Por hacer un aviso para una cadena de ópticas, el astrofísico británico Stephen Hawking cobró 148.000 dólares. Tres veces más de lo que recibe por su cátedra de matemáticas y física en la Universidad de Cambridge. Otros científicos financian sus investigaciones haciendo publicidad.
Por W.G.
Paralizado y privado del habla desde 1985, Stephen Hawking ha encontrado nuevas claves sobre el origen del universo e incluso ha podido calcular que la Tierra desaparecerá recién dentro de 5000 millones de años. Pero una de las cosas que continúa siendo un misterio insondable para el autor de Una breve historia del tiempo, es por qué motivo una empresa le paga el doble de lo que gana en un año como profesor universitario por filmar en una tarde una propaganda para la televisión. El astrofísico británico gana 62.000 dólares anuales como profesor de matemáticas y física en la cátedra que antes dictó Isaac Newton en la Universidad de Cambridge, mientras que la cadena de ópticas Specsavers le ha pagado 148.000 dólares por protagonizar a un astronauta en un comercial para la televisión.
Hawking –que sufre de una enfermedad motriz que exige una enfermera las 24 horas, todos los días– se ha convertido en la nueva estrella para los publicitarios británicos, que además de actores y deportistas ahora buscan científicos para agregar credibilidad a los jabones en polvo, automóviles o teléfonos celulares.
En el corto publicitario de Specsavers, el científico cuadripléjico que ha explicado los orígenes del cosmos viaja en una cápsula espacial hasta la frontera del sistema solar y se emociona de manera casi infantil al ver con sus propios ojos todo aquello que ha imaginado en sus teorías. Hawking –que habla a través de una computadora– dice en el aviso: “Para mí la física consiste en ver más allá, mejor y más profundo. Y desde aquí, yo puedo ver para siempre”. No se trata de una meditación sobre el cosmos sino sobre cómo vender anteojos.
Según el director creativo de Specsavers, el científico es morbosamente atractivo y supera a Burt Reynolds y George Hamilton, que han sido contratados para hacer los avisos de la competencia. Hawking también ha recibido ofertas para promocionar servicios financieros y computadoras, y recientemente participó de un capítulo de la serie Los Simpsons y en el episodio 252 de Viaje a las estrellas: la próxima generación. Allí aparece jugando al poker con Einstein y Newton a bordo del Enterprise: “Fue mi oportunidad para compartir la mesa con dos grandes hombres de la gravedad”, reflexionó Hawking.
El catedrático es tan humano como cualquier otro. Sus colegas lo consideran algo rígido en sus teorías, tiene fama de gruñón con las enfermeras que lo cuidan y sus interlocutores se quejan de que los pisa con su silla de ruedas. Después de 27 años de matrimonio y tres hijos con su ex compañera de universidad, Jane Wilde, en 1990 se divorció para casarse con Elaine Mason. Ella era su enfermera y la esposa del técnico que construyó el sintetizador de voz con el que Hawking se comunica.
Hawking no es el único académico que disfruta de ingresos extras para financiar sus proyectos de investigación. Heinz Wolff fundó el Instituto de Bioingeniería de la Universidad de Brunel con su cachet publicitario. Ganó 155.000 dólares por aparecer en una propaganda de impresoras Epson. Wolff, sin embargo, admite que la publicidad puede minar la credibilidad de la ciencia: “Soy consciente de que mi imagen es la de un científico un poco loco”, declaró al Sunday Times de Londres. Aunque todavía está considerando la oferta de prestar su voz para uno de los personajes de la familia Simpson, Wolff ha decidido negarse a participar en publicidades para promocionar pastas dentífricas o limpiadores de alfombras.
A diferencia de lo que ocurre con la publicidad, la ciencia no se basa en argumentos de autoridad, y las afirmaciones de los científicos (incluso de los famosos) deben someterse a la prueba de la comprobación empírica. Por ese motivo ciertos valores científicos no siempre coinciden con los modelos de los consumidores [
Revista Veintitrés
ID nota: 3639
Numero edicion: 39 01/05/1999