TORCUATO DI TELLA

‘Kirchner es el bien menor”

Una continuidad de lo actual, pero mejorada. Un Roosevelt aliado incluso a sectores corruptos que no puede aspirar todavía a ser un socialdemócrata europeo. Una visión descarnada de Néstor Kirchner según el intelectual más destacado que lo asesora.

Por Walter Goobar
a Kirchner lo elegí por descarte. Hace tiempo vengo diciendo que el peronismo se va a dividir y que el radicalismo va a desaparecer”, dice el sociólogo e ingeniero Torcuato Di Tella, uno de los intelectuales más respetados que apoyan a Néstor Kirchner. Irónico y polémico, este académico especializado en el estudio de las estructuras sociales y políticas de América latina ha enseñado en las universidades de Chile, California, Columbia, Londres, Oxford y Kobe. Di Tella es autor de Sociología de procesos políticos, Historia social de la Argentina contemporánea, Los partidos políticos: teoría y análisis comparativo. Aquí analiza el país que encontrará su candidato, próximo presidente de los argentinos.
–¿Qué pensó al conocer la renuncia de Menem?
–Me parece que es como el alacrán que se pica a sí mismo o que trata de picar al sapo para que se hundan los dos. Aunque no firmaría que es su final. Dependerá del capital concentrado que él sigue representando. La derecha económica tiene una situación complicada pero creo que a la larga la va a superar. Alguna vez tendrá que haber un partido o coalición de centroderecha capaz de ganar una elección y ahí lo veo mejor posicionado a López Murphy. Pero ese sector necesita una mezcla de Menem y López Murphy.
–¿No cree que ese capital concentrado puede haber alentado la renuncia de Menem para tener un Kirchner que llegue al poder más devaluado?
–Puede ser, pero la democracia implica lidiar con mala gente. En general los del otro lado son malos y en el lado propio, algunos son malos también. Va a tener que apoyarse fuertemente en el sindicalismo y para eso hay que cerrar un poco los ojos a los abusos del sindicalismo. Y tiene que actuar con los aparatos políticos. Es una palabra mala, pero las asambleas, que son buenas, no mueven más que al cinco por ciento de la gente. Un país no es un convento de clausura. Un país no se maneja con la mentalidad de una monja. ¡Sería un desastre! Y si hay corrupción en los aparatos –que la hay–, hay que tratar de depurarlos. Hay que dejar el puritanismo y el purismo, el delirium tremens ideológico. La idea de que uno tiene que participar del gobierno sólo si se hace exactamente lo que uno quiere: el caso más concreto es el de Elisa Carrió cuando dice “no nos vengan a buscar para hacer alianzas”.
–Sin ballottage, ¿Kirchner es más débil?
–Para Kirchner sacar un 65 por ciento de los votos en el ballottage hubiera sido muy agradable, pero también hubiera sido peligroso porque lo habría ensoberbecido. No es real, Kirchner no tiene el 65 por ciento de los votos: para unos es el mal menor, unos lo votan con repulsión, otros porque es un bien menor. Necesita coaliciones. Política de coalición.
–Que puede implicar transar, cambio de favores...
–Y sí, los políticos reparten cuotas de poder y cargos. Estas son palabras mal vistas por las monjas. Para las monjas es horrible repartir cargos, pero yo prefiero que las monjas se queden en el convento.
–¿Usted va a tener cargo?
–No. No porque me parezca mal agarrar, sino porque no tengo capacidad para la acción política. Yo soy monja pero no de clausura. Creo que uno tiene que saber para qué tiene capacidad. Neruda era un gran poeta, pero era un imbécil político. Lo mío es hacer análisis que sirvan como elemento para orientación de los políticos. Yo estoy apoyando al peronismo desde la izquierda. Desde hace tiempo que vengo diciendo que hay que colaborar con el peronismo mejorado...
–¿Qué le vio a Kirchner?
–Dentro del peronismo, Kirchner representa la centroizquierda. Centroizquierda no quiere decir Guevara sino el Partido Demócrata norteamericano. Ya no hay más lugar para partidos de centro: tiene que haber partidos de centroizquierda o centroderecha. Los demás desaparecen. El peronismo se divide apartando los peores elementos desde el punto de vista de una mentalidad progresista: los grupos de derecha que están con Menem son malos desde ese punto de vista. No es que sean malos por razones éticas, porque no me digan que en la izquierda hay tanta gente fantástica. Y no me importa que alguien se ofenda, inclusive muchos lectores de Veintitrés.
–Ni siquiera se puede aspirar a una socialdemocracia europea...
–Por ahora no nos da el pinet ni siquiera para la socialdemocracia europea. Aquí la cosa va a ser tipo Partido Demócrata yanqui que en la época de Roosevelt tenía dentro de esa coalición progresista a los tipos más corruptos. El peronismo es así también. Al sacar al menemismo la cosa queda mejor. Si no se puede armar una coalición, no se va a poder gobernar. Creo que vamos a pasar por una etapa de turbulencias. Lula gobierna en base a coaliciones. Esta es una realidad. Y la realidad de la Argentina es un burdel. La de EE.UU. es otro burdel y la de Suecia es otro burdel más limpio pero burdel al fin. El sistema capitalista es un burdel y el socialista no es un burdel porque no existe.
–Con respecto a las facetas autoritarias que se le achacan a Kirchner, ¿qué piensa?
–Yo creo que eso es bueno, y que no venga la izquierda a decirme que no le gusta el autoritarismo...
–¿Por qué?
–Porque la izquierda en general está a favor del autoritarismo, y si no por qué hablan tan bien de Fidel Castro. Así que no me jodan desde la izquierda.
–En lo personal, ¿cómo describiría a Kirchner?
–Me parece que es alguien capaz de escuchar. No da la impresión de ser una personalidad fuerte. Como gran caudillo no da. Creo que la mujer tiene más personalidad que él. Otros dicen que es sólo una apariencia, pero yo en las cuestiones de familia no me meto. El gobierno de Kirchner va a ser un continuismo del actual, mejorado por una elección popular. Avanzamos, a los tumbos pero avanzamos. Lo que ocurre es que Menem, al dar el alacranazo, le quita la sanción del 65 por ciento, pero esa sanción no es importante. Sería una ilusión. La sanción importante es tener una mayoría que apoye a Kirchner en el Congreso.
 
Revista Veintitrés
Numero edición: 253      17/05/2003