CARMEN ARGIBAY

“Cuando llegan al poder, muchas mujeres copian actitudes masculinas”

La polémica jueza votó en disidencia contra la anulación del indulto a los represores de la dictadura porque -pese a que quisiera ver a los indultados tras las rejas-, lo considera Cosa Juzgada.

Por Walter Goobar
Dice que no le gustan los deportes pero siempre nada contra la corriente. No lo hace por placer, sino por convicciones ética: "Sino no me podría mirar al espejo", admite  la ministro de la Corte Suprema, Cármen Argibay que suele disentir en los debates internos del máximo tribunal.  La semana pasada, la polémica Argibay votó en disidencia contra la anulación del indulto a los represores de la dictadura porque -pese a que quisiera ver a los indultados tras las rejas-, lo considera Cosa Juzgada. En diálogo con 7 Días, Argibay  despliega a fondo sus razones, también las que la empujaron a decir que el Congreso no tiene facultades para impedir la asunción de un legislador electo, sea quien fuere. "Todo el mundo piensa que decimos esto para beneficiar a Bussi o Patti, pero es para favorecer a las minorías", dice. Argibay tampoco rehuye a la discusión sobre los últimos casos de presunta corrupción o nepotismo en el que han estado involucradas mujeres; "La transparencia y la honestidad no son un tema de género", dice y -aunque evita pronunciarse por Cristina-, confesa que preferiría una candidata mujer a la Presidencia" . "Los hombres ya se equivocaron demasiado", sostiene la magistrada.
--¿Tiene algún hobbie?
--(Se ríe) Si tengo varios. Me encantan los rompecabezas. Tengo una colección de rompecabezas que armo cuando tengo un par de dias libres.
--¿Qué motivos prefiere?
--Los cuadros famosos. Uno de los más difíciles es el de Los Nenúfares de Claude Monet. !Los paisajes son terriblemente difíciles! Y a mi me gustan los difíciles. Los sencillitos que armo en un rato no me gustan.
--¿Qué cantidad de piezas tienen?
--Tengo uno de 4500 piezas y tardo unos 15 días en armarlo.
--¿El placer de los rompecabezas está en terminarlos?
--No, en ir encontrando las piezas.
--¿En la Corte también arma rompecabezas?
--¡Nooo, acá no puedo!. Y en mi casa tampoco tengo mucho tiempo ahora. También leo mucho.
--¿Y qué lee?
--Estoy leyendo "El Retorno a la Barbarie en el Siglo Xxi", de Therese Delpech. También me gustan mucho las novelas policiales inglesas porque tienen mucho sentido del humor.
--¿Qué autores?
--Colin Dexter  ( A lo largo de los canales, Hijas de Cain, Joya perdida, Muerte es mi vecina). Algunos son muy complicados porque tienen algunos trazosd psicologicos que complican bastante. Uno llega a la conclusión que  todos los ingleses  muy revirados, lo que -en realidad-, no es cierto.
--¿Y no le gustan las novelas de abogados y Cortes Supremas como las de John Grisham?
--Grisham me cansa. No es mi ideal de escritura ni de novela.
--Algo de vida al aire libre o de deporte...
--No soy deportista. Nunca fui.
--¿Su deporte es ir en contra de la corriente en fallos como el del indulto?
--(Se ríe). No es mi deporte. Las cosas se dan así, pero no es que yo lo haga por deporte. Trato de contemporizar y acercar posiciones, pero si hay que nadar contra la corriente, no me queda otra.  Pero no me es grato ni divertido.
--¿Puede explicar su voto en disidencia respecto a la anulación del indulto?
--Es una disidencia parcial. Mi disidencia es en el tema de la Cosa Juzgada. Mis colegas la interpretan por el lado de la inconstitucionalidad de los indultos y por lo tanto no pueden dar lugar a una cosa juzgada en firme. Yo estoy de acuerdo en que los indultos son inconstitucionales, pero hace 17 años hubo una decisión de la Corte que dijo que eran constitucionales y eso lo hizo Cosa Juzgada.
--Pero los indulto fueron dados a procesados que no fuieron juzgados.
