Hoy el peligro militar es cosa del pasado, pero la sociedad enfrenta un nuevo peligro, un chantaje montado sobre tractores en lugar de tanquetas.
Por Walter Goobar
El 24 de marzo se conmemoró el 32 aniversario del golpe de Estado más sangriento que vivió la Argentina. Hoy el peligro militar es cosa del pasado, pero la sociedad enfrenta un nuevo peligro, un chantaje montado sobre tractores en lugar de tanquetas. Ambos movimientos tienen un denominador común: la antesala del golpe fue una huelga de propietarios o lock out patronal que guarda curiosas similitudes con la huelga que cierra las tranqueras y los caminos y amenaza a los consumidores con el desabastecimiento y la inflación.
Cualquiera sea su razón, impedir el abastecimiento normal de alimentos no es un recurso huelguístico sino un acto extorsivo.
Ningún gobierno puede ceder o negociar ante un chantaje de este tipo.
De hecho, esta a no es la primera vez que los grandes propietarios del campo se esconden detrás del reclamo de los chicos. Los grandes, que son los que menos pueden presentarse ante la opinión pública para solicitar subsidios o pedir por menos impuestos -en muchos casos porque son decididamente impresentables-, se esconden detrás de aquellos sectores que puedan tener razones más atendibles. Esa poco original estrategia ha sido utilizada infinidad de veces en la Argentina.
Quienes son -en este caso-, los dirigentes que mimetizándoose con esta dudosa leyenda campesina lideran la protesta que ha provocado un peligro de ruptura social y de quiebre democrático.
Cada vez que la Sociedad Rural se opuso a alguna medida del Palacio de Hacienda, sus dirigentes intentáronn mostrarse mesurados y utilizar un tono académico. Esta vez no fue asi:
Hugo Biolcatti, el vicepresidente de la Rural es el dirigente que dividió los piquetes en blancos (los propios) y los negros (los de desocupados, pobres y excluidos).
"Yo creo que ustedes se equivocan o no han ido a mirar el color de la piel de los que están haciendo...", dijo Biolcatti en declaraciones a Radio Mitre que le han valido una denuncia por racismo ante el INADI.
Además de ganadero, Biolcatti es un importante productor tambero que se ha beneficiado de los subsidios a la lechería. Su tambo, "Estancias La Dorita", obtuvo el año pasado 16% del total los subsidios para lechería.
Mas cauto, el titular de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, justificó los cortes de ruta y el lockout, asegurando en Radio 10 que "el piquete está de moda". En julio de 2004 Miguens había descalificado el piquete como forma de protesta: "Es hora de terminar con la confusión entre el derecho de peticionar y el delito de extorsionar."
En su mayoría, los miembros de la Sociedad Rural viven en la Capital Federal o la zona norte del conurbano. En los grandes pisos de Avenida Libertador, en Palermo Chico o en La Horqueta. Los barrios donde se produjeron los cacerolzasos.
Son profesionales, graduados en el exterior y atienden sus campos junto con otras inversiones. La estancia es un lugar casi de visita, de reuniones sociales, de veraneo. Sus campos van desde 1500 a 20.000 hectáreas.
A la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) le toca jugar el papel de fuerza de choque de la Sociedad Rural. Pero la mayoría de sus socios son ganaderos medianos que tienen las mismas aspiraciones y horizontes que los terratenientes más poderosos. Son el equivalente al costado conservador de la clase media urbana que hace suyo el discurso y los valores de la derecha.
Los campos de los socios de CARBAP tienen entre 300 y 1500 hectáreas. La mayoría vive en los pueblos cercanos a sus tierras y está en contacto con el día a día de la producción. La entidad forma parte de CRA, que nació en 1932 a imagen y semejanza de la Sociedad Rural, sólo que sin los dobles apellidos, ni la aristocracia, ni la influencia política. Pero es más masiva, ya que agrupa a federaciones de estancieros de todo el país. Sus asociados son más de 100.000, contra los 8000 de la Sociedad Rural. Carbap también apoyó las dictaduras.
