El Presidente recomendó su libro Homo Videns, donde alerta contra el poder de las imágenes para vender un político y controlar a la amable teleplatea. Pero el politólogo italiano cree que en la Argentina la televisión no vende un presidente como un jabón. Por ahora.
Por Walter Goobar
El prestigioso politólogo y pensador italiano Giovanni Sartori admite que le gusta ver televisión. Sin embargo, esto no le ha impedido lanzarse al ruedo un polémico libro en el que acusa a la caja boba de ser la causante de una regresión evolutiva en la naturaleza del Homo sapiens. El libro "Homo Videns: La sociedad teledirigida" (Ed. Taurus) que ha merecido elogios por parte del presidente Menem, es un alegato contra el poder de la televisión y una advertencia contra sus efectos devastadores sobre una generación que ha conocido las imágenes televisivas antes que la letra impresa. "El problema empieza con los "vídeo-niños", incapaces de tener un pensamiento abstracto, pero termina afectando al sistema democrático, que se está transformando en "vídeo-política", advierte Sartori. El terreno de los libros y la lectura, de la palabra, es el de los conceptos abstractos, el del mundo inteligible que se dirige a la capacidad simbólica que es lo específico del ser humano. Las imágenes se limitan al mundo sensible, a las cosas que se ven y forman lo más inmediato y cotidiano de la vida. El predominio de ese segundo mundo sobre el primero es, según Sartori, lo que nos puede llevar a una suerte de regresión evolutiva, el paso del homo sapiens al homo videns. Autor de varios libros sobre teoría política y democracia, Sartori se niega a equipar a Menem con un video-político “Menem tiene una desenvoltura televisiva que pertenece a la nueva generación, pero la Argentina todavía no experimentado el fenómeno de elegir un presidente porque venda bien en la televisión” afirma este profesor que defiene a capa y espada la idea de que el juez Blatasar Garzón no puede juzgar a Pinochet.
--¿Usted mira televisión?
--No me queda otra salida. Tengo que verla, pero me hace subir la adrenalina...
--¿Su libro es apocalíptico?
--No. Es realista. No se trata de prevenir la catástrofe, sino de evitarla. De haber escuchado a Casandra, Troya se hubiera salvado. Yo lo que quiero es evitar el apocalipsis.
--¿No es una exageración plantear que la TV está produciendo la involución de la especie humana?
--Nosotros nos quedamos tranquilos diciendo que todas las cosas que no están bien, son exageradas. El punto central de mi libro es que estamos perdiendo la capacidad de abstracción. Si esto es verdad se puede discutir si está ocurriendo en mayor o meno grado, pero el punto central es que la TV está generando una transformación del hombre, de la naturaleza humana.
---Para Ud. el problema empieza en la casa, continúa en la escuela y termina en la política
---La función de la televisión es la de producir y vender imágenes. Y ésa es su fuerza y su límite. Es algo inevitable y que además yo aprecio. El problema serio es el impacto que la TV tiene en los niños. El niño empieza a ver televisión antes de aprender a leer y escribir. A los tres años es una esponja que absorbe todo y para quien la realidad se presenta de una forma únicamente visual. Percibe el mundo como una realidad visible. Las cosas existen porque las ve y esto destruye su capacidad de abstracción. Lo que no es imagen les resulta aburrido o simplemente no existe.
--¿Usted propone una cruzada contra la televisión?
--Yo creo que la televisión puede ser mejorada y sobre todo puede ser diferenciada esto quiere decir que en lugar de dirigirse al mínimo común denominador pueda ser orientada hacia audiencias diversas. Se puede lograr que las madres no tengan a los niños siete horas delante de la televisión , es decir, se pueden corregir los efectos nefastos de la TV.
--¿Cuales son sus propuestas para mejorar la televisión?
--El punto fundamental para mejorar la televisión es cambiar los criterios de medición de la audiencia. Si una transmisión es medida exclusivamente en terminos de rating es evidente que la audiencia será mayor en la medida que el nivel sea más bajo. Hay que estratificar las audiencias y el rating debe reflejar el interes o desinteres de cada uno de esos estratos. Desde un punto de vista estrictamente comercial un programa de 30 puntos de rating no necesariamente es rentable, porque puede haber un programa que tenga sólo cinco puntos de rating pero dirigido a personas de alto poder adquisitivo y seguramente será más negocio que el primero. Una televisón que se dirige a públicos estratificados y que no se guía por los indices de audiencia indiscriminados puede funcionar muy bien desde un punto de vista comercial.
--¿Cual es su postura frente a la alternativa entre televisión estatal y televisión privada?
--Para mí la mejor fórmula es la inglesa, cion una televisión pública pero verdaderamente independiente.El punto delicado es que la televisión del estado no se convierta en la televisión del gobierno.
---Ud afirma que los políticos han transformado su forma de ser y hacer política en función de la TV. ¿Cómo define a los video-políticos?
---La primera característica que se busca en los políticos es la facha: se trata de que vendan bien por TV. También cambia la naturaleza del mensaje: el contenido está desaparciendo. El candidato está obligado a decir diez discursos por día lo que es imposible, por eso tiene un staff de gente para redactar mensajes de 30 segundos que a su vez se escriben en funcioón de lo que indican los sondeos de opinión. Todo es falso:no hay una persona verdadera, un discurso serio, un programa verdadero. Todo es vago, genérico, salvo la descalificación del adversario. La política se ha convertido en un apéndice de la publicidad y el politico en un producto que hay que vender. Cada vez es menos importante un partido de masas y más importante el financiamiento para pagar los spots televisivos.
--La política como showbusiness, ¿es un ingrediente de la video-política?
Todo se convierte en una suerte de espectáculo. Hasta la política y las cosas serias. El mundo se transforma en una suerte de carnaval continuo. Es como estar todo el día en un cine...
---El presidente Menem se ha manifestado muy impresionado por su libro¿usted cree que Menem es un video-político?
--Menem es la expresión de una vieja tradición política, de un partido que ahora no puede ser peronista, como el comunismo no puede ser comunista. Para mí, Menem es un político a la manera antigua. A diferencia de Alfonsín que era un político pesado, Menem tiene una desenvoltura televisiva que pertenece a la nueva generación de políticos. Pero la Argentina todavía no experimentado el fenómeno de elegir un presidente porque venda bien en la televisión.
--¿Porqué considera que Pinochet no puede ser juzgado por Baltazar Garzón?
--Yo creo que la televisión valoriza sólo es aspecto emotivo del tema. Esta emoción a mi no me toca. Me alegra que Pinochet esté preso pero a mi me preocupa el aspecto jurídico. Yo creo que el juez español no tiene jurisdicción para juzgar a Pinochet. El mundo jurídico está organizaddo en base a principios: uno de los principios básicos y universales es el de los jueces naturales, es decir que se que debe ser juzgado por los jueces del país donde se cometió el delito. Para juzgar a una persona que debe ser castigada no se debe violar el derecho y por sobre todas las cosas no debe ser un juez el que viole el derecho.
--¿La política puede transformar a la justicia?
--Poder puede, pero no quiere porque los jueces corruptos le siirven a los políticos para cumplir el papel que estos les asignan. Por eso no hay un interes verdadero en tranformar la justicia. Si un sistema judicial es corrupto se produce un círculo vicioso y desesperante. La transformación más importante se produce cuando un grupo de magistrados denuncia a sus propios colegas por corruptos. Esa es una transformación muy importante. Los cambios más eficaces en la justicia provienen del seno de la justicia y son los más creíbles.
Revista Veintitrés
ID nota: 4973
Numero edicion: 16 01/04/1998