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EL CASO ANTONINI WILSON

Dos expertos en arrepentidos

El fiscal y la defensora del valijero venezolano Guido Antonini Wilson son dos controvertidos personajes cuya sola semblanza dice mucho acerca de la naturaleza de esta trama de espías, arrepentidos y operaciones encubiertas. La abogada Theresa Van Vliet, integra un organismo secreto del Estado el Comité Blitz involucrado en negociaciones tan breves como impúdicas con narcotraficantes arrepentidos.

Por Walter Goobar
www.waltergoobar.com.ar
El fiscal y la defensora del valijero venezolano Guido Antonini Wilson son dos controvertidos personajes cuya sola semblanza dice mucho acerca de la naturaleza de esta trama de espías, arrepentidos y operaciones encubiertas. La abogada Theresa Van Vliet, es una experta en defender a acusados de lavado de dinero, protección del consumidor y casos de corrupción que integra un organismo secreto del Estado el Comité Blitz involucrado en negociaciones tan breves como impúdicas con narcotraficantes arrepentidos.
Durante el gobierno de Bill Clinton, Theresa Van Vliet fue funcionaria de la Procuración de Janet Reno (cargo que junta al jefe de fiscales con el Ministerio de Justicia) y logró más de 40 condenas en casos de narcotráfico.
La defensora de Antonini Wilson también  integra una polémica organización secreta del Estado que lleva adelanta un controvertido  método de combatir el narcotráfico: buscar arrepentidos que estén dispuestos a negociar con la Justicia de ese país penas menores a cambio de información y devolución de bienes adquiridos en esas actividades delictivas. El método del llamado Comité Blitz, se parece bastante al que encubre las apariciones y desapariciones de Antonini Wilson
El Comité Blitz fue creado en 1996,
pero nunca reconocido oficialmente y ya lleva 300 negociaciones con narcotraficantes "arrepentidos".
Está integrado por funcionarios de  la DEA, la CIA, el Servicio de Aduanas, el FBI y la Fiscalía General de los Estados Unidos. Oficialmente nunca ha sido reconocida su existencia, pero en el libro "Pacto en la sombra", dos de los más experimentados y respetados periodistas de Colombia Jorge Lesmes y Edgar Téllez revelan la trama de las negociaciones entre los narcos colombianos y el gobierno de Estados Unidos a través del Comité.
El libro no sólo es una completa y documentada investigación sobre acuerdos que fueron negados por las autoridades estadounidenses, sino que retrata el papel jugado por la actual abogada de Antonini Wilson.
Las propuestas que hace el Comité Blitz a los procesados son: penas irrisorias o libertad inmediata o nueva identidad para el implicado. A cambio, les pide estrecha colaboración en la investigación, aunque les concede la posibilidad de no delatar a sus socios. También, los procesados que lleguen a un acuerdo deben entregar el patrimonio obtenido ilegalmente y comprometerse a dejar para siempre el negocio.
La negociación de las penas y el reconocimiento de la responsabilidad, son una constante histórica en el sistema judicial estadounidense. Negociar con el acusado es la esencia misma del sistema acusatorio, que está construido sobre penas muy altas, como cadena perpetua. Es indiferente para el sistema, que la condena sea producto de un juicio o de un arreglo.
Un téxto de la ex fiscal y actual defensora de Antonini Wilson Theresa Van Vliet explica el sistema : "(…) Hay un procedimiento en el Departamento de Justicia que contempla un convenio de defensa global. Este, es un convenio que enajena todos los cargos de crímenes federales existentes y la culpabilidad contra un procesado, en el momento en que se llega a este convenio (…) Se hace el convenio en base a la oferta de cooperación e información del acusado. Luego se exploran las opciones".
Pese a sus exitos aparentes, la DEA y la fiscal fueron acusados de comprar narcotraficantes e incluso droga para justificar sus decomisos arreglados. El abogado Roy Black acusó al Comité Blitz  de "burlar el sistema judicial de EEUU, tomando el dinero de acusados y aún no acusados de narcotráfico, a fin de... arreglar tratos de falsa cooperación para garantizar que los traficantes no recibieran sentencias de prisión".
Aquel escándalo que involucraba a la DEA, a la fiscal Van Vliet y al Comité Blitz llevaron a Theresa Van Vliet a renunciar a la fiscalía de Florida y  refugiarse en la actividad privada. Desde entónces, esta expèrta en arrepentidos trabaja en el estudio Genovese, Joblove & Battista, con sede en la ciudad de Fort Lauderdale, Florida que ahora representa al valijero.
Por su parte, el actual acusador de Antonini Wilson, e
Fiscal Federal del Sur de Florida Thomas Mulvihill,  "procesa todos los crimenes considerados federales como tráfico de narcóticos, espionaje y violación de leyes de exportación"…hacia Cuba, bloqueada desde hace años por los EE.UU. . Según el diario venezolano "El Nuevo País" -que no es chavista-, Mulvihill trabaja en estrecha relación con la DEA, el FBI, los US Marshals y el Servicio Secreto, vive hace 20 años en Florida aunque es originario de Chicago, Illinois, y fue Jefe de la División Criminal y División Narcóticos de la Fiscalía Federal de Florida, hasta que terminó designado en el cargo actual por el otrora Fiscal Federal, "Marcos Jiménez, de origen cubano".
Además de su cercanía con el lobby cubano y venezolano de Miami, Mulvihill  mantiene estrechos vínculos con agencias de inteligencia en Washington que lo han premiado en varias oportunidades.
En el complicado engranaje judicial norteamericano, el fiscal Mulvihil es un especialista en ventilar escándalos" que le interesan a la administración norteamericana. Su foja de servicios habla por si sola:
A fines de la década de los 80, Mulvihill tuvo en jaque al mismísimo Fidel Castro, cuando inició la denominada  "Causa 1", en la que se acusaba al gobierno cubano de facilitar el transporte de cocaína a los EEUU. Fidel Castro ordenó el arresto de 30 oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba, incluidos varios generales, que estaban vinculados con narcotraficantes colombianos, realizó juicios sumarios y algunos de esos generales fueron fusilados.
El actual fiscal de las valijas también participó en la investigación y detención del general panameño Manuel Antonio Noriega, secuestrado en su propio país en 1989 durante una invasión norteamericana que dejó miles de muertos. En Colombia, intervino en la cacería de los hermanos Rodríguez Orejuela, del poderoso cartel de Medellín.
Además del Departamento de Estado y del Departamento de Justicia, el fiscal Mulvihill cuenta con poderosos amigos y simpatizantes en el Pentágono: desde el 14 de diciembre último, la página electrónica del Comando Sur publica artículos periodísticos de diferentes fuentes, con la marcada intención de difundir y apoyar la acusación desarrollada por Mulvihill, en el juicio desde el cual se protege a Guido Antonini Wilson.
En la justicia del Estado de la Florida se dan varias características muy particulares: es la justicia más corrupta y dependiente de los EEUU, aquella que le permitió a Bush concretar el fraude electoral para imponerse a Al Gore. También es la principal base de operaciones de la CIA para América Latina y el bastión de los gusanos de Miami que tienen un vínculo con la oposición venezolana y también con la argentina. 
Para los que reivindican la autonomía y la independencia del fiscal Thomas Mulhivill no es fácil explicar la sincronización de las detenciones en Miami que se publicitaron  un día después de la asunción de Cristina y una semana después del referéndum constitucional en Venezuela.
Parece demasiada coincidencia.
Desde la Cancillería apuntan que en la asunción de Cristina hubo una ausencia notoria: la del encargado del Departamento de Estado para la región, Tom Shannon, alegando que sólo había dos invitaciones. Sin embargo, el día que se difundió la noticia sobre las detenciones, Shannon estaba en Brasilia, en un viaje que incluyó Santiago de Chile.
La ausencia de Shannon también pareció perfectamente cordinada con la reaparición en escena de su antecesor en el cargo, el halcón Roger Noriega quien publicó en La Nación una columna titulada "Por fin, ahora se conocerá la verdad".
Noriega dejó en claro que al menos el ala dura del partido Republicano festeja el golpe de la justicia norteamericana a Cristina Kirchner. 
A Roger Noriega, suelen definirlo en su país como un "Soldado de la Guerra Fría en busca de una causa". Noriega encontró su causa en 2004  cuando se declaró "decepcionado" por "el giro a la izquierda" del gobierno de Néstor Kirchner". Ese fue el primer cortocircuito en las relaciones entre los dos gobiernos. Noriega aparece nuevamente en este segundo cortocircuito (ver recuadro).
Es difícil adivinar si hay un interés específico de la administración Bush en comenzar de este modo la relación con la nueva Presidenta de la Argentina o si detrás de esto hay una puja entre sectores de la comunidad de política exterior de los EE.UU. Pero está claro que el sector que representan Roger Noriega y Otto Reich, entre otros propugnan una aproximación con América latina que se parece más a lo que los EE.UU. hicieron con Allende a principios de la década del '70 que a la política más cautelosa que la administración venía llevando con América latina, con la excepción de Venezuela y tal vez de Bolivia, desde que Roger Noriega fue reemplazado por Thomas Shannon en la Subsecretaría para el Hemisferio Occidental.
Con el uso que le dio Washington, el caso de la valija terminó de quedar atravesado por los intereses políticos. Decir que hubo una operación política de los Estados Unidos a través del tribunal de Miami no es decir que la valija no existió. Pero decir que la valija existió y que hay que investigarla no implica desconocer que hubo una intromisión por parte de Estados Unidos. 
 


