La gauchocracia desensilla hasta que aclare

Los cuerpos directivos de CRA, Sociedad Rural Argentina, Federación Agraria Argentina y Coninagro, anunciaron el levantamiento del paro y la disposición a volver el miércoles a a la mesa de negociaciones en la Casa Rosada.

Por Walter Goobar
Los dirigentes de las cuatro entidades que representan a la nueva "gauchocracia" -según el
término acuñado por el sociólogo Horacio González- , decidieron anoche bajarse del caballo y desensillar hasta que aclare. Los cuerpos directivos de CRA, Sociedad Rural Argentina, Federación Agraria Argentina y Coninagro, anunciaron el levantamiento del paro y la disposición a volver el miércoles a  a la mesa de negociaciones en la Casa Rosada.
Los ruralistas se reunieron ayer en lugar del miércoles para evaluar la interrupción de la protesta. El adelantamiento de la reunión constituyó un reconocimiento implícito de la pérdida de apoyos que tuvo el lockout desde que el jueves se anunció su continuidad junto con el rechazo al llamado al diálogo que formuló la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la cancha de Almagro.
El adelantamiento de la reunión no solo generó expectativas que el levantamiento del lockout estaba cerca, sino que alimentó la hipótesis que hubo algún guiño por parte del Gobierno para destrabar la situación. Los más optimistas consideraban que ayer por la tarde sólo faltaba definir cómo se llevaría adelante esa flexibilización.
Los más pesimistas señalaban que los dirigentes tenían que consensuar una alternativa que les permitiera salir de la encrucijada en la que están metidos. Las declaraciones formuladas por otros referentes del sector como el entrerriano Alfredo de Angeli, hicieron prever que la discusión no sería sencilla porque no había consenso sobre hasta dónde se podía llegar.
Los gauchócratas moderados planteaban el levantamiento del "paro", mientras que los halcones  proponían liberar el paso de los camiones cerealeros, pero seguir a la vera de las rutas para que la medida no se interpretara como una derrota.
En realidad, lo que se buscaba era ganar tiempo para  recuperar la iniciativa que les arrebató Cristina Fernández de Kirchner con su discurso conciliador del pasado miércoles.
En la cancha de Almagro, Cristina pronunció ante los suyos, las palabras que los ruralistas no pueden pronunciar ante sus propias huestes: diálogo, concertación.
El mensaje moderado y conciliador de la Presidenta se entendió, y los ruralistas perplejos vieron como el escenario viraba rápidamente a favor de la Presidenta. El Gobierno mejoró su posición relativa y -en simultáneo-, el campo la empeoró.
Tras acaloradas discusiones internas, prevalecieron las posiciones más irreductibles de los halcones rurales encabezados por Mario Llambías y Eduardo Buzzi que  consideraron que la convocatoria presidencial era insuficiente para justificar el levantamiento del lockout y los bloqueos de ruta, pero no ttardaron endarse cuenta que tenían que responder de alguna forma.
Al día siguiente comunicaron que le habían enviado una carta a la Presidenta, valorando sus palabras y solicitando una audiencia. Así creyeron sacarse de encima la presión.
El problema es que luego de informar que habían pedido audiencia declararon la continuidad del lockout y subieron la apuesta confirmando la marcha del 25 de mayo en Rosario y anunciando una campaña por un millón de firmas para pedir que el Congreso "retome sus facultades constitucionales para fijar los impuestos nacionales y los derechos de exportación".
El slogan "Ponete la escarapela por el campo" y el acto que se está organizando para el próximo domingo 25 de mayo en el Monumento a la Bandera de Rosario son parte de una campaña comunicativa diseñada por el consultor Felipe Noguera para generar algo más que un mero consenso ciudadano en torno al lockout patronal. La derecha argentina, y sobre todo sus referentes rurales más recalcitrantes han retomado sus viejas  aspiraciones de organizarse como partido político.
En ese sentido, la estrategia diseñada por  Noguera  se complementa  con la propuesta de  fortalecer la identificación del campo con la Patria para sumar apoyos apelando al nacionalismo.
Según cómo resulte la convocatoria del 25 de mayo en Rosario, el movimiento podría ser el núcleo de un partido de base agraria que represente esos intereses.
És evidente que el propósito de los patrones rurales de cambiar el modelo de país es parte de un realineamiento político. Ese sinceramiento no es malo: si los ruralistas forman un partido sojero y presentan candidaturas con el apoyo popular que hoy invocan para su tan rentable causa.
Sin embargo, la política no es una ciencia exacta. De la noche a la mañana, los pendulantes medios y la voluble opinión pública tildaron a los chacareros de intransigentes. Gobernadores, intendentes y sacerdotes, que simpatizaban con los productores, también comenzaron a desmarcarse. Además, las cámaras patronales que agrupan a industriales, banqueros, constructores, dirigentes del comercio y operadores bursátiles criticaron la decisión de seguir adelante con el "paro".
Los medios que hasta pocas horas antes anunciaban una guerra inminente, sorpresivamente comenzaron a hablar de un alentador cambio de tono. En el horizonte apareció la perspectiva de una tregua.
Los ruralistas acusaron el golpe y el viernes ya comenzaron los pases de factura internos. Los que el miércoles, luego del discurso de Cristina, se habían expresado a favor del diálogo, como el vicepresidente de Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y el vice de Coninagro, Carlos Garetto, volvieron a la carga y lograron adhesiones en Federación Agraria y Confederaciones Rurales, dos de las entidades que hasta entonces tenían la posición más dura.
De todos modos, no hay que engañarse: los piqueteros rurales no decidieron abandonar su metodología por consideración a otros ciudadanos sino porque las encuestas les indicaron que el malhumor que generaron se les está volviendo en contra.
En un inusual arranque de sinceridad, e vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, admitió, que existe un "clamor general" de la población para que termine el conflicto del campo con el Gobierno y aseguró que el sector debe "hacer algo" para retomar el diálogo. "Hay que terminar con la novela de si nos llaman ellos primero o lo hacemos nosotros. Parecemos dos novios peleados y ya todo el mundo está agotado de este conflicto", sostuvo en declaraciones radiales.
Diario BAE
20-MAY-2008