Desde su irrupción en la escena política nacional, el ingeniero Juan Carlos Blumberg -ahora candidato a gobernador bonaerense con el slogan "Orden y Disciplina".-, ha tenido una extraordinaria habilidad para rodearse de una serie de personajes dudosos, cuando no nefastos.
Por Walter Goobar
Su abogado es el procesista Roberto Durrieu, que fue ministro de la dictadura; entre sus benefactores se encuentra la secta Moon y entre sus asesores Jorge Casanovas, inspirador de la política de mano dura. Ahora, Blumberg acaba de incorporar a su círculo íntimo a Héctor Villalón, uno de los más oscuros personajes de la historia nacional. Paradoja del destino -¿o no?-, el padre del secuestrado y asesinado Axel Blumberg tiene ahora entre sus colaboaradores a un hombre que estuvo seriamente sospechado de haber participado de un sonado secuestro.
El nuevo amigo de Blumberg, Héctor “El Pájaro" Villalón, es un enigmático personaje que supo oscilar entre la guerrilla de izquierda y la ultraderecha peronista, entre Fidel Castro y los norteamericanos, entre Perón y Massera, entre secuestradores y secuestrados de diversas nacionalidades, entre la CIA y el ayatolla Jomeini, entre guerras y conspiraciones. La de Villalón es una historia apasionante y siniestra. De militancia de extrema derecha peronista en su juventud, huyó al Brasil tras el golpe de 1955, donde organizó una empresa importadora y exportadora con la que financiaba a grupos comando que planeaban derrocar a la Revolución Libertadora. Fue mecenas del Movimiento Revolucionario Peronista y se relacionó con los grupos guerrilleros Uturuncos y Tacuara, este último liderado por Joe Baxter, quien terminó integrando una de las fracciones más radicalizadas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
A fines de los '50 Villalón había viajado a Cuba, donde consiguió apoyo para sus actividades en la Argentina, y algo más. El gobierno revolucionario lo nombró representante en Europa de sus célebres tabacos. Se sospecha que fue decisivo, para eso, el respaldo de John William Cooke, mentor de la izquierda peronista y delegado de Perón en la Argentina, que terminó siendo remplazado por el propio Villalón. Cuenta la leyenda que Villalón le regaló al general una modernísima máquina de escribir eléctrica, con la que Perón se entusiasmó tanto que dejó de enviar cartas manuscritas. Sin embargo, sus enemigos cuentan otra versión, imposible de probar: aseguran que Villalón había comprado otra máquina exactamente igual, con la que supuestamente falsificaba cartas a las que solo tenía que agregarles una cuidada imitación de la firma de su líder. Fue precisamente durante esos años que Fidel Castro recibió una carta de Perón en la que solicitaba apoyo económico para que su delegado transfiriese a las llamadas formaciones especiales (los grupos guerrilleros peronistas). Nunca se supo en qué máquina fue escrita esa carta, pero Castro destituyó a Villalón como representante europeo, acusándolo de estafar a Cuba en la venta de los habanos.
A pesar de su ruptura con Cuba, Villalón se instaló en Europa y se vinculó con el líder egipcio Gamal Abdel Nasser, reanudando así sus misteriosas importaciones y exportaciones. En 1964, un departamento de la porteñísima calle Posadas estalló: estaba abarrotado de explosivos y armas. “El arrendatario era Villalón, que dos años después era detenido en la esquina de Corrientes y Uruguay, con pasaporte falso a nombre del paraguayo Pedro Núñez. En ese momento, la Policía interpretó que el detenido era uno de los que habían participado años antes en el asalto al Policlínico Bancario, cuando existía Tacuara”, narra una investigación realizada por el diario Clarín en 1991. Finalmente, el juez Miguel Angel Inchausti solo consideró probada la falsificación de documento y Villalón quedó libre.
Pasaron los años, la relación con Perón se mantuvo, y en 1973 también Villalón regresó a la Argentina, volcado furiosamente a las huestes de la ortodoxia. Organizó una movilización a Plaza de Mayo para colaborar en la destitución de Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima, y volvió a Europa a seguir importando y exportando. En 1975, un año después de la muerte de Perón, regresó para apoyar al entonces gobernador bonaerense Victorio Calabró en su interna contra José López Rega, de quien se había distanciado considerándolo un "insolvente moral", mientras que a su yerno, José Lastiri, lo calificó como un "atorrante chabacano".
