El eje Buenos Aires-Brasilia

En su viaje a Brasil, Cristina Fernández de Kirchner despejó las dudas de los brasileños sobre las prioridades argentinas

Por Walter Goobar
En una fugaz visita de tres horas, Cristina Fernández de Kirchner ratificó, con palabras y gestos nítidos, que su gobierno dará la máxima prioridad al eje Buenos Aires-Brasilia. Desde que la presidenta electa confirmó su visita a Brasil, la prensa brasileña especuló mucho con un "cambio de eje de Buenos Aires más inclinado a Brasilia y menos a Caracas", pero los brasileños titubearon con  la designación del ministro de Economía, Martín Lousteau.
Antes de la visita, los medios brasileños encendieron una luz de alerta sobre la futura estrategia argentina sobre el Mercosur porque auguraban que Martín Lousteau impondría una visión crítica sobre el impacto de la unión aduanera regional.
La prensa brasileña fundamentó su opinión en el texto del libro "Sin Atajos", que Lousteau escribió en el 2005 junto con Javier González Fraga, en el cual sostiene que el Mercosur fue una excelente idea, pero que no fue positiva para la Argentina.
Lousteau critica las asimetrías con Brasil y considera que el Mercosur no benefició la industrialización argentina.
Brasil comienza el 2008 como la principal potencia petrolera de la región, luego del histórico descubrimiento de reservas mar adentro. Es el país que recibió cerca del 45% del total de la inversión externa llegada a América Latina en los últimos tres años. Crece en forma sostenida con una inflación contenida y sus exportaciones alcanzarán este año los 145.000 millones de dólares, casi tres veces las argentinas. A su vez, desde hace dos años formalizó una importante ofensiva sobre la compra de activos argentinos, adquiriendo empresas clave en varios rubros.
La asimetría en el  tipo de cambio es una de las razones que determinaron que muchas empresas brasileñas compraran industrias argentinas. Lo que hoy adquieren a precio de liquidación por una cuestión de paridad cambiaria (dólar a dos reales y a tres pesos) les generará, en el futuro, inmensas ganancias cuando ambas monedas se acerquen entre sí.
La otra razón es estratégica. Los empresarios brasileños entendieron cuál es la lógica del Mercosur: ganar escala y usar el mercado ampliado para jugar a nivel internacional.
Cristina Fernández de Kirchner y su recién estrenado ministro de Economía saben que en el corto plazo, deberá renegociar aranceles con Brasil para detener la invasión de sus productos.
La Argentina ya adelantó cuáles son sus prioridades: la llegada de más inversiones brasileñas y auxilio energético para evitar una nueva crisis en el suministro eléctrico.
En el primer acuerdo con el socio estratégico figura  la construcción de la represa de Garabí, que se emplazaría sobre el río Uruguay, al norte de Corrientes, y la promesa de Petrobras de cumplir con su plan de inversiones. Los funcionarios argentinos le dan mucha importancia a la decisión de Petrobras de incrementar la potencia de la central termoeléctrica Genelba. Se trata de una planta estratégica ubicada entre Marcos Paz y Ezeiza, que produce unos 664 megavatios y los suministra al conurbano y parte de Capital.
Sobre la visita también sobrevoló la versión acerca de que Petrobras podría comprar los activos de Exxon (Esso) en la Argentina. En la delegación dijeron que ese tema no formaba parte de la agenda porque la probable operación no involucraba al Estado argentino.
La cantidad de proyectos en danza, se supone que de concreción a corto o mediano plazo, es otra prueba de la tan mentada "sociedad estratégica".
Hay proyectos de cooperación en materia de Defensa y Energía; también la posibilidad de "desdolarizar" -dejar de usar el dólar como moneda de referencia- en los intercambios financieros dentro del bloque.
El ministro de Hacienda brasileño Guido Mantega informó que la iniciativa está en la fase de detalles técnicos, suficientemente avanzados como para lanzar el sistema a principios de 2008. Del otro lado de la mesa, el futuro ministro de Economía Martín Lousteau, hacía sus primeras armas en la relación con Brasil al más alto nivel.
LTambién existe la posibilidad de que Embraer (Empresa Brasileña de Aeronáutica) desembarque en las instalaciones de la Fuerza Aérea Argentina para construir aviones de carga. En ese lugar se construye el avión de entrenamiento Pampa y se reparan los aviones de todo el país. Tras el alejamiento de la estadounidense Lockheed, cuyo incursión en Córdoba sólo logró hacer reparaciones para aviones de Colombia y con poca competitividad, la obsesión del Gobierno es aprovechar la capacidad instalada. Embrear podría ser el nuevo socio.
En las próximas semanas el Gobierno piensa crear definitivamente la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC). Con esa decisión se completaría el traspaso a órganos civiles de lo que en su momento fue el comando de jefaturas aéreas. "Es un proceso mundial, en todos los países el control pasa a órganos civiles", decían los funcionarios argentinos. Como Brasil intentó hacer algo similar, la idea sería intercambiar opiniones y asesoramiento conjunto.
El escenario internacional es el lugar en el que Cristina toma distancia de su marido. Un escenario en el que, además, la presidenta electa ya estableció prioridades: el cono sur -estuvo en Chile, ahora Brasil, luego iría a Uruguay dependiendo como evolucione la crisis de las pasteras.
En política exterior, el orden de los factores altera el producto. Por eso, para Cristina Lula -por el momento-, va antes que Hugo Chávez. De esta manera cambian las prioridades que estableció su marido.
Ese cambio de prioridades quedó definido hace algunas semanas cuando Brasil anunció que se retiraba del Gasoducto del Sur, un faraónico proyecto de Chávez que iba a costar 23.000 millones de dólares.
Luego de descubrir una importante reserva de petróleo frente a las costas de Sao Paulo, la petrolera Petrobras anunció que se retiraba de los planes de construir un megagasoducto de Venezuela a la Argentina. Ese megaproyectorecorrería miles de kilómetros, por selvas, montañas y pantanos a un costo inicial fenomenal y que fue presentado varias veces por el presidente Hugo Chávez.
El titular de Petrobras, Sergio Gabrielli, explicó días atrás que el proyecto no tenía ventajas para Brasil. Así, el sueño del Gran Gasoducto del Sur, quedó sepultado antes de nacer. Ese fue el momento en que cambiaron las prioridades argentinas.
Diario BAE
21-NOV-2007