Si EEUU busca complicar odisciplinar la gestión de Néstor Kirchner, Lino Gutierrez es como mandado a hacer para esa tarea.
Por Walter Goobar
"Injerencista", "prepotente", "procónsul", "arrogante", "intervencionista", e "imperialista", son tan sólo algunos de los muchos adjetivos que el nuevo embajador estadounidense Lino Gutierrez se ha ganado en sus 25 años en el servicio diplomático. Si EEUU busca complicar odisciplinar la gestión de Néstor Kirchner, Lino Gutierrez es como mandado a hacer para esa tarea. Y hay señales en ese sentido: Gutiérrez es un conspirador nato: habló del "posible fraude electoral en la Argentina" cuando nadie hablaba de fraude, amenazó abiertamente a los nicaraguenses para que no votaran al sandinismo en 2001 y minimizó el papel jugado por EEUU en el intento de golpe de Estado contra Chávez en Venezuela
Resulta llamativo que este antiguo guerrero de la Guerra Fría, fuese nombrado con casi seis meses de anticipación. Esto ño sólo fue el resultado de la decisión de deshacerse de James Walsh, considerado un blando al lado del ultraconservado y ferviente anticastrista Gutierrez., sino por la necesidad de la administración Bush de enviar un mensaje claro durante la campaña electoral argentina. Y Gutierrez se hizo oír rápidamente: el 2 de abril de 2003 sin haber pisado la Argentina, Gutiérrez declaró ante el Senado de su país su preocupación por la transparencia en las elecciones del 27 de abril. Confesó su temor de que los perdedores cuestionaran los comicios: "Ha sucedido en el pasado", recordó, en aparente alusión a Catamarca y a las internas del radicalismo.
"Todavía no llegó y ya opina sobre política interna... macanudo, el hombre", dijo el ministro del Interior Jorge Matzkin que tuvo que salir al cruce de las declaraciones de Gutierrez
También el entonces ministro de la Producción y actual titular de Interior, Aníbal Fernández, le recordó que "es un embajador de Estados Unidos en Argentina y no tiene por qué opinar sobre las elecciones en Argentina, como nosotros no opinamos sobre las e-lecciones en Estados Unidos".
Aunque Argentina tardó menos de una semana en aceptarlo, desde que fue nominado Lino Gutierrez no se ha cansado de opinar y adelantó en qué dirección dará sus primeros pasos cuando desembarque en Buenos Aures: "Me gustaría obtener más apoyo de la Argentina para la campaña en Irak y la guerra contra el terrorismo", sostuvo. Gutiérrez con arie de virrey agregando que quiere confirmar que los norteamericanos que viven en la Argentina "estén seguros".
Nacido el 26 de marzo de 1951 en La Habana, Lino Gutiérrez estudió en las universidades de Miami y Alabama Casado y padre de tres hijas, Gutiérrez se incorporó al servicio exterior en 1977 y su primer destino fue la República Dominicana. En 1979 lo trasladaron a Lisboa, donde se desempeñó en la sección política de la Embajada estadounidense en Portugal.
Pese a que su currículum lo presenta como diplomático de carreram un informe publicado en Canadá hace dos décadas señala a Gutierrez como un agente de la CIA infiltrado en el servicio diplomático. El trabajo de 12 páginas elaborado de manera anónima por diplomáticos estadounidenses de carrera, señala que tres de cada cinco supuestos empleados del Departamento de Estado son en realidad agentes de la CIA. Entre los 190 falsos diplomáticos mencionados con sus cargos, fechas de nacimiento y países donde han prestado servicios, aparece el de Lino Gutierrez.
Durante el gobierno de Ronald Reagan, Gutiñerrez tuvo una activa participación en la invasión norteamericana a la isla de Granada, en octubre de 1983. Luego reapareció como jefe de la sección Política de la Embajada estadounidense en Puerto Príncipe, Haití. Dirigió la seción Nicaragua del Departamento de Estado durante la guerra sucia contra la Revolución Sandinista.
En realidad, el único antecedente de Gutiérrez como embajador fue en Nicaragua Ocupó ese cargo desde noviembre de 1996 hasta julio de 1999, y se lo considera el artífice de la derrota del sandinismo en las eleciones generales de 1996.y del 2001. En la segunda oportunidad participó abiertamente en la contienda presidencil, amenazando a los nicaraguenses con represalias en caso de que fuera electo el sandinista Daniel Ortega.
Con la derrota de Ortega, Gutiérrez tuvo su premio: en junio de 2001, Bush lo nombró Subsecretario de Estado interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, hasta que consiguió forzar la nominación de Otto Reich, contra la voluntad del Senado. Rapidamente, Gutiérrez se cionvirtió en el hombre de confianza de Reich hasta que este se vio forzado a renunciar después del fallido golpe de Estado en Venezuela
Tanto Gutiérrez como Reich son dos cubano-americanos partidarios fanáticos del bloqueo contra Cuba. Cuando a principios del 2002 la Isla realizó una primera compra de alimentos a Estados Unidos después de varias décadas, Gutiérrez corrió a Miami para a asegurar que esa compra no constituía un cambio en la política norteamericana. El embajador, siempre ha estado intimemente vinculado con la ultraderechista Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y los grupos más fanáticos de Miami, que lo han apoyado en su carrera. En el 2001, Gutierrez fue el estratega de las maniobras anticubanas en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra.
Si de algo puede estar tranquilo Néstor Kirchner es de que nunca ocupará el primer ni el segundo luhar entre las obsesiones de Gutierrez. Si Fidel Castro es su gran obsesión de Lino Gutierrez, el presidente venezolano ocupa un cómodo segundo lugar:
En abril de 2002 Gutierrez negó enfáticamente la participación del gobierno estadounidense en el fallido golpe para derrocar al presidente venezolano Hugo Chávez. : " No, no, no y no... no participamos en nada", juraba y perjuraba.
"Permítanme ahora decir, categóricamente: Estados Unidos no participó, inspiró, alentó, fomentó, dio su aprobación disimulada, asintió, cerró los ojos o, de alguna manera, dio la impresión de que apoyaba un golpe de cualquier clase en Venezuela», dijo Gutiérrez, que se desempeñaba como Secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental.
Pero la desmentida, sirvió también para confirmar los contactos con los golpistas: "En todas nuestras reuniones con los venezolanos del gobierno y la oposición en meses recientes, en Washington y en Venezuela, subrayamos este principio fundamental de nuestra política".
Al preguntarle si la Casa Blanca condenaría al grupo que realizó el golpe para derrocar a Chávez, Gutiérrez respondió: "estoy un poco renuente a llamarlo golpe, ya que no fue un golpe clásico que se inició con una manifestación y planeificación en los cuarteles". Al insistirle en este punto, añadió: "este no fue un golpe clásico, el típico de un complot militar para tomar el poder. Este fue una manifestación de 500 mil personas".
Revista Veintitrés