Clyde Snow fundó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que fue decisivo en la identificación de los desaparecidos durante la dictadura. "En los huesos de toda persona está inscripta la historia de su vida y de su muerte", dice el antropólogo forense que participó en las identificaciones de esqueletos incluyen a John F. Kennedy, el faraón Tutankamón, las víctimas del ataque terrorista en Oklahoma y del criminal de guerra nazi Josef Mengele.
Por Walter Goobar, desde Nueva York
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Algunas de sus identificaciones de esqueletos incluyen a John F. Kennedy, el faraón Tutankamón, las víctimas del ataque terrorista en Oklahoma y del criminal de guerra nazi Josef Mengele. Trabajó en la identificación de cadáveres y obtención de pruebas de violaciones a los derechos humanos en más de 20 países "pero la Argentina fue el primer país donde se uso la ciencia en el área de Derechos Humanos", explica Snow a 7 Días. En 1984, a iniciativa de los organismos de Derechos Humanos y la Conadep Snow fundó y entrenó al grupo inicial del Equipo Argentino de Antropología Forense (EEAF) que desempeñó y sigue desempeñando un papel decisivo en la identificación de desaparecidos durante la dictadura militar. Este texano de 80 años, con aspecto de detective de novela negra habla en un inglés pausado, con cadencia docente, y recuerda con precisión cinematográfica las exhumaciones que realizó en la Argentina y la fundación del Equipo en un restaurante porteño que ya no existe. "En los huesos de toda persona está inscripta la historia de su vida y de su muerte", dice Snow a 7 Días.
--¿Cómo se vinculó con el tema de los desaparecidos y los Derechos Humanos en la Argentina?
--Yo había estado trabajando en antropología forense, una ciencia que definimos como la aplicación del conocimiento antropológico sobre el esqueleto humano en problemas legales médicos. Había estado haciendo eso por muchos años en los EEUU en casos criminales ordinarios pero en 1984, fui contactado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Washington que estaban vinculados con organismos de Derechos Humanos y
la CONADEP. Ellos estaban muy preocupados por la forma en que se realizaban las primeras exhumaciones y la recuperación de evidencia de los desaparecidos. Desde el retorno a la democracia, jueces con buenas intenciones, estaban ordenando exhumaciones en áreas en las que se sospechaba que había fosas clandestinas pero en algunos casos usaban topadoras y excavaban áreas enteras en los cementerios, apilando huesos en montañas con lo que terminaban destruyendo mas evidencia de la que recolectaban. Y aun cuando la sacaban correctamente, no había expertos que supieran que hacer en términos forenses con los esqueletos. Viajamos a la Argentina por 10 días y rápidamente se hizo evidente que no tenían los recursos ni el tipo de expertos que se necesitaba para investigar estos casos. No había antropólogos forenses. Había excelentes antropólogos y arqueólogos pero ninguno había hecho este tipo de trabajo. Los organismos de Derechos Humanos me pidieron si me podía quedar unos días mas para ver si podía reclutar un equipo en la Argentina. Le dijimos a la CONADEP y al Presidente Alfonsín que para formar un equipo así debía dedicar muchos años de trabajo, debía estar muy bien entrenado, muy bien equipado y con gente profesional. Trate de reclutar gente pero no pude encontrar el perfil adecuado.
--¿Y los médicos legistas?
--Tenían lazos tan cercanos con la policía que en muchos casos eran cómplices de las desapariciones. Muchos de ellos habían emitido partidas de defunción falsas. No queríamos ese tipo de gente. Entre los antropólogos había pocos que quisieran apostar a una nueva disciplina que además era riesgosa porque en esa época había rumores de golpe casi a diario. Finalmente desistí y le dije a la CONADEP que tenía que volver a Oklahoma y que no veía ninguna posibilidad de poner en marcha un equipo.
--¿Qué pasó después?
--Tres o cuatro días antes de partir, en la recepción del hotel me esperaba un grupo de estudiantes. Se había corrido la voz que un viejo gringo necesitaba algún tipo de ayuda. Eran alumnos no graduados de antropología y de medicina, y no tenían la menor experiencia. La mayoría nunca había visto un esqueleto, pero me conmovió su buena voluntad y los invité a cenar. Mientras comíamos, les explique que este trabajo podía ser bastante sucio y deprimente porque en las morgues -tarde o temprano- uno encuentra algún conocido.
--Además de sucio y deprimente era un trabajo peligroso...
