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ELISA CARRIO Y LA CRISIS DEL ARI

Haz lo que yo digo...

Elisa Carrió había anunciado que no se posularía otra vez a la Presidencia, pero él descanso en Punta del Este la hizo cambiar de opinión. Dice que "volvió para
perdonar". y que "los árboles deben ser podados para dar frutos"

Por Walter Goobar
www.waltergoobar.com.ar
Llégó este lunes de su amada Punta del Este proclamando que además de broncearse "lo  que también hice fue perdonar", en referencia a los ocho diputados de su bloque que la desafiaron -sin éxito- en el reciente congreso partidario que ratificó su liderazgo y la continuidad de esa agrupación en la Coalición Cívica. "Los árboles tienen que ser podados para dar frutos", sentenció con tono místico. "Fueron cortados en tiempo y cantidad justa", agregó. La metáforas sobre jardinería hizo inevitable recordar a Mr Chance, el jardinero  protagonista de la novela Desde el jardín que se convierte en el candidato perfecto para nuestros días.
Salvando las diferencias,
Carrió volvió precisamente para eso: "Tomé la decisión de no irme, de quedarme a todo", dijo al anunciar que sería candidata en 2011.
Como Mr. Chance, Carrió  no discute, no debate, no confronta con sus correligionarios de la fuerza que paradójicamente bautizó República de Iguales.  Se sitúa más allá del Bien y del Mal cuando anuncia "que "volvió para perdonar"
No hay maldad ni  engaño por parte de Carrió quien -al igual que  Mr. Chance, sólo se muestra como es y los demás simplemente, la ven como desean que fuese.
A diferencia del mediocre  Chance, Elisa Carrió es una política de raza, nacida y criada en el radicalismo. Pproviene de una familia aristocrática del Chaco y es sobrina  de Genaro Carrió, uno de los juristas más importantes que ha dado el país.
Apesar de sus rancios orígenes sociales y partidarios, en 2001 Lilita entendió la crisis que se avecinaba sobre la "vieja política". Integró ese experimento mediático por excelencia que fue la Alianza, pero su  instinto le permitió distanciase a tiempo de Fernando de la Rúa. Sesde su ruptura con el radicalismo, esta mujer de indudable talento intelectual se ha transformado en un producto esencialmente mediático. Su verborragia, su capacidad para instalar temas en los medios, su personalidad extrovertida- y por vocación profesional de acusadora, la han convertidoen una garantía de rating para los programas políticos.
Para el el sociólogo e ingeniero Torcuato Di Tella, los vaivenes de Carrió -que un día dice que se vá y al otro que se queda-, no son importantes. El irónico y polémico Di Tella que además de haberse desempeñado como secretario de Cultura de Kirchner se ha especializado en el estudio de las estructuras sociales y políticas de América latina  considera que la moralidad y la limpieza no pueden
ser lo principal de una posición política.  Para Di Tella, Carrió exagera los grados de distorsión y desprolijidad que hay en el Gobierno". 
Entre las exageraciones de Carrió, Di Tella meciona su acusación  deque le robaron entre un millón y un millón y medio de votos. ¡Cuenta como propios hasta los votos en blanco!, se escandaliza el sociólogo quien en una entrevista anterior con este cronista advirtió -en alusión a Carrió-, que "un país no es un convento de clausura. Un país no se maneja con la mentalidad de una monja
Carrió no se dá cuenta que la política tiene que ir más allá del moralismo la política no es moralismo y la búsqueda de pureza institucional, Se trata de remover estructuras de interés. No se puede hacer una política progresista si no está asociada a algunos grupos corporativos como los sindicatos y los piqueteros. Hay que estar con esa gente!, enfatiza Di Tella que no le ve futuro como principal líder de la oposición. Toma mucho más seriamente lel desafío que implicaría una eventual coalición Macri- Sobich-Rodriguez Saa.
Los críticos de Carrió siempre atacan del mismo lado, exponiendo sus dudas acerca de su capacidad para gobernar con su estilo verticalista, pero sin construcción política concreta.
Luis Tonelli, columnista de la revista Debate sostiene que  en el universo de Carrió no hay lugar para la política como juego de negociación y consenso entre adversarios. "Lilita encarna el "eje del bien" frente a todos los demás, quienes, por definición, son participes o cómplices del "eje del mal".
"Para ella - sostiene Tonelli-, el consenso se configura a partir de quienes no ponen en duda pública "su" imagen-mundo (en general, los periodistas "bien pensantes" y la rabia de una clase media que consuela su decadencia en demonizar a la política). Todos los demás no son adversarios, son enemigos."
"El lugar que ella tuvo y tiene como figura de la vida política argentina  siempre fue un poco ambiguo: entre  la política y la moral", reflexiona Carlos Altamirano, que es profesor de historia de las ideas en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Quilmes e investigador de carrera del CONICET.
Para Altamirano, Carrió es "una persona que se erige en fiscal general de la vida pública nacional y está a mitad de camino entre una especie de liderazgo político y un liderazgo moral".