Pedro Apaolaza, actual titular de Carbap, justificó la presencia del fallecido represor Luis María Mendía en el consejo directivo de su entidad y publicó un aviso fúnebre en su memoria. El vicealmirante Mendía fue responsable del Plan de Contrainsurgencia Terrorista de la Armada Argentina y fue uno de los ideólogos del lanzamiento de prisioneros vivos al mar.
Apaolaza fue secretario general del Mercado Central entre el 7 de noviembre de 1995 y el 22 de mayo de 1997, durante la intervención de Ricardo Ré -otro ex presidente de Carbap, tiene una causa por los presuntos delitos de administración fraudulenta, malversación de caudales públicos y asociación ilícita, por los que se prevén penas de entre dos y diez años de prisión.
Jorge Aguado, que fue presidente de Carbap entre 1976 y 1978, fue el organizador del paro patronal contra el gobierno de Isabel Perón que fue la ofrenda civil a la sedición militar que estaba en su cuenta regresiva.
Después del golpe, Aguado fue secretario de Agricultura de Roberto Viola y gobernador bonaerense con Leopoldo Fortunato Galtieri. Más tarde, se desempeñó como vicepresidente y vocero del grupo Socma de la familia Macri y fue uno de los ideólogos del PRO.
Si un error cometió el gobierno con el aumento de las retenciones fue el de emblocar a sectores distintos, con realidades e intereses distintos, bajo una dirigencia que ha conseguido que los sectores medios y bajos del campo asuman como propios los valores y la ideología de una derecha que no ha tenido el menor empacho en arrebatarles a los piqueteros sus piquetes y que ha desencadenado una pueblada con la misma displicencia con que toma mate con la peonada. Según el diputado Claudio Lozano, lo que está en debate no es el uso de las retenciones sino la ausencia de un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario que replantee el modelo "sojero" que se afirmó en la Argentina en los últimos 20 años. Ese modelo tiene una elevada concentración por la cual
936 propietarios controlan 35 millones de hectáreas, a razón de 38.000 ha cada uno, mientras casi 150.000 propietarios tiene 2.200.000 ha, a razón de 16 ha cada uno. Concentración que se expresa, también, en la "nueva oligarquía" que se va consolidando con no más de 2.000 productores que controlan más del 60 % del producido de la soja y que incluye, dominantemente, a pools de siembra, por lo tanto, a sociedades productivas que no necesariamente ejercen el control sobre la tierra pero que manejan capital, insumos y que arrendando campos se transforman en jugadores principales del negocio agropecuario. Es allí donde se concentra la rentabilidad del sector agropecuario. Y tienen nombres y apellido o -al menos nombres de fantasía.
Tal vez un biuen indicador lo constituyan los beneficiarios de los subsidios. Durante el 2007 ascendieron a $ 1.400 millones, de los cuales -según Lozano-, , más del 55 % se concentraron en apenas 10 empresas (Ejemplo: La Serenísima, Molinos Cañuelas, Molinos Río de la Plata, Aceitera General Deheza, Cargill, etcétera). Así, cada una de ellas se apropió de $ 80 millones mientras 32.000 productores recibieron en promedio apenas $ 2 millones.
No se puede -o no se debe- hablar de la rentabilidad del sector agrícola , sin precisar entre quienes ocupan posiciones dominantes en este negocio (grandes propietarios, pools de siembra, exportadores, proveedores de insumos tecnología) y quienes tienen un lugar subordinado y de mayor debilidad porque esto conduce irremediablemente a no entender ni dimensionar lo que está ocurriendo en las rutas y pueblos del país.
Independientemente de cómo se resuelva el conflicto, es de esperar una derechización de la clase media. Más que la batalla del campo, el Gobierno ha sufrido una derrota en la batalla cultural cuyo trasfondo es la redistribución de la riqueza.
Diario Buenos Aires Económico
01-ABRIL-2008