En el día del levantamiento del paro del campo, la Presidenta colocó la pelota en el terreno de los ruralistas que anoche no podían ocultar su desconcierto y desde la oficina del Defensor del Pueblo siguieron esperando ser convocados a un diálogo que por ahora no se producirá.
Por Walter Goobar
Por primera vez en los 180 días de su mandato, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner recurrió a la cadena nacional para anunciar
un "Programa de Redistribución Social", para construir hospitales, viviendas y caminos que va a distribuir y federalizar los fondos de los aumentos a las retenciones.
En un discurso de tono moderado y conciliador, la Presidenta dejó en claro que las retenciones no serán destinadas para hacer caja, sino para resolver los temas de la pobreza: "El Estado no quiere cerrar las cuentas fiscales, quiere cerrar la cuenta social. Tengo la obligación como Presidenta de dar ese gesto institucional", sentenció la mandataria con tono pedagógico.
El plan contempla la construcción de 30 hospitales y 300 centros de salud, viviendas populares, urbanas y rurales, y caminos rurales en todo el territorio. El plan contaría con casi US$ 1.300 millones anuales. Con los valores actuales, esa sería la diferencia del nuevo esquema con respecto al 35 por ciento fijo previo al conflicto.
La Presidenta también recordó que cuando se fijaron las retenciones móviles en marzo pasado, "la medida tuvo por objetivo dos finalidades: la seguridad alimentaria para la mesa de todos los argentinos y la redistribución del ingreso".
La Jefa del Estado asumió errores y pidió disculpas: "Tal vez pensamos que todo eso que se dice y se escribe se había hecho carne en la sociedad. Requería de una mayor explicación, comunicación o de un mayor ejercicio de responsabilidad por parte de todos. Si estamos decididos a abordar en la Argentina el problema de la pobreza, sin tocar rentas extraordinarias es imposible", enfatizó.
En un tramo de su discurso manifestó: "Separando la bulla mediática, lo que queda es la reacción de alguien que se niega a redistribuir. No hubo una parte contra otra parte. La Presidenta no es una parte, debe gobernar para todos los argentinos".
De cualquier forma, más allá de las críticas al campo después de tres meses de conflicto, el tono de la Presidenta fue moderado y prácticamente monocorde. Sobre el final sorprendió con un pedido de disculpas.
En el día del levantamiento del paro del campo, la Presidenta colocó la pelota en el terreno de los ruralistas que anoche no podían ocultar su desconcierto y desde la oficina del Defensor del Pueblo siguieron esperando ser convocados a un diálogo que por ahora no se producirá.
El Defensor del Pueblo, Eduardo Mondino no puede considerar partes iguales en una negociación a los sublevados y a las autoridades. El lock out, el bloqueo y el derrame de leche, en igual consideración que la decisión económica del Estado.
Ahora, las entidades del campo están en una encerrona sin salida, porque el discurso presidencial les ha resuelto todas las objeciones que fueron planteando los ruralistas. Lo cierto es que - a lo largo de estos 90 días-, el Ejecutivo fue haciendo modificaciones a la resolución inicial sobre los tributos a las exportaciones, diferenciando a los pequeños productores, incluyendo a los monotributistas, estableciendo mecanismos más simples para cobrar los reintegros y otras medidas que, hasta el momento, las entidades rurales desconocieron o despreciaron por insignificantes o inútiles, argumentando que no sabían cual iba a ser el destino de las retenciones móviles. Ahora lo saben y con ello han perdido uno de los escasos argumentos que l es quedaba.
La Presidenta enfatizó en varias oportunidades que el manejo de los fondos será descentralizado. Es decir, será canalizado en provincias y municipios. Formalmente, el plan estará a cargo de los ministros de Salud, Graciela Ocaña, de Economía, Carlos Fernández, y de Planificación Federal, Julio de Vido. Los hospitales públicos y centros de salud se llevarán el 60 por ciento de lo recaudado, mientras que los otros dos rubros tendrán un 20 por ciento cada uno.
El jueves pasado, el pronunciamiento de los Obispos llamando a la conciliación y el diálogo, reforzaron a los núcleos más flexibles de las entidades rebeldes para que salieran de las rutas y las calles. Ahora, dirigentes como Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, ha quedado peligrosamente atrapado entre el discurso de la Presidenta y el del belicoso Alfredo De Angeli que desde siempre fantasea con una especie de capitulación presidencial. Ahora está más cerca de lograr la capitulación de Buzzi.
Hoy martes la Presidenta cumple 180 días de gestión, la mitad de ese tiempo ha sido absorbido por el conflicto agropecuario. Ha sido tan fuerte la presencia agotadora del campo, reproducida sin cesar por las usinas mediáticas que cualquier balance estaría desequilibrado por la presión de estos últimos noventa días.
De manera elíptica, la Presidenta se serfirió a ese tema: "¿Cuál sería el gesto de estadista?", se preguntó la Presidenta. "Decirle a los sectores que más rentabilidad han tenido en los últimos tiempos está bien, como durante 90 días cerraron caminos, hicieron lock out, no permitieron que otros trabajen, quédense con todo y vamos a ver que hacemos el resto de los argentinos". Y entocnes recurrió a la célebre frase de Raúl Alfonsín y dijo, "Así podría decir el Gobierno y el campo están en orden. Pero no me siento estadista".
Diario BAE
10-JUN-2008