"La Coalición Cívica -prosigue Altamirano-, es un paso más en  la misma dirección porque "en lugar de discutir proyectos sociopolíticos, Carrió privilegia la condición supuestamente ética de todos los que confluyen en esa agrupación".
Como Di Tella, Altamirano cree que "esto que ocurre con Carrió no es algo inesperado sino que está en la lógicca de lo que ella es o era. una vez que aparece el kirchnerismo eso le crea un problema porque el kirchnerismo se instala en un espacio que -al menos en parte-, era suyo. Su problema es como llevar adelante una política de diferenciación. Una opción hubiera sido aliarse al gobierno, cosa que ella decidió no hacer y por eso al radicalizar la diferenciación va a tener como consecuencia radicalizar la dimensión moralista o ética", sentencia Altamirano.
El politólogo señala que esta visión "eticista"  de la política es una posición que atrae mucho a un sector muy grande de las clases medias en la Argentina. Ese sector se identifica con una figura que llama a la salvación para el nacimiento de una nueva república que nacería sin que se sepa muy bien donde ni cuando. Es un liderazgo salvador.
En las recientes elecciones, Carrió apuntó a un sector cada vez más escandalizado por la estrecha alianza del kirchnerismo con los sectores más pobres de la sociedad y se rodeó de apellidos de prosapia al tiempo que tomaba distancia de la militancia progresista del ARI. 
En ese movimiento, ha reemplazado al economista Rubén Lo Vuolo como su referente económico por Alfonso Prat-Gay, un exponente del neoliberalismo de los ´90.
Para Altamirano, las posiciones que Carrió  tiene hoy  no son sino una radicalización de la posición que ya tenía en 2003, cuando su compañero de fórmula fue un conservador: el mendocino Gustavo Gutiérrez.. Por eso no es una evolución inesperada. Solo que aparece como resultado de que el escenario político de 2003 cambió.
Para Altamirano, la idea moralista -cuasi religiosa de la política- "es engañosa pero no cortoplacista. No se agota inmediatamente. Hay muchos que se identifican con esta lectura de la vida pública argentina. A partir de esa impugnación moral pueden aparecer alianzas inesperadas para quienes creen que esa es una visión de centroizquierda o progresista.
"Una política no se puede construir sobre la base de una intransigencia como la de Carrió", advierte Altamirano. "No se trata de que haya que transar o rosquear, pero ella tiene una visión purificada de la política por la cual alguien se asigna la representación de la pureza, de la integridad lo que conduce a partidos enteramente sectarios o bien concluyen en coaliciones inesperadas en nombre de supuestos valores éticos. "Otras dimensiones centrales de la política no entran en consideración. No se piensa en cual es la coalición que puede reformar la Argentina", advierte Altamirano.
Al defender las donaciones que recibe de algunos diputados para su subsistencia,  Elisa Carrió dijo que los 6000 pesos que gana  por dar clases  en el Instituto Hannah Arendt -que ella misma fundó- es un sueldo de "homeless! y argumentó que al fallecido presidente radical Arturo Illia "hasta el pueblo le compró la casa".
A Altamirano no le parece mal que Carrió sea rentada por el ARI si se trata de recursos voluntariamente cedidos, pero se pregunta: "?Qué tiene que ver eso con Punta del Este, departamento caro en Barrio Norte y -más aún-, ¿qué tiene que ver eso con la República de Iguales que propugna el ARI?".
"La imagen de intransigencia y austeridad de quien hace una campaña con pocos recursos entra en cortocircuito con la representación que ella misma hace de su fuerza: busca una sociedad sin privilegios, pero se vale de los recursos del partido para una vida privilegiada", señala el politólogo.
Para Altamirano, Carrió encarna una izquierda liberal a la que evidentemente le atrae reprtesentar a gente distinguida.
"Tengo que pedirle perdón a Alfonso Prat-Gay, Santiago Del Sel y Patricia Bullrich, porque fueron castigados como excusas. La cosa era contra mí", declaró Carrió después de las diez tardes que pasó frente al mar.
"Estas entradas y salidas de Carrió no son echos nuevos, que caractericen el último tiempo de ella como figura pública. Son más una constante que una novedad. Ha cobrado un relieve mayor por las disidencias dentro del ARI.  Son movimientos caprichosos o veleidosos que los dirigentes del ARI tiene que aceptar porque ella es la que cuenta con buena parte del capital político del ARI", dice Altamirano. 
Este tipo de liderazgo tiene un problema en la construcción política porque el dirigente está obligado a someter las decisiones a los cuadros y Carrió -como muchos otros-, quieren libertad respecto de  los condicionamientos y los límites que le pueden establecer obligaciones si el partido se institucionaliza. Hay un movimiento ambiguo de institucionalización y los problemas que genera la institucionalización. Pr eso, para Altamirano, la Coalición no es imposible, pero es muy improbable.
Revista 7 Días
30-NOV-2007

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