NARCOTRAFICO EN MEXICO

Carteles en el patio trasero

Influyentes políticos y generales sustituyen a los capos de la droga y a simples policías en las listas de sospechosos por sus vínculos con el narcotráfico en México.

Por Walter Goobar
EI escándalo no amaina. Influyentes políticos y generales sustituyen a los capos de la droga y a simples policías en las listas de sospechosos por sus vínculos con el narcotráfico en México. Las constantes revelaciones sobre la penetración de las mafias del narcotráfico en las estructuras de poder se suceden unas a otras: los gobernadores de los estados de Sonora y Morelos protegen al jefe del cartel de Ciudad Juárez, más recientemente se produjo la detención del jefe antinarcóticos, el general Jesús Gutiérrez Rebollo.
Pese a todos los escándalos, que demuestran la masiva penetración de los narcos en la clase política mexicana, se prevé que Washington, a pesar de la creciente presión de numerosos congresistas republicanos, no descertificará este año al gobierno de Ernesto Zedillo, no tanto por sus méritos propios sino por el temor a desencadenar una crisis política e institucional más grave que el efecto Tequila. Un documento reservado producido por la oficina del zar antinarcóticos Barry McCaffrey y fechado el 6 de marzo de 1997, advierte que la descertificación podría tener consecuencias devastadoras: "La censura de Estados Unidos acompañada de sanciones o la amenaza de sanciones podría sacudir suficientemente la confianza internacional (como) para precipitar una crisis fiscal similar a la que resultó en el rescate del peso de 1995"
Los analistas de la Casa Blanca sostienen que la descertificación podría tener consecuencias políticas negativas sobre los intentos del presidente Ernesto Zedillo para reformar el sistema político mexicano. "El sistema político mexicano es un arreglo arcaico de 70 años en una coyuntura crítica", se afirma. "La censura internacional podría permitir que tradicionalistas ultranacionalistas frenen las reformas políticas del presidente Zedillo." Agrega que "la cultura política de México es inmadura; cualquier desprecio por "el gigante al norte" podría llevar a un alza del nacionalismo y limitar la habilidad de las autoridades mexicanas de cooperar con Estados Unidos".
México constituye uno de los focos rojos porque los carteles mexicanos mueven alrededor del 70 por ciento de la cocaína que se consume en territorio estadounidense. Con la certificación, Washington hace llegar mensajes contundentes sobre lo que espera de sus vecinos del sur: la detención y extradición de los principales narcotraficantes. La historia se repite cada año: a principios de marzo Estados Unidos hace pública la famosa lista de "aprobados" y "aplazados" con la que Washington presiona a los países en función de sus prestaciones en la lucha contra el narcotráfico. En 1996, tras un intenso bombardeo informativo y político, fue detenido y deportado a Estados Unidos de forma inmediata Juan García Abrego, jefe del cartel del Golfo y uno de los diez delincuentes más buscados por el FBI. La entrega del narcotraficante, condenado a once cadenas perpetuas en Texas, violó la legislación mexicana, pero dos meses más tarde México obtenía su certificación.
Este año Washington tiene en la mira a los hermanos Benjamín, Ramón y Francisco Javier Arellano Félix. El cartel de drogas que dirige esta familia desde Tijuana -una ciudad fronteriza con EE.UU. donde han formado un verdadero imperio criminal-se interpone en las relaciones entre México y EE.UU. El currículum del cartel de Tijuana es escalofriante. Sobre sus espaldas cargan la mayoría de los 200 asesinatos registrados en la ciudad fronteriza durante 1996. El grado de impunidad con el que actúan los ha llevado, en el último semestre, a torturar y ejecutar a una veintena de funcionarios de la lucha antidrogas, entre ellos el jefe de la Procuraduría Federal en Tijuana, tiroteado en plena Ciudad de México. Por cierto, que los hermanos se mueven a sus anchas no silo en el norte de México, sino también en San Diego, donde pasan largas temporadas.
Es innegable que la certificación impulsa a los gobiernos a satisfacer las peticiones de Washington. En ese sentido, Zedillo es solamente un piloto de pruebas de un programa más vasto que tras cartel apunta a la militarización de la lucha antidrogas, no sólo en México sino en todo el inmenso patio trasero latinoamericano.
Fuente: Página 12 - Argentina
Fecha : 3/8/97