--Si, pero al haber una decisión judicial, un fallo de la Corte, que pone fin a un expediente, eso es Cosa Juzgada. No se puede juzgar dos veces. Hay un principio constitucional que prohibe el doble juzgamiento.
--Pero, ¿el carácter inconstitucional no va primero que la Cosa Juzgada?
--Si yo tuviera ahora, un decreto de perdón, de indulto de un procesado, yo diría: "esto es iinconstitucional, no lo convalido".Pero hace 17 años hubo otra Corte que dijo que era constitucional y que estaba bien lo que se hizo. Punto. Yo no puedo venir ahora -y como a mi no me gusta lo que hicieron hace 17 años., darlo vuelta. Porque pasado mañana viene otro y dice que lo que hicimos nosotros no le gusta y también lo da vuelta.
--Habiendo estado detenida -sin proceso-, durante la dictadura, me imagino que debe haber vivido este tema como un gran dilema ético.
--Este fallo me costó sangre, sudor y lágrimas, en serio. Me costó mucho afrontar este dilema A nadie le hubiera parecido raro que yo firmara con la mayoría. A todo el mundo le hubiera parecido muy normal, todo el mundo hubiera aplaudido y todo el mundo se hubiera quedado  muy tranquilo porque no pasaba nada. Pero yo, ¿cómo me miraba al espejo al día sigueinte?. Porque sabía que estaba firmando algo que para mi estaba mal. Aunque me duela, aunque no me guste, para mi hay que respetar la Cosa Juzgada. Me encantaría ver al general Riveros en el banquillo de los acusados -porque además lo voy a ver-, porque está acusado por el robo de bebés en Campo de Mayo, pero no por esta causa. En esta no puedo. Me duele, pero ¿qué le voy a hacer?. Lo que no quiero es que a este país le vuelva a pasar esto: que ignoremos la ley y que pongamos nuestros sentimientos personales por arriba de la ley, porque mañana la mano cambia y vienen los que piensan lo contrario y es un juego del nunca acabar.
--Pero entonces ¿están equivocados sus colegas?
--Es una cuestión de interpretación. Yo creo que están equivocados, ellos creen que la equivocada soy yo. Para eso somos varios y no necesitamos pensar siempre igual.
-Usted votó contra la nulidad de los indultos e integró la mayoría a favor de Bussi. ¿Cómo explica este segundo fallo?
-Es un fallo que establece cuáles son las competencias de la Cámara de Diputados para examinar los pliegos de un legislador. No puede negarse a tomarle juramento a un diputado electo por algo que se debió haber estudiado o advertido antes para que no pudiera presentarse como candidato. Lo hubieran impugnado cuando se postuló. Mala suerte si hay equis gente que lo quiere tener de representante. No pueden dejar de tomarle juramento. Bussi, de todos modos, ya no puede asumir porque venció el mandato. Tenemos un sistema de tres poderes en el Estado, es un sistema de contrabalance. Nosotros tenemos que controlar a los otros poderes.
--Su colega, Raúl Zaffaroni dijo que con la derogación del indulto se acaba la impunidad en el Poder Judicial, ¿Comparte esa idea?
--Suponemos que impunidad ya no hay. El problema es a dónde llega la necesidad efectiva del castigo en cabeza de una persona,
para considerar que hay impunidad o no. Estoy de acuerdo con el derecho de las víctimas  a conocer la verdad, de ahí a que lo transformemos en el derecho de las víctimas a obtener el castigo en la cabeza de una persona, es otra cosa. Eso no está en la Constitución ni en las Convenciones. No se le puede pedir a ningún juez que haga eso. Sin pruebas no se puede condenar y tiene que absolver. No hay un derecho al castigo.
--Deme un ejemplo.
--Si el ex almirante Massera no hubiera sido juzgado y condenado y hubiera que juzgarlo ahora, yo no lo podría juzgar ni castigar porque está lelo - en estado vegetativo-, es una planta. La ley no me permite llevarlo a juicio porque ese señor hoy no puede defenderse y -por lo tanto-, no lo puedo condenar. Y las víctimas tienen que entenderlo, porque no hay un derecho al castigo.
--¿Siguió el juicio a Carlos Carrascosa por el asesinato de María Marta García Belsunce?
--No puedo opinar y prefiero no saber, porque podría llegar a tener que actuar.