NEXOS CON MASSERA. A fines de 1975 Villalón ya justificaba la posibilidad de un golpe de Estado, proponiendo un frente entre "lo más sano de la civilidad y de las fuerzas armadas". Poco después reclamaba la renuncia de Isabel Perón en nombre de la misma causa. En esa época, empezó su acercamiento al almirante Emilio Eduardo Massera, ya comandante de la Armada, quien también se había distanciado de López Rega. En el Juicio a las Juntas Militares apareció el nombre de Héctor Villalón: lo mencionó el diplomático Gregorio Dupont para explicar las circunstancias del secuestro y muerte de su amiga, la diplomática Elena Holmberg. Esta diplomática de carrera fue secuestrada porque se había enterado de una reunión que el almirante Massera había realizado en un hotel cercano al Aeropuerto Internacional Charles De Gaulle, en París, con miembros del Consejo Superior del Peronismo en el exilio, entre ellos Casildo Herreras, ex secretario general de la CGT; el dirigente sindical Raymundo Ongaro -en representación de la izquierda peronista-, y Héctor Villalón. Esa información determinó el seccuestro y muerte de Holmberg.
CONTACTO EN FRANCIA. En 1977, Villalón parece haber sido, entre bambalinas, el cerebro del secuestro del director de la Fiat francesa y ex director de la Fiat argentina, Luchino Revelli Beaumont (ver recuadro). Según algunos participantes en la operación, militantes y ex militantes de las FAP, el secuestro de Revelli Beamumont en París tuvo como principal objetivo que éste brindara información exhaustiva sobre los vínculos comerciales entablados entre la empresa de los Agnelli, El Vaticano, la mafia norteamericana y la Libia de Muammar Gadafi, acuerdos que habían sido anudados por la Logia Propaganda-Dos (P-2) capitaneada por Licio Gelli.
REHENES EN TEHERAN. A mediados de 1979 el ayatolla Jomeini derrocó al Sha de Irán y en noviembre de ese mismo año los estudiantes jomeinistas tomaron sorpresivamente la Embajada norteamericana en Teherán y retuvieron al personal diplomático como rehenes durante más de un año, lo que precipitó una crisis que a la postre provocaría la derrota electoral del presidente James Carter frente a Ronald Reagan. Durante esa larga crisis, Villalón se convirtió en el principal mediador entre los negociadores de ambos países, al punto que se lo considera autor del borrador de la carta mediante en la que el presidente Jimmy Carter , en 1980, se disculpa ante el ayatola Jomeini. Los rehenes fueron liberados (aunque no todos creen que por los buenos oficios de Villalón) sino a cambio de armas. Ese mismo año estalló la que iba a ser una cruenta guerra que se extendió por espacio de ocho años entre Irak e Irán, guerra que le permitió a Villalón hacerse inmensamente rico al asociarse con la CIA en el Irangate. En 1991 una investigación del Senado norteamericano concluyó que Villalón estaba vinculado a la CIA en las operaciones ilegales de armas para Irak, algo que por supuesto el aludido no acepta.
HUIDA DE SUECIA. En julio de 1980, rodeado del aura de prestigio que le había dado su papel de mediador para la liberación de los rehenes norteamericanos en Teherán, Villalón fue recibido en Estocolmo por el prestigioso primer ministro Olof Palme. Pero al dia siguiente de ese encuentro, el autor de esta nota publicó en el diario sueco Aftonbladet la historia de Villalón, acompñada de la foto del pedido de captura de interpol. Villalón tuvo que salir poco menos que huyendo de Estocolmo. El titular del diario decía: "El enviado de Jomeini era un aventurero".
SECUESTRO DE MACRI. El otro tema por el que el nombre de Villalón retumba en diversos oídos, aunque no haya prueba alguna, lo mencionó en 1991 la revista italiana Panorama, que comparó el secuestro del argentino Mauricio Macri (de Sevel, la firma que reúne las fábricas de Fiat y Peugeot) con el que había padecido Revelli Beaumont. Según lo investigado por la revista, la técnica y los detalles de ambos casos son prácticamente idénticos.
