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OTTO REICH

Experto en trabajos sucios

La presencia de Otto Rech en la región no es gratuita: no oculta que Washington quiere a Brasil dentro del Area de Libre de las Américas (ALCA) -es decir fuera del Mercosur-, que le preocupa un eventual triunfo de Lula en las elecciones del 6 de octubre y que pretende comprometer a los países de la región en la guerra colombiana y en la desestabilización del gobierno de Hugo Chávez alentando la formación de grupos paramilitares en Venezuela.


Por Walter Goobar
Antes de aterrizar en Buenos Aires, el secretario adjunto norteamericano para Asuntos de América Latina, Otto Reich ya tenía definida la postura de Washington frente a la Argentina. Durante una visita oficial de dos días a Brasilia este experto en desestabilización política, protagonista del escándalo Irán -Contras y más recientemente del fallido golpe de Estado en Venezuela, citó palabras de Eduardo Duhalde para justificar la indiferencia norteamericana frente a la crisis argentina: "La mejor definición de la situación de Argentina fue formulada por su presidente, Eduardo Duhalde, quien recientemente escribió que "los problemas de la Argentina son domésticos y, por lo tanto, las soluciones deben ser domésticas". Vamos a ayuda a la Argentina pero antes es importante que el país resuelva sus problemas económicos y llegue a un acuerdo con el FMI", dice el operador del Departamento de Estado que esta semana desembarca en Buenos Aires para reunirse con el canciller Carlos Ruckauf, empresarios norteamericanos con inversiones en el país y con algunos legisladores.
  No caben dudas, que la Argentina ocupa un bajísimo lugar en la escala de prioridades del Departamento de Estado, porque tal como lo anticipó Reich el caso argentino lo maneja el inefable Paul O´Neill, titular   del Departamento del Tesoro. Pero la presencia de Rech en la región no es gratuita: no oculta que Washington quiere a Brasil dentro del Area de Libre de las Américas (ALCA) -es decir fuera del Mercosur-, que le preocupa un eventual triunfo de Lula en las elecciones del 6 de octubre y que pretende comprometer a los países de la región en la guerra colombiana y en la desestabilización del gobierno de Hugo Chávez alentando la formación de grupos paramilitares en Venezuela.
  Dueño de una biografía polémica, Reich fue nombrado en el cargo gracias a una brecha legal, sin la aporobación del Congreso, después que el partido Demócrata amenazó con vetarlo. Exiliado cubano que reside desde hace 42 años en EEUU, Reich cobró notoriedad como un férreo defensor del bloqueo comercial contra Cuba durante la década de los ´80, fue asesor del principal implicado en el escándalo Irán-Contras, el coronel Oliver North, que hace menos de dos semanas también estuvo en Buenos Aires, pero de incógnito. A diferencia de Reich que llega en misión oficial, North vino invitado por la agencia de seguridad Trident que está formada por veteranos del Irán-Contras, aterrizó en un avión Beechcraft privado en el aeropuerto de Don Torcuato, se hospedó en una estancia bonaerense y además de entrevistarse con militares argentinos, hizo viajes a Bolivia donde el líder de los cocaleros, Evo Morales estaba al filo de vencer en las elecciones. La presencia casi simultánea del duo Reich-North en la región no es mero azar: son los dos máximos expertos en "operaxiones húmedas", un eufemnismo que en la jerga de espionajes se emplea para las operaciones de desestabilización política. 
  Reich no solo está obsesionado con el derrocamiento del gobierno de Fidel Castro, sino también con la expansión de la ayuda militar norteamericana a Colombia para que además de emplearse en la lucha contra las drogas, también pueda utilizarse en la guerra contra las FARC y el ELN. Reich es uno de los cerebros de la "tercerización" y privatización de la guerra en manos de companías mercenarias como Dyncorp que por cuenta del Pentágono reclutan pilotos para operar en Colombia. En marzo pasado el piloto argentino Martin Roberto Allén se estrelló en una de esas misiones de fumigación de cultivos de coca. La muerte de Allen ocurrió justo cuando Duhalde, -por iniciativa de Reich- ofreció ayuda militar a Colombia para la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla en ese país.
  Una de las razones por las cuales los legisladores no querían aprobar el nombramiento de Reich es que entre 1983 y 1986 fue director de una oficina especial de propaganda en el Departamento de Estado, llamada Oficina de Diplomacia Pública para América latina y el Caribe. Eran los años de la Administración Reagan, durante la cual Estados Unidos financió y organizó ataques armados clandestinos para hacer caer al gobierno sandinista en Nicaragua. El propósito de la oficina que dirigió Reich fue "rediseñar la opinión de los estadounidenses, empleando tácticas de propaganda comúnmente usadas para confundir y manipular a las poblaciones de países enemigos", explica el Center for International Policies (CIP).
