sus mentores. Paul Bremer le retiró la palabra. Y las tropas norteamericanas acabaron asaltando la fortaleza militar en la que se había refugiado su partido. Entre otros reproches, Washington le acusa de haberle mentido descaradamente con sus pruebas falsificadas de las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam. La ruptura con Chalabi es prueba de que EE.UU. al fin quiere cambiar de rumbo en Irak. Y lo que son las cosas: EE.UU. pasa ahora a perseguir a tiros a uno de los principales inspiradores de la guerra.
Diario El Independiente de México
21-MAY-04