El valor televisivo de mostrar el pasado

Recuerdos: el programa de Canal 13 no incluyó novedades, pero se convirtió en un documento en sí mismo.

"ESMA: el día del juicio", que emitió anoche Canal 13, es un documental que adquiere valor histórico. No por aportar detalles novedosos, miradas diferentes o enfoques originales en el análisis de la represión ilegal durante el último gobierno militar, sino por algo mucho más sencillo. En 47 minutos, menos de una hora, la TV le devolvió la voz, la respiración y el latido a un hecho decisivo, que nuestra memoria retenía hasta ahora en forma mutilada e incompleta: el juicio a las juntas de 1985.
Acierta Walter Goobar, uno de los responsables del programa, cuando afirma que "en un país donde ya está arraigada una cultura del juicio televisado" esta producción llega para recordar que el hecho no es un tema del pasado, hoy casi olvidado. Con este trabajo de rescate, el juicio a las juntas se convierte en una suerte de génesis que abrió el camino de otros juicios televisados muy resonantes (Barreda, María Soledad Morales, Carrasco) que convocaron la atención de una elevada teleaudiencia.
Decididos a rescatar un documento que, en las actuales condiciones, corre riesgo de perderse para siempre por el deterioro de los materiales de grabación (cassettes U-Matic), Magdalena Ruiz Guiñazú y su equipo eligieron pagar el precio de la simplificación, ya que hubo que condensar 530 horas de grabación en menos de una hora. Pero a la vez mantuvieron un capital invalorable en estas circunstancias: el que imponen la sobriedad, el equilibrio y el buen gusto.
Sin regodeos ni excesos, el programa se concentró en los hechos ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada. Ruiz Guiñazú eligió relatar la historia a partir de la mirada de Emiliano Hueravilo que nació allí dos décadas atrás de madre detenida, tal vez con el propósito de representar en él a la audiencia a la que aspiraban destinar el programa, la más joven y, por añadidura, la que menos recuerda directamente estos episodios, como lo mostró una pequeña encuesta callejera.
En el programa desfilaron, por primera vez con voz e imagen, ex detenidos y uniformados (casi todos de la Armada, con Emilio Massera a la cabeza), respondiendo a las preguntas de un tribunal por entonces todavía no del todo acostumbrado a la mecánica de un juicio oral. Hubo testimonios duros, intensos y en muchos casos conmovedores, que no por conocidos perdieron impacto y contundencia, además de un veredicto que hizo estallar tensiones largamente contenidas y mostraron que, todavía hoy, quedan algunas heridas sin cicatrizar. Pero, por sobre todo, el programa dejó entre sus imágenes una intención manifiesta:cuando interviene la Justicia, la verdad siempre está más cerca
Marcelo Stiletano

 
  
Fuente: La Nacion
25-ago-1998