Con la impunidad que le daban armas y las credenciales de la SIDE, Rubén Escobar aprendió de Anibal Gordon la técnica de hacer negocios propios en sociedad con sus jefes.
Por Walter Goobar
El portero de un edificio vecino al edificio de Callao y Las heras donde funciona el Banco Crédito Argentino, escuchó los martillazos que daban los boqueteros para romper una de las paredes de la bóveda de las cajas de seguridad. En ese momento lo denunció en la comisaría 17. Horas después sonó la alarma. Era el anuncio, aunque nadie lo sabía, de que los boqueteros habían logrado hacer el agujero en la pared y ya estaban dentro de la bóveda. Pero los policías de la comisaría 17, ubicada a media cuadra del banco, no relacionaron ambos hechos. Cuando los rayos infrarrojos enviaron la señal de que algo ocurría en la bóveda, los policías inspeccionaron el edificio desde afuera, avisaron a la seguridad de la empresa y se fueron sin dejar un hombre de consigna. El lunes 6 de enero de 1997, cuando se descubrió el robo de las 164 cajas de seguridad, los apáticos policías de la comisaría 17 recibieron el testimonio de un vagabundo que pedía limosna en el cruce de Las Heras y Callao, a pocos metros del sitio que alquilaron los delincuentes para poder excavar el túnel de 50 metros. El hombre dio las señas de las personas que entraban y salían regularmente del local y contó que unos días antes del robo le había llamado la atención una persona que con dos celulares en lñ cintura había hecho llamadas desde el teléfono público frente al banco. Cuando la Policía Científica aplicó el Excalibur, descubrió que de la boca del tunel emergían agentes de inteligencia vinculados a la Triple A, a la banda de Anibal Gordon y al Batallón de Inteligencia 601.
Rubén Hector Escobar tenía documentos extendidos a nombre de "Rubén Escudero" y con ese alias figuraba también en las planillas de la SIDE. Nacido en 1949, Escobar, entró en la SIDE en 1973 y en 1977 pasó al Batallón 601 de Inteligencia. Sus prontuarios hacen innecesarias las explicacioones. Tanto Escobar como su ladero Joaquín Pomponi alias "Quino" fueron hombres de la primera hora en la banda de Anibal Gordón, en la Triple A y estuvieron periódicamente vinculados con diversos secuestros extorsivos, según narra Carlos Juvenal en el libro "Buenos Muchachos".
Con la impunidad que le daban armas y las credenciales de la SIDE, Rubén Escobar aprendió de Anibal Gordon la técnica de hacer negocios propios en sociedad con sus jefes. Junto con su ladero Joaquín Pomponi quien también revistaba en la SIDE, y el segundo jefe de Operaciones Tácticas del organismo, la banda de Gordon alquiló en 1973 y una propiedad en Soler 4306. Su grupo aterrorizaba al barrio con ruidosas llegadas a la madrugada y ostentación de armas. Por si ello fuera poco, sus secuaces comenzaron a asaltar a los vecinos
Horacio Salvador Paino, un suboficial del Ejército que llegó a teniente primer, fue el primer integrante de la Triple A que contó como era esa organización, quien la dirigía y quienes la integraban. Paino ingresó al Ministerio de Bienestar Social en junio de 1973, a los pocos días que comenzó la tercera presidencia del general Perón. Su primer contacto fue Jorge Conti, asesor de López Rega y conocido por sus apariciones en los noticieros de Canal 11. Pronto conoció a quienes formarían el organigrama básico de la Triple A: Carlos Villone, secretario privado de López Rega, el subcomisario Ramón Morales, jefe de la cuasstodia, el coronel Jorge Osinde y a Rubén Hector Escobar. Cada grupo estaba integrado por un jefe y cinco hombres más.
En 1976, Escobar, se sintió tocado por la mano de Dios cuando el recientemente fallecido general Otto Paladino, alias Magister lo eligió para integrar el grupo de élite que capitaneaba Anibal Gordon, alias "Jovato". El grupo de la SIDE que llegó a ser conocido como la "brigada panqueque", estableció su cuartel general en "Automotores Orletti", un centro de detención clandestina de la SIDE que sirvió de base operativa para los servicios de inteligencia de países limítrofes de que operaban en la Argentina en el marco del plan de coordinación represiva conocido como Operación Cóndor.
