Por orden del juez federal de San Martín, Alberto Suáres Araujo, el ex subcomisario quedó detenido, acusado de la desaparición de tres personas durante la dictadura. Fue trasladado al penal de Marcos Paz que comparte con el represor Miguel Etchecolaz.
Por Walter Goobar
El juez federal de San Martín, Alberto Suáres Araujo, decidió el jueves 22 la detención del ex subcomisario Luis Abelardo Patti, en el marco de la causa en la que se investiga la desaparición y el asesinato de Gastón Goncalvez, Carlos Souto y el diputado Diego Muñiz Barreto.
En el momento de las desapariciones, Patti se desempeñaba como oficial subinspector de la Policía bonaerense y prestaba servicios en la comisaría de Escobar.
Por el secuestro y el asesinato del diputado Barreto, el Gobierno nacional, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, había elevado al juez Suáres Araujo el pedido de detención del ex subcomisario (ver recuadro). El magistrado tiene a su cargo la “megacausa” de los crímenes ocurridos en Campo de Mayo y decidió el traslado de Patti al penal de Marcos Paz.
A comienzos de este año, 7 DÍAS reconstruyó la historia de este caso que ahora ha llevado al hombre fuerte de Escobar del banquillo de los acusados a una celda. “Patti está entre los responsables del secuestro y muerte de mi viejo”, dijo a esta revista Manuel Goncalves. Él y su hermano Gastón –el bajista de la banda Los Pericos– son los principales querellantes en esta causa. Manuel –que recuperó su identidad y a su hermano a fines de 1995– era fanático del grupo, antes de enterarse que Gastón era su hermano y desde que se reencontraron han luchado para llevar a juicio a los responsables de la muerte de sus padres. Patti encabezaba la lista, pero la Justicia no parecía dispuesta a ponerle el cascabel al gato: tres juzgados federales se declararon incompetentes.
La primera vez que los hijos de Gastón Goncalves escucharon hablar de Patti fue por un comentario de su abuela Matilde. Ella les dijo que, durante una marcha, una persona que vivía en la zona de Escobar le aseguró: “A Gastón lo mató Patti”. Con el tiempo, a este primer indicio se sumaron testimonios y pruebas judiciales que alcanzaban para arrestar al ex subcomisario.
Desde hace dos años, los hermanos son querellantes en la causa contra Patti y en septiembre de 2005, después de escuchar testigos y analizar pruebas, el fiscal de San Nicolás, Juan Murray, reclamó la detención de seis personas, entre las que está Patti.
Gastón padre fue secuestrado el 24 de marzo de 1976 en Zárate. Dos testigos narraron ante el fiscal que estuvieron detenidos con él en un camión celular ubicado detrás de la comisaría de Escobar, donde Patti cumplía funciones de oficial subinspector. Según el relato de esta pareja, Goncalves les dijo que había sido torturado.
El cadáver de Goncalves y el de otras tres personas fueron dejados el 2 de abril de 1976 en el paraje “El Cazador”, en la ruta 4. Los habían fusilado y después incinerado. Veinte años más tarde, el cuerpo, que estaba enterrado en el cementerio de Escobar, fue identificado.
Antes del secuestro, Goncalves y su mujer, Ana María, habían discutido con Patti a raíz de la organización de un acto en Escobar. “Ya vas a ver lo que te va a pasar. Te voy a hacer matar”, les habría dicho. El 24 de marzo del ’76 cumplió con su palabra.
“Patti era muy conocido. Los compañeros de militancia de nuestro viejo dicen que en la zona se decía mucho: ‘si vas a salir tené cuidado con Patti’. Era casi un chiste, pero por algo lo apodaban ‘el loco Patti’”, señala Manuel.
El fiscal de San Nicolás, Juan Patricio Murray explica que “los testimonios brindados en autos identifican a Luis Abelardo Patti, a la fecha de los hechos oficial subinspector que cumplía funciones en la comisaría de Escobar, como autor de dichas persecuciones y de muchas de las privaciones ilegítimas de libertad, torturas y homicidios que practicaban las Fuerzas Armadas y de seguridad de la zona, incluyendo los requerimientos realizados a empresas radicadas en el lugar de los listados de las comisiones internas para determinar quiénes eran los delegados de base contra los que él y otros grupos represivos luego actuaban”.
Dice a 7 DÍAS Manuel Goncalves: “Lo único que buscamos es esclarecer qué pasó con nuestro padre y que las consecuencias sean de quien las merezca”.