CONEXIONES ARGENTINAS
Además de lobbista de los cubanos y venezolanos de Miami, el ex funcionario del Departamento de Estado, Roger Noriega es miembro del American Enterprise Institute for Public Policy Research (AEI), que también agrupa a otros halcones como el ex embajador de Estados Unidos en la ONU, John Solton, el ex Subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz y el adjunto de defensa para Inteligencia, Douglas Faith. Pero  las desestabilizaciones nunca son de afuera solamente.
En Argentina el AEI estableció un convenio de cooperación con la Fundación PensAR Argentina, una entidad que según declara su propia página web ""no depende de ninguna estructura política partidaria".
Sin embargo, el vicepresidente  de PensAR es Ignacio Liprandi, el fallido ministro de Cultura de Mauricio Macri; el Director Ejecutivo es Jorge Triaca (h) y los vocales son; Eugenio Burzaco el fallido ministro de Seguridad de Macri, Esteban Bulrich, ministro de Desarrollo Social de Macri y Horacio Rodriguez Larreta, jefe de Gabinete de Macri.
El AEI comparte la obsesión de Noriega contra el  kirchnerismo. Antes de las elecciones del 28 de octubre, el AEI ponía todas sus fichas a Roberto Lavagna que recibía periódicas visitas del
politólogo Mark Falcoff, que el Jefe de Estudios para Latinoamérica del AEI.
Hasta las elecciones deoctubre la mejor opción política del AEI para la Argentina era Roberto Lavagna; pero el equipo de Falcoff cambió de criterio con el resultado de las urnas: descubrió que la Coalición Cívica y su referente, Elisa Carrió como la sorpresa política que representa una oferta electoral moderna para la Argentina.
Revista 7 Días
28-DIC-2007
 
 

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