--Si, porque en este caso, ellos eran los hermanos y hermanas menores de la generación desaparecida. Eso significaba que si había un nuevo golpe ellos serían los primeros desaparecidos. Por último, les dije que no tendríamos ninguna financiación y que hasta donde yo podía ver, deberíamos trabajar por, no se, por nada. Me pidieron tiempo para pensarlo hasta el dia siguiente y yo pensé: "bueno esta es una forma argentina muy amable de decir, adiós gringo" pero volvieron la noche siguiente y dijeron que aceptaban. Mis dos semanas en argentina se convirtieron en dos años para entrenar a ese equipo. No había tiempo para lecciones en aulas. Aprendieron en las tumbas y las morgues.
--¿Cómo hace un antropólogo forense para hacer que un esqueleto le cuente su historia?
--Yo uso el termino "osteo-biografía". La historia de vida del individuo está preservada en la evidencia en el esqueleto y puede ser muy breve pero muy informativa. Los 200 o mas huesos y 32 dientes del esqueleto pueden decirnos algo sobre el genero de la persona, filiación étnica, estatura, que tan alto o bajo es, si es zurdo o diestro, viejas enfermedades, lesiones. Todo esto resulto ser muy valioso en la Argentina.
--Deme un ejemplo
--Las mujeres que han tenido hijos tienen evidencia en los huesos pélvicos. El hueso es un tejido muy dinámico y responde a muchos tipos de estímulos a los que esta sometida una persona en la vida y el embarazo es uno de estos estímulos. En los huesos de la pelvis quedan evidencias que esta mujer ha tenido hijos, así que usando este tipo de evidencia, podemos construir la historia de vida de la persona hasta el punto de su muerte- Por ejemplo, una herida de arma de fuego en la parte de atrás de la cabeza, queda en el cráneo y podemos determinar la entrada y salida y hasta obtener una idea del calibre de la bala, la trayectoria, así que esa herida nos cuenta el ultimo capitulo. Es como llevar un dialogo con la muerte. Estas preguntando -de manera figurada-, "¿quien eres?, ¿eres hombre o mujer?, ¿cuantos años tenias cuando falleciste?, ¿cuanto tiempo llevas aquí?, ¿porque te encontraron en este lugar?, ¿como llegaste a estar aquí?, ¿como falleciste? y las respuestas que nos dan los esqueletos están en esta evidencia de los huesos. En los años 80, todavía no contábamos con el ADN que nos puede decir exactamente quien era una persona.
--Observando tantos huesos y tantos esqueletos, ¿qué aprendió sobre los perpetradores?
--Algunas veces, la victima nos puede decir mucho sobre los asesinos, incluso sobre su forma de pensar. Si identificamos la persona, figurativamente el esqueleto puede señalar al perpetrador de alguna forma, nos puede decir al menos donde buscar. Pero se debe ir mas allá de cada caso particular, y ver la totalidad del cuadro, eso revela el modus operandi del perpetrador. Hay diferentes patrones en Argentina, Guatemala, Irak, Kurdistán o Bosnia. En Guatemala los crímenes eran concluidos dejando los cuerpos en tumbas clandestinas en cementerios municipales o simplemente en tumbas sin nombre. Argentina fue el caso opuesto porque la represión fue más selectiva. Eso le dice algo sobre la forma de pensar, sobre la mente de la gente que cometía los crímenes.
-- Usted intervino en el reconocimiento del cuerpo de Laura Carlotto, la hija de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto. ¿Cómo fue ese episodio?
--Recuerdo que sucedió en un momento en que estaba casi listo para irme de Argentina, había dado mi testimonio en el Juicio a las Juntas y pensaba irme en unos días y los miembros del Equipo me pidieron que interviniera en la exhumación de Laura Carlotto, que estaba sepultada en La Plata. Fuimos allá y encontramos la tumba.
--Con los huesos de Laura en las manos, le dio una información muy importante a Estela
--En el caso de Laura, por los huesos de la pelvis pudimos comprobar que ella había estado embarazada y había dado a luz un hijo. Recuerdo que era uno de los brillantes atardeceres de La Plata, el sol estaba bajando y era muy crepuscular, fue un momento muy intenso porque pude decirle a Estela: si, realmente estos son los huesos de tu hija pero en algún lugar allá afuera tienes un nieto que debería estar vivo". Fue un momento "amargamente dulce. Esos huesos encapsulaban una historia: los huesos de Laura nos estaban diciendo "busquen a mi hijo"
--¿Recuerda la reacción de Estela?
--Fue de una amarga dulzura. Ella estaba sonriendo a través de sus lagrimas porque se había enterado de un hecho terrible pero tenia un nieto allá afuera en algún lado.