OTROS PROTAGONISTAS. Pero también hay otras causas que tienen al ex intendente como protagonista: una de ellas, la del secuestro de Eduardo Pereyra Rossi y Osvaldo Cambiasso. Los dirigentes peronistas fueron secuestrados el 14 de mayo de 1983 en un bar rosarino. Tres días después se anunció que habían muerto en “un enfrentamiento armado” en Zárate con una comisión del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional Tigre, al mando del oficial inspector Luis Abelardo Patti. Luego se comprobó que fueron torturados y asesinados.
El fiscal Murray da por probado que “los hechos no pudieron haber ocurrido si no era con el conocimiento y bajo las órdenes directas de las altas autoridades militares de la época”.
Murray apunta que “siempre hemos sostenido que los asesinatos fueron parte de una operación de inteligencia para recrear un clima de rebrote subversivo tendiente a condicionar a los sectores políticos, como a la prensa y a la población en general, con determinados temores para conseguir impunidad”.
SóLO CINCO MESES. Durante 1983, Patti estuvo detenido cinco meses por el asesinato de Pereyra Rossi y Cambiasso, pero fue liberado por presiones del ala dura del Ejército.
En ese momento, el general Reynaldo Bignone detentaba el poder. Bignone es el mismo que el 24 de mayo pasado difundió una carta en la que le pide a los jóvenes que retomen las prácticas del terrorismo de Estado: “Qué difícil nos resulta a los que ya no somos y nos quedan pocas fuerzas decirles a estos chicos: ¡Sigan adelante. Terminen lo que no supimos ni pudimos terminar!”.
Esa carta no sólo formaba parte de un pedido de amnistía para militares investigados por los crímenes de la dictadura, sino que también fue el preámbulo de los secuestros de Jorge Julio López y Luis Gerez.
Para los Goncalves, “Patti es un tipo hábil que tiene una capacidad asombrosa para despegarse de su pasado. Fue muy inteligente de su parte meterse en política para protegerse y sabe cómo adecuarse a las circunstancias. Y se acomodó bajo el ala de políticos históricos como hizo todo el aparato duhaldista. Hace años que está burlando la Justicia”, reflexiona Manuel y enumera todos los juzgados que se han declarado incompetentes: Zárate, Campana, Rosario, San Martín. “Ninguno de los tres juzgados que tienen competencia en Escobar quiso hacerse cargo de la causa. Como la Justicia no se mueve, la cosa queda en el aire y cuatro de los cinco testigos están amenazados”, resume y apunta que ése es el contexto en el que se produjo a fines de 2006 el secuestro de Luis Gerez, el albañil y ex militante de la JP cuyo testimonio fue decisivo para impedir que el torturador Patti accediera a una banca en la Cámara de Diputados. “No podía ver, pero reconocí voces, una la tengo reconocida como la de Patti”, declaró Gerez ante la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento de la Cámara de Diputados. Cuando Gerez fue secuestrado durante un par de días, ese secuestro nunca esclarecido colocó a Luis Patti entre los primeros sospechosos.
MéTODOS. Patti nunca ocultó su reivindicación de la tortura como método para extraer confesiones. El 2 de octubre 1990, el juez en lo Criminal de San Isidro, Raúl Alberto Borrino, ordenó el arresto del subcomisario Patti por apremios ilegales contra dos hombres acusados de robo. Los sospechosos confesaron el hecho, pero Borrino no dudó en formularle a Patti el cargo de tortura, mucho más grave e inusual en la Argentina. “Las víctimas afirmaron que habían sido trasladadas no a la comisaría, sino a una casa en las afueras de Pilar, donde una de ellas (Mario) Barsola, fue golpeado y sometido al submarino seco”, señalaba el informe judicial. Cuando Patti llegó, conectó una batería a un aparato eléctrico y le aplicó corriente en los testículos. Ante los gritos de dolor de Barsola, el otro detenido (Miguel) Guerrero, le suplicó a Patti que se detuviera. Entonces, el policía preguntó: “¿me estabas hablando a mí?”, y luego comenzó a aplicarle corriente a Guerrero también.
En mayo de 2005 la Cámara de Diputados impidió que Patti accediera a su banca como legislador argumentando la “inhabilidad moral” del represor. El extenso y conmovedor testimonio del albañil Gerez fue decisivo en el proceso de juicio político.
Golpeando con su puño cerrado sobre el escritorio de su banca, Patti amenazó: “No miremos la historia con un solo ojo y menos con el de la izquierda, porque la historia se puede repetir”, había vociferado el ex intendente. Fue una de sus últimas bravuconadas. O no.
¿Cómo sabía Patti que la historia se iba a repetir? ¿Cómo sabía que la palabra “desaparecido” iba a estar nuevamente a la orden del día antes del secuestro de Julio Jorge López?
rEVISTA 7 dÍAS
23-nov-2007