Esta embajada vale 150 mil dólares

Esa cifra es la que aportó Hassan Nemazee a la carrera presidencial de Bill Clinton. Ahora, sin tener antecedentes diplomáticos, fue propuesto como embajador norteamericano en la Argentina. Un perfil del posible sucesor de James Cheek.

Por W.G.
La embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires vale 150 mil dólares y un café con Bill Clinton. Esa cifra es la que aportó Hassan Nemazee al comité de campaña presidencial de Clinton y, luego, al fondo de defensa legal del mandatario en el caso Lewinsky. Y ese aporte es la base más sólida que exhibe Nemazee para acceder al rango de embajador norteamericano en la Argentina, pese a que no registra ningún antecedente diplomático.
La propuesta de designar a este empresario de origen iraní (firmada por el propio Clinton y para la que resta sólo la aprobación del Senado) revela un cambio de tendencia por parte de los Estados Unidos en sus relaciones carnales con la Argentina: a diferencia de sus antecesores Terence Todman y James Cheek, dos diplomáticos de carrera que tras su retiro aprovechan los contactos tejidos para actuar como lobbistas, Hassan Nemazee proviene, directamente, del mundo de los negocios.
Nemazee nació en Washington, es hijo de inmigrantes iraníes y conserva fuertes vínculos culturales y económicos en el país de origen de sus padres. Posee dos empresas de inversiones: Nemazee Capital Corporation y First Capital Partners, que hasta la caída del sha de Irán, en 1979, tenían sus casas matrices en Teherán. Está casado con una norteamericana y vive en el piso 18 de una lujosa torre emplazada en el 770 de Park Avenue, Nueva York, pero sus tres hijos llevan nombres iraníes: Yasmine, Kamyar y Layla.
Hassan Nemazee fue uno de los asistentes a las “mesas de café” que Clinton organizó en la Casa Blanca para recaudar fondos durante la campaña electoral de 1995 que ahora son objeto de investigación por parte del Congreso. Es también uno de los cinco irano-estadounidenses que más contribuyó a financiar la defensa de Bill Clinton en el caso Lewinsky.
En julio pasado, Nemazee apareció nuevamente en la primera plana de los diarios: la prensa reveló que había sido incluido como colado en la delegación oficial norteamericana de nueve personas que viajaron a París para asistir al partido Irán-EE.UU. durante el campeonato mundial de fútbol.
Habla fluidamente el francés y el farsi pero ninguno de esos dos idiomas le serán de mayor utilidad en la Argentina ni suplirán la falta del castellano, que sus dos antecesores manejaban con soltura. El empresario todavía tiene que pasar el examen en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que está presidida por Jesse Helms, uno de los enemigos más enconados de Clinton. Helms podrá cuestionar la falta de idoneidad profesional de Nemazee, pero no sus aportes de campaña porque Nemazee también figura en la nómina de los contribuyentes a los fondos del propio Jesse Helms y de otros influyentes republicanos como Alfonse D’Amato.
El magro currículum de este licenciado en Filosofía y Letras del Harvard College encierra otro dato llamativo: Nemazee aportó fondos para financiar a sectores armados de la oposición iraní. Si supera el filtro del Senado, será embajador en un país, Argentina, que mantiene una conflictiva relación con Irán desde que el gobierno de Carlos Menem apuntó al régimen de Teherán por los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA.
Revista Veintitrés
ID nota: 4532
Numero edicion: 22      01/06/1998