La banda del "Jovato" Gordon no sólo perpetró el secuestro y la tortura de unos 300 exiliados chilenos, uruguayos y bolivianos, sino también en desvalijar sus domiclios y montar verdaderas estafas extorsivas negociando supuestas libertades a cambio de dinero. Este grupo también colaboró en la macabra limpieza que precedió a la clausura de Automotores Orletti.
Varios elementos relacionan a la banda de Gordon con en el secuestro y asesinato de los ex legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutierrez Ruiz y con el fusilamiento del expresidente boliviano Juan José Torres asesinado el 2 de junio de 1976 en San Andrés de Giles. Esa zona fue muy utilizada por la banda para múltiples crímenes porque los miembros del grupo tenían allí quintas, estancias, campos y aguantaderos.
Después de la dictadura, el 25 de septiembre de 1983, Escobar intervino en el secuestro de Guillermo Patricio Kelly y manejó la camioneta en la que se llevaron a Kelly hasta Rosario.
En abril de 1988, se produjeron varios atentados en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires y fueron detenidos algunos delincuentes comunes. En los atentados se dejaron panfletos en nombre del Ejército Nacional en Operaciones y con la sigla OAS-MRP. Escobar y Pomponi integraron ese grupo cuyo jefe era el teniente coronel Arturo González Naya, un oficial carapintada que fue indultado por el presidente Menem. En agosto de 1991 la policía encontró en una vivienda de Av. Maipú al 2.300 de Olivos, a metros de la residencia presidencial, dos fusiles FAL, siete cartuchos de dinamita, un cohete autopropulsor, 453 proyectiles 12.70, y equipos electrónicos. Gordon murió en 1988, pero Escobar y Pomponi hicieron realidad el lema de los soldados de fortuna:"Los mercenarios nunca mueren. Van al infierno para reagruparse".
RECUADRO:
(Por W. G.) La carátula tiene estampado un sello de "secreto" y otro del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y sirve para mostrar como operaba la sórdida trama del secuestro extorsivo en la Argentina y para probar los vínculos de la inteligencia militar con los delincuentes comunes. El legajo lleva el título "Comando de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada" y allí el juez militar teniente coronel Angel Renee Medici investiga "la participación criminal", "extorsión" y "encubrimiento"en el secuestro del agente de bolsa Pedro León Zavalía perpetrado el 14 de junio de 1977.
Escobar y Pomponi, que en ese momento se desempeñaban como custodios de los generales Otto Paladino y Carlos E. Ladilaw, estuvieron entre quienes transportaron a Zavalía a una casa operativa de la SIDE en Chiclana y Pomar conocida como OT18. De allí el grupo se trasladó a Córdoba en cuatro automóviles. En un Falcon verde iban Gordon, la victima y la agente de la SIDE, Marta Susana Tezanos Pinto. En Córdoba, -según se desprende del expediente-, los secuestradores solicitaron "apoyo al Grupo de Artillería Aerotransportado IV, aduceindo estar actuando en forma oficial y nombrando a distintos jefes de la SIDE, entre ellos al teniente coronel Juan Ramón Nieto Moreno, que en ese momento se desempeñaba como jefe del Departamento de Contrainteligencia, perteneciente a la Dirección II de la SIDE.
En su declaración testimonial Nieto Moreno explica que Gordon "era ejecutor de los blancos operacionales que, surgido de la labor de Inteligencia contrasubversiva que efectuaba el Departamento de Contrainteligencia, eran giradas al Departamento Operaciones Tácticas I" y admite haber llamado a Gordon a Cordoba pero que esto "obedeció a que necesitaba los servicios del grupo para una actividad operacional de SIDE".
Sin embargo, los secuestradores tuviieron mala suerte. El 22 de julio de 1977, Ruben Escobar iba a bordo de un Taunus rojo que tenía la misión de cobrar un millón de dólares por el rescate de Zavalía en la Panamericana. Cuando la Brigada de Investigaciones de San Martín detuvo a Escobar y su hermano Enrique, no solamente confesaron ante la policía sino que luego ratificaron su declaración ante el juez militar, teniente coronel Angel Renee Medici.
A raiz de este caso, Nieto Moreno presentó su renuncia a la SIDE aduciendo "estrictas razones éticas", mientras que sus subalternos Escobar y Pomponi fueron dados de baja. Sin embargo, más que un castigo fue una promoción porque ambos fueron incorporados inmediatamente al Batallón 601 de Inteligencia desde donde contribuyeron a batir un record mundial en materia de secuestros.
Revista Pistas
28-SEPT-1997