Aunque en la Argentina todavía no hay una capilla dedicada a San Malverde, es más que evidente que los narcos mexicanos encontraron en el Municipio de General Rodríguez un santuario donde no solamente se podía acopiar efedrina, sino también disponer de una zona liberada donde fueron capturados y fusilados Damián Ferrón, Sebastián Forza y Leopoldo Bina.
Por Walter Goobar
Hay tres capillas en tres países distintos en las que los fieles le rinden culto a Jesús Malverde, el santo patrono de los narcotraficantes. Una está en Cali, en Colombia. La otra en Culiacán, en México. Y la tercera, en Los Ángeles, EEUU. Aunque en la Argentina todavía no hay una capilla dedicada a San Malverde, es más que evidente que los narcos mexicanos encontraron en el Municipio de General Rodríguez un santuario donde no solamente se podía acopiar efedrina, sino también disponer de una zona liberada donde fueron capturados y fusilados Damián Ferrón, Sebastián Forza y Leopoldo Bina. Ese descampado de la ruta 6 donde murieron los tres empresarios es en realidad una zona sin ley, una tierra de nadie en la que se puede traficar, matar y morir bajo la mirada distraída del poder local.
La zona ha sido escenario frecuente de los golpes más audaces de la banda del Gordo Valor y de bandas mixtas conformadas por civiles y uniformados dedicados por épocas a los secuestros extorsivos, los desarmaderos y la piratería del asfalto. Podría decirse que los narcos mexicanos solamente contrataron la mano de obra local que tomó la posta.
La presunta participación del director de Desarrollo Industrial de General Rodríguez, Manuel Poggi, que alquilaba el depósito donde los narcos acopiaban la efedrina, abre todo un abanico de pistas sobre la instalación del Cartel de drogas y la ejecución del triple crimen en la misma zona.
Los investigadores tienen confirmado el contacto entre el ex funcionario municipal detenido, Manuel Poggi, y el mexicano prófugo Jesús Martínez Espinoza, presunto líder de los narcos capturados en julio pasado en la quinta de Ingeniero Maswichtz donde se descubrió el laboratorio de metanfetaminas más grande de América Latina.
La capilla de Culiacán, es la más antigua de las tres y está emplazada a pocos metros del palacio de Gobierno del Estado de Sinaloa, lo que constituye una suerte de modelo que los narcos pretenden emular en el conurbano.
Cada 3 de mayo, la capilla de Culiacán en México se llena de devotos del patrono de los narcos que se encomiendan a su suerte y rezan por su memoria.
Las paredes de la capilla están tapizadas de placas de agradecimiento de los principales narcotraficantes y jefes policiales y es frecuente que un grupo de mariachis se pase un par de días