Cómo será el pontificado de Benedicto XVI, un Papa más preocupado por la pureza doctrinaria que por las injusticias terrenas. La persecución contra Leonardo Boff y los sectores progresistas. Los peligros del Islam, la clonación y el aborto. El cruzado que faltaba.
Por Walter Goobar
Cuando el cardenal Joseph Ratzinger fue abordado en Roma por un periodista de la cadena ABC con preguntas sobre su papel en el caso Marcial Maciel, el purpurado se ofuscó y, golpeando la mano del periodista, exclamó: “Venga a mí cuando sea el momento oportuno”. A lo largo de casi una década él, encargado de velar por la moral y la pureza dogmática de la Iglesia Católica, no sólo ha protegido al obispo Marcial Maciel, sobre quien pesan abrumadoras pruebas de pedofilia, sino también a otros pederastas con sotana como el arzobispo de Santa Fe, Edgardo Storni. En todos los casos, cuando se generalizó el escándalo, impuso los juicios secretos para casos de pederastia en el clero. Las instrucciones firmadas por Ratzinger no mencionan nada respecto de la necesidad de advertir también a las autoridades civiles sino que recomienda la máxima discreción para evitar que esos casos tomen estado público.
El tratamiento que Ratzinger dio al caso Marcial Maciel desnuda su actitud frente a la pederastia. El religioso, de origen mexicano, es el fundador de la orden conocida como “Legionarios de Cristo”, un muy poco conocido pero muy rentable grupo que recauda millones de dólares para la Iglesia en todo el mundo y recluta chicos de hasta 10 años de edad para que dejen sus familias y sigan un riguroso estudio hasta ser sacerdotes.
A partir de 1997 las denuncias de ocho ex legionarios que han sido víctimas de abusos por parte de Maciel tomaron estado público. Ratzinger no sólo absolvió a Maciel sino que lo calificó de “intocable”. “Él (Maciel) puso mi mano en su pene. Y yo no sabía nada acerca de la masturbación”, relató el ex legionario Juan Vaca, quien fue abusado por primera vez cuando tenía 11 años.
Maciel siempre aseguró a Vaca que él no estaba haciendo nada malo y los absolvió de su propio pecado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Vaca no está solo. El Vaticano tiene ocho denuncias contra Maciel, pero en los últimos ocho años Maciel ha sido respaldado por Juan Pablo II y, más precisamente, por Joseph Ratzinger.
Revista Veintitrés
Numero edicion: 354 21/04/2005