  La oficina recibía consejos del especialista en propaganda de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Walter Raymond y del integrante del Consejo Nacional de Seguridad Oliver North. La función de Reich consistía en difundir propaganda que perjudicara a los sandinistas y que beneficiara a los contras, para lo cual incluso se inventaron documentos, según documentos desclasificados en la investigación que en 1987 terminó en el cierre definitivo de la oficina. La misma investigación condenó a Oliver North y Elliot Abrams, pero George Bush padre los perdonó. Abrams es ahora director para democracia, derechos humanos y operaciones internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional.
  La oficina de Reich también divulgó información falsa que desacreditaba a periodistas cuyo relato del conflicto no satisfacía al gobierno, como le sucedió el corresponsal en Managua del New York Times. En 1984, el Congreso prohibió que recursos de Estados Unidos fueran gastados en operaciones militares abiertas o encubiertas en Nicaragua. En 1986, el gobierno de Reagan inventó un esquema para vender armas a Irán y utilizar las ganancias para financiar a los contras nicaragüenses, acción que generó el escándalo Irán-contras, en el que estuvo involurado Reich.
  En 1986, Reich partió para Caracas, donde ocupó el cargo de embajador hasta 1989. Cuando llegó a Venezuela, un cubano que había estado exiliado en Miami, Orlando Bosch, estaba cumpliendo sentencia en prisión desde hacía 10 años por terrorismo. Bosch había atentado con con explosivos contra un avión de aerolíneas cubanas en 1976, matando a 73 pasajeros, incluyendo el equipo olímpico de Cuba. Poco después del arribo de Reich, una corte en Venezuela reabrió el caso y ordenó que Bosch fuera liberado. "Los rumores en Caracas indicaron que fue Reich quien manipuló la justicia para lograr su liberación", de acuerdo al CIP y a informaciones periodísticas, así como del Institute for Policy Studies (IPS). En 1988, Bosch retornó ilegalmente a Miami y fue detenido por las autoridades, pero su causa se convirtió en célebre en Miami y la Administración Bush le otorgó la residencia en 1992. A su regreso de Venezuela, Reich dejó el gobierno y fundó RMA International, una empresa dedicada a hacer lobby en el Congreso en favor de los fabricantes de armas, tabaco y alcohol.
  "Reich es el hombre de companía de ron Bacardí en el Ejecutivo", asegura Peter Kornbluh, un investigador del National Security Archive en Washington. Reich redactó el borrador de la Ley Helms-Burton  que impide las inversiones extrajeras en Cuba y que fue aprobada en 1996 y también participó en la redacción del Artículo 211 de la Ley de Presupuesto de 1998, que quitó a Cuba la protección sobre sus propias marcas, beneficiando directamente a Bacardi que ahora produce y vende el ron "Havana Club".
  Pero si en algún país de la región se ha notado más claramente que Reich y sus muchacho han vuelto a las andadas es en Venezuela: el diario The New York Times asegura que Reich dirigió a los golpistas venezolanos desde su despacho en el Departamento de Estado y asesoró al autoproclamado presidente Pedro Carmona. Aunque hasta ahora ha sido desmentido por la Casa Blanca, la complicidad estadounidense en el secuestro del mandatario venezolano, Hugo Chávez, fue documentada por el Times en base a declaraciones de funcionarios de la administración: "El papel (de las autoridades estadounidenses) en el derrocamiento" del estadista constitucional de la nación andina corrió a cargo del ex embajador de Washington en Caracas (Otto Reich), quien "entró en contacto con el sucesor de Chávez el mismo día" que se autoproclamó presidente de Venezuela, afirma el diario.
En un intento por distanciarse del fallido derrocamiento de Chávez, la administración Bush admitió que Reich llamó al dirigente del golpe, Carmona, y le pidió que no disolviera la Asamblea Nacional, porque sería "algo estúpido". Al día siguiente la administración corrigió su historia y dijo que Reich sólo le había pedido a nuestro embajador que transmitiera el mensaje a Carmona.El New York Times señaló que la revelación planteaba la cuestión de si Mr. Reich u otros funcionarios de la administración orquestaron la toma del poder del señor Carmona.
  Aunque la administración Bush reconoce que desea remover a Chávez por su oposición a las política de Washington y su amistad con países como Cuba e Irán, ahora niega que estuvo implicada en el golpe armado. Pero los funcionarios estadounidenses admiten haber hablado antes del golpe con varios golpistas venezolanos, incluyendo al General Lucas Romero Rincón, jefe de los militares venezolanos, que se reunió con el funcionario del Pentágono Rogelio Pardo-Maurer, un antiguo estrecho asociado de los contras apoyados por EE.UU. en Nicaragua.
  La tendencia de Reich a la fabulación aparece una vez más en relación con los eventos que rodean el golpe. Según el New York Times, Reich declaró a asesores del Congreso que la administración había recibido informes de que "fuerzas paramilitares extranjeras" - que se sospechaban eran cubanas- habían estado involucradas en la sangrienta represión de los manifestantes anti-Chávez, en la que murieron por lo menos 14 personas en Venezuela. Reich, que además de ex-embajador de EE.UU. en Venezuela es miembro de un grupo de presión relacionado con la petrolera Mobil Oil  que tiene intereses en Venezuela, señaló ante funcionarios del Congreso que Chávez había interferido con la compañía estatal del petróleo, había dado refugio a guerrilleros colombianos, y había socorrido a Cuba con precios preferenciales para el petróleo.
DATA54.COM
10-JUL-2002

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