EMBAJADA Y AMIA. A mediados de los años 80, Villalón fundo junto al sociólogo Norberto Ceresole el Instituto Latinoamericano de Cooperación Tecnológica y Relaciones Internacionales (Ilctri). El ahora fallecido Ceresole fue el ideólogo de una constelación de grupos carapintadas que protagonizaron varias asonadas militares y en sus últimos años de vida se convirtió en asesor del presidente venezolano Hugo Chávez. Durante un acto organizado por los Hermanos Musulmanes en el primer piso de la confitería El Molino, el 11 de abril de 1991, el clerigo iraní Moshen Rabbani afirmó que "Israel debe desaparecer de la faz de la Tierra". En el salón no había más de 150 personas, entre ellas Hector Villalón y una docena de carapintadas entre los que se contaban varios expertos en explosivos que viajaron reiteradamente a Teherán. Tras la voladura de la Embajada de Israel, Villalón y la embajada de Irán financiaron un delirante libro de Norberto Ceresole en el que se sostenía que el ataque había sido un autoatentado.
LA CONEXIÓN BLUMBERG. Blumberg dice que su relación con Villalón es casual. Resulta que hace unos años falleció mientras vacacionaba en Brasil un amigo y colaborador de Blumberg, el coronel Adolfo Goetz. Blumberg quería repatriar el cadáver y el embajador norteamericano Lino Gutiérrez le sugirió que se contactara con Villalón, que sigue siendo un próspero e influyente empresario en Brasil. Villalón logró que los restos de Goetz fueran repatriados en tiempo récord. “El Pajaro” había vuelto a demostrar que su poder no tiene fronteras.
RECUADRO GASPARINI
Por W.G.
En "Manuscrito de un desaparecido de la Esma. El libro de Jorge Caffatti" (Grupo Editorial Norma), el periodista Juan Gasparini rescata el diario que Jorge Cafatti escribió durante su cautiverio en el siniestro campo de concentarción. En el libro de Gasparini -sobreviviente de la Esma-, se entrecruzan de manera sinuosa y apasionada la radicalización política de su generación, con la ideología de la acción directa. El último capítulo de la saga de Cafatti se refiere a su participación en 1977 del secuestro en París de Luchino Revelli-Beaumont, director de la Fiat francesa. El 13 de abril de 1977, Revelli-Beaumont, italiano de 58 años, fue raptado en pleno centro de París. Los secuestradores se identificaron como miembros de un Comité de Unidad Revolucionaria Socialista (CURS), pidiendo inicialmente a la FIAT un rescate de 30 millones de dólares, suma que finalmente se redujo a 2 millones. Revelli fue liberado y siete de los secuestradores fueron detenidos en España: seis de ellos eran argentinos y, entre éstos, tres tenían antecedentes en la violencia política de los años 60 y 70. Todos invocaron un móvil político antidictatorial en el secuestro de Revelli-Beaumont, razón por la cual la Audiencia Nacional de España no acordó las extradiciones a Francia y los liberó en julio de 1977. Pero otro implicado argentino fue detenido ese mismo mes, también con antecedentes en el peronismo de derecha. Era Héctor Villalón, quien se presentaba como hombre de negocios con residencias en Francia, España y Suiza. Existían, de hecho, intercambo de llamadas telefónicas con los secuestradores en Zurich y Ginebra. Finalmente, Villalón fue puesto en libertad. En 1980, sin embargo, la justicia de París condenó en contumacia a cadena perpetua a los siete liberados de España. Confrontando el manuscrito de Cafatti con las memorias de Revelli-Beaumont publicadas en 1996, y tomando en consideración otros múltiples testimonios, el libro de Juan Gasparini prueba que Héctor Villalón fue el artífice del secuestro del Director de la FIAT y que los 7 detenidos en España fueron meros ejecutores de la operación.
RECUADRO DURRIEU
En la causa por el secuestro y muerte de su hijo, Juan Carlos Blumberg tiene como abogado a a Roberto Durrieu, subsecretario de Justicia de la dictadura, prologuista de un libro del general Ramón Camps, y firmante de varias solicitadas en favor de la libertad de los genocidas. “Eso no lo sabía, pero no me parece que sea importante”, dijo Juan Carlos Blumberg a este cronista cuando la revista Veintitrés reveló los antecedentes de Durrieu. “Es un estudio muy bueno que viene de tradición de familia. Es gente proba”, estimó Blumberg. Como presidente del aristocrático Colegio Público de Abogados de Buenos Aires, Durrieu es un ferviente promotor de la “mano dura” contra la delincuencia, y un cruzado contra la legalización de las uniones entre gays.
Revista 7 Días
23-02-2007