--Desde sus épocas en la Asociación de Magistradas, usted bregó por una mayor representación de las mujeres en las instituciones ¿Cómo explica ahora que sean las mujeres las que en los últimos días se encuentran involucradas en esccándalos de nepotismo o corrupción?
--La transparencia y la honestidad no son un tema de género, sino que atraviesa a toda la sociedad. Es una situación muy desgraciada que sean dos funcionarias mujeres -Romina Picolotti y Felisa Miceli-, las que estén cuestionadas por falta de transparencia en su gestión. Yo creo que la publicidad y el ruidoi que se ha hecho alrededor, tiene que ver con el hecho de que sean mujeres. Ese es el problema. En rigor de verdad, está como normalizada en la sociedad que cuando un hombre llega a determinados cargos, nombra a su mujer, a su hija o a su nuera. Acá, en la Corte, en cierta época hubo una resolución para que los ministros pudieran nombrar secretarios privados a sus propios hijos. A mi me parece mal.
--Pero, ¿hay una actitud distinta de las mujeres cuando acceden a lugares de poder?
--Yo creo que las mujeres todavía no han tenido suficient ejercicio del poder y -cuando llegan a situaciones de poder-, copian actitudes masculinas porque creen que eso es lo que funciona.
--Pero las pescan más frecuentemente...
--(Se ríe) Será porque tienen menos experiencia. No sé.¡Qué quiere que le diga!. ¡Lo cierto es que se destacan mas!.
--Que Felisa Micelli se convirtiera en ministro de Economía fue un hecho novedoso. No creo que el cuestionamiento hacia ella haya sido machista o sexista.
--No. En todo caso, la base la pusieron ellas. Eso no se diScute.
--Por momentos, pareció que Micelli aprovechaba ciertos rasgos de endeblez o de fragilidad femenina para rechazar las críticas...
--A mi no me pareció que especulaba con su endeblez femenina sino que se trataba de una personalidad que se había encontrado en una situación que le resultaba inmanejable y eso podía ser un hombre o una mujer.  A un hombre le hubiese resultado mucho más manejable, porque hubiera sabido como escapar. Cosa que ha ocurrido muchas veces. De todos modos, se armó como si fuera una cosa monstruosa, como si se tratara de un asesino serial, por lel espacio que se l dedicó en los medios.
--Pero usted creía que las mujeres iban a aportar más honestidad a las instituciones...
--El probblema es que una vez que llegan al cargo se comportan como los hombres. Ese es el problema. Ahí es donde fracasan, porque no somos hombres.
--¿Cómo ve la candidatura de Cristina?
--A mi me parece bien que haya una candidatura de mujer. De ahí, en más, mejor no me meto, porque no debo meterme en política. Yo preferiría una presidenta. Creo que es la hora de las mujeres y creo que los hombres no lo han hecho tan bien. Podrían dejarnos probar. Las mujeres tenemos que convencernos que tenemos que actuar como mujeres.
--¿Qué sería eso?
--Olvidarse de los modelos masculinos. Cuando uno llega a un cargo cree que puede hacer cualquier cosa. Esto no es así. Las mujeres tenemos un concepto distinto del poder: los hombres quieren el poder por el poder, nada más. Las mujeres queremos el poder para hacer.
--En alguna oportunidad se dijo que Cristina estaba enojada con usted por otro fallo en el que votó en disidencia...
--En aquella oportunidad yo dije que si Cristina estaba enojada conmigo era problema de ella, porque a mi nunca me lo dijo. Tampoco sé si era cierto.
--¿Nunca lo aclararon?
--No. No tengo ninguna relación con Cristina.
--Siendo tan contestataria, la relación con los otros poderes,¿le cuesta?
--En general, yo no tengo relación con el Ejecutivo y con el Legislativo, porque esas relaciones las tiene el presidente de la Corte. Tener relaciones con los otros poderes -y que algunas cosas haya que conversarlas-, no significa nada. El problema es mantener la independencia. Lo que no podemos permitir es que los otros poderes vengan a meterse en una causa, pero eso a mí no me pasa. Nadie me ha venido a pedir, nadie me ha venido a decir que tengo que votar de una manera o de otra. A mi no nunca me ocurrió.