ROGER NORIEGA

Se vino el zurdaje (parte II)

El hombre “decepcionado” por “el giro a la izquierda” del gobierno argentino y la relación con Cuba expresa mucho más que el anticastrismo. Un perfil de Noriega y la opinión de dos expertos ayudan a entender qué intereses hay detrás de la pirotecnia verbal.

Por Walter Goobar
Devoto conservador, de militancia republicana, al subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Roger Noriega, suelen definirlo en su país como un “Soldado de la Guerra Fría en busca de una causa”. Ahora parece haberla encontrado al desencadenar el primer cortocircuito en las relaciones entre los actuales gobiernos de Estados Unidos y la Argentina. Noriega es el hombre “decepcionado” por “el giro a la izquierda” y las relaciones con Fidel Castro de la gestión Kirchner. El hombre que apretó públicamente para que el gobierno K sostenga una propuesta “seria y responsable” para el pago de la deuda. O sea, el que no dijo, pero dijo, que la propuesta oficial no es seria ni responsable. Y el que sin amenazar, amenazó: “Tienen que hacerlo porque necesitarán el acceso al mercado de capitales”. Aclaró por supuesto que no intentaba presionar sino “aconsejar” a ”un país amigo”.
Soltero, de 44 años, hijo de inmigrantes mexicanos, Roger Noriega nació y creció en Wichita, Kansas, y se graduó en 1981 en la Washburn University. Su formación académica no es particularmente destacable, y a diferencia de la mayoría de los diplomáticos de primera línea, no tiene estudios de posgrado. Recién se hizo conocido en Washington como parte del equipo de asesores del ultraconservador senador Jesse Helms (ya retirado) que en los años ’90 logró endurecer considerablemente la política de Estados Unidos hacia América latina, particularmente hacia Cuba, México, Colombia, entre otros países a los que vinculó con el narcotráfico. Helms, que presidió el poderoso Comité de Relaciones Exteriores, impulsó la ley Helms-Burton que acentuó el embargo estadounidense contra Cuba, quitando a la Casa Blanca la prerrogativa de levantarlo.
La oposición demócrata considera a No-riega es una réplica de su predecesor, el cubano-norteamericano Otto Reich, pero con menos talento y conocimiento de la región. Otto Reich era un experto en “operaciones sucias•” que intervino en el fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez en Venezuela y tuvo que renunciar porque no logró que el Senado aprobara su nominación. Noriega tiene la misma posición de línea dura frente a Cuba porque fue propuesto para el cargo por el lobby cubano de Miami.
“Bush lo nominó porque los cubanos de Miami insistieron en este hecho para demostrar su poder. Ellos son los únicos que lo apoyan”, asegura Larry Birns, director del Council o n Hemispheric Affairs de Washington. Para Birns, Noriega es el hombre equivocado para el cargo porque sólo representa un continuismo en la política de mano dura de Estados Unidos hacia Latinoamérica.
Recientemente, Noriega puso en ridículo a la Casa Blanca al emitir una declaración de apoyo al ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada cuando este ya había emprendido la huida hacia Miami. Entre sus dichos más llamativos figura este: se demora más en abrir un negocio en América latina que en el Africa subsahariana.
Cuando Bush asumió la presidenci nombró a Noriega embajador ante la OEA. Allí,trabó gran amistad con el embajador argentino Rodolfo H. Gil. Cuando mudó hacia la subsecretaria de asuntos hemisfericos, Gil calificó la designación como “excelente”.
Noriega, el hombre que en el influyente Consejo de las Américas, ante poderosos hombres de negocios, cuestionó también la entrevista de Kirchner con el opositor boliviano Evo Morales, habla fluidamente el español porque su abuela materna “no quería oír a sus hijos cacarear como gallinas”. Parece que el manejo del idioma no le ha servido para establecer una buena relación con el continente. La única ventaja es que su brutalidad no necesita traductor.
 
para entender a noriega
Revista Veintitrés
ID nota: 1841
Numero edición: 287      08/01/2004