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Somalia, la enfermera y los guerreros

A comienzos de los 90, cuando la enfermera Pilar Bauzá todavía dibujaba garabatos en la escuela primaria, Somalía tenía todos los ingredientes para configurar un modelo de Estado para toda Africa

Por Walter  Goobar
www.waltergoobar.com.ar
A comienzos de los 90, cuando la enfermera Pilar Bauzá todavía dibujaba garabatos en la escuela primaria, Somalía tenía todos los ingredientes para configurar un modelo de Estado para toda Africa: una misma etnia, con un idioma común y una misma religión. Con un tamaño similar al de la provincia de Buenos Aires, su capital, Mogadiscio, era una hermosa ciudad blanca, de casas coloniales y mezquitas. Pero en 1991, cuando estalló la guerra civil y cayó el regimen dictatorial de Siad Barre, los "señores de la guerra"despedazaron el país en pequeños feudos. Mas de 30 mil soldados de la ONU fueron incapaces de imponer la paz, desarmar a las facciones y formar un Gobierno de unidad nacional. Pero el verdadero fracaso comenzó el día en que la ONU cedió el mando de la operación a Estados Unidos.
Cuando los marines desembarcaron en Somalía, a fines de 1992, un desconocido militante islámico encontró la batalla que estaba buscando: se llamaba Osama Bin Laden.
Usando las técnicas que habían perfeccionado contra los rusos en Afganistán, comenzaron a derribar helicópteros norteamericanos como se muestra en la película "La caída del halcón negro", de Ridley Scott.
La misión de rescate en apoyo de somalíes hambrientos paso de ser un esfuerzo humanitario a ser un atolladero militar para los norteamericanos en sólo tres semanas. 
El 3 de octubre de 1993, las tropas norteamericanas sufrieron numerosas bajas durante un combate con las fuerzas islámicas. 18 soldados murieron y muchos más resultaron heridos. Al día siguiente, para celebrar su victoria, los fundamentalistas islámicos arrastraron los cadáveres por las calles de la ciudad. Las imágenes recorrieron el mundo. La gran potencia había sido humillada.
Como es su costumbre, los norteamericanos habían ensayado años de políticas erradas, habían tomado partido por unos clanes frente a otros, habían gastado miles de millones de dólares, habían perdido a decenas de Cascos azules y habían matado a varios centenares de guerreros y civiles somalíes.
Después de todo eso, la ONU y Estados Unidos huyeron. Bin Laden consideró la retirada de las tropas norteamericanas como una de sus victorias más significativas. Si era posible expulsar a Estados Unidos de Somalía -pensó-, era posible liberar a todo Medio Oriente de las influencias occidentales.
En junio de 2006 las Cortes Islámicas, una red destinada a imponer la ley del Corán, tomó el control de la capital y el sur del país tras violentos combates con los clanes y logró imponer, durante escasos tres meses, el mayor período de paz y estabilidad en varias décadas. Etiopía, alineado otra vez con Occidente, se sintió amenazada y empezó a juntar tropas en la frontera. En diciembre del año pasado Etiopía bombardeó y luego invadió Somalia. Al mes siguiente Estados Unidos bombardeó a los islamistas en fuga, a quienes acusó de amparar a agentes de Al Qaeda, aunque la mayoría de las víctimas fueron unos 300 civiles -en su mayoría mujeres y niños-,  que probablemente nunca hayan oido hablar de Bin Laden.
Los islamistas se reagruparon y el  mes pasado atacaron a las fuerzas de ocupación y del gobierno títere en un intento por recuperar el control de la capital. La nueva ola de violencia causó más de medio millón de desplazados.
Mogadiscio, la ciudad de casas blancas ubicada sobre el azul del Indico es hoy la capital del óxido: camiones y camionetas desvencijadas, sin vidrios, sin puertas, sin luces y sin chapa son los espectros de la destrucción. Las similitudes con Afganistán y con Irak son asombrosas, aunque los norteamericanos no aprenden.
Como Afganistán, como Irak, Somalía es hoy un país fantasmagórico y desgarrado: sin Estado, sin Gobierno, sin policía, sin tribunales, sin escuelas, sin instituciones, sin hospitales, sin médicos ni enfermeras. Sin futuro.
Revista 7 Días
04-ENE-2008

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