--¿Qué relación tuvo con Abuelas?
-- Yo amaba Argentina, pero a veces había momentos en que decía "basta" .y me quería ir. Cuando me pasaba eso, iba a lo de las Abuelas y me sentía renovado. Podía seguir por otra semana o dos y la razón era que, las personas que hacemos esto estamos buscando la muerte pero las Abuelas buscaban la vida. Tenían otra mirada, trágica, pero al menos había esperanza porque ellas buscan la vida, nosotros buscamos la muerte. ( Se emociona y pide un minuto para secarse las lágrimas)
--Le estaba diciendo que soy muy frió y racional…..ja ja bueno a veces es difícil…
--¿Cómo soportan los antropólogos forenses tanta muerte?
--Como científicos forenses, tenemos que asegurarnos que la evidencia que llevamos del esqueleto a los informes que escribimos, sean totalmente objetivos. No podemos dejar que nuestras hormonas influyan sobre nuestras neuronas". En Argentina tuve que ser muy brutal con mis discípulos y les dije: " Si tienen que llorar, lloren de noche, pero no en el laboratorio ni en las excavaciones" y creo que eso se convirtió en una especie de Mantra.
--Usted no era militante ni activista de Derechos Humanos cuando formó el Equipo Argentino de Antropología Forense.
--El equipo argentino que ayude a reclutar y entrene, fue el primero en la aplicación y uso de la garantía de la ciencia en la investigación de los DDHH que ahora se ha difundido por todo el mundo. Los argentinos pueden estar muy orgullosos del Equipo Argentino de Antropología Forense.
-- Durante el Juicio a las Juntas, usted testimonió solamente sobre dos casos ¿Por qué?
--Si hubiéramos tratado de hacer todos los casos, hubiéramos perdido a los jueces. Hasta ese momento ellos habían escuchado muchísima evidencia de documentos que puede ser muy poderosa pero también muy aburrida, también habían escuchado a los testigos pero esta era la primera vez que los jueces y los defensores, vieron los huesos y las caras de dos desaparecidos. Eso causo un impacto tremendo. Recortándolo el Juicio a las historias de Oscar y Liliana estábamos haciendo que Liliana, una desaparecida, hablara por muchos, estaba hablando por todas las jóvenes mujeres que desaparecieron, que habían estado embarazadas. Con Oscar pasó lo mismo. Hemos usado esto en muchos lugares, que una persona desaparecida puede representar a muchos.
--¿Cuánto hay de detective en su trabajo?
--En cierta forma no somos realmente detectives, no estamos tratando de encontrar a los malos pero si tiene ciertos aspectos detectivescos. Las cortes internacionales están hablando de miles de personas pero no hablan de la gente, de las pequeñas personas que están en las tumbas, y me parece que pierde impacto. Hablando de las masacres en las que él había estado involucrado, José Stalin decía: "no te preocupes por eso, la muerte de una persona, es una tragedia, pero la muerte de un millón, es una estadística".
RECUADRO
Oliver Sone se equivocó con JFK
--Participó en varios casos famosos como el asesinato de John F. Kennedy. ¿Tiene alguna conclusión personal acerca del caso?
--Buscamos y buscamos y no pudimos encontrar evidencia científica convincente de que los disparos hubiesen provenido de otra arma que la de Lee Harvey Oswald. No encontramos ninguna evidencia científica fehaciente de la conspiración. Si las teorías conspirativas quieren continuar, entonces tendrán que encontrar alguna evidencia científica nueva.
--¿No cree en los argumentos de la película de Stone ni en el libro escritopor el fiscal del caso?
--No. La película es muy interesante pero no contiene ninguna evidencia científica.
--Hay algún caso en los que participó que lo obsesiona o le gustaría reabrir?
--Si. Yo estuve involucrado en la investigación del atentado contra el edificio federal de Oklahoma en 1995. En ese caso tuvimos una misteriosa pierna izquierda. Tenemos168 víctimas que conocemos y fueron identificadas, pero tenemos una pierna izquierda, debió existir una 169ava persona. El ultimo día en que estábamos recuperando los últimos 4, 5 cuerpos, llegaron y dijeron; "aquí hay una pierna". Yo estaba en la morgue y estábamos en contacto con la gente, así que dijimos bueno, tráiganla porque teníamos algunas personas que habían sido mutiladas y pensé bueno, seguro que pertenece a alguien y pasamos meses investigando esa pierna izquierda. Se gastó un montón de dinero y no llegamos a nada.
Revista 7 Días
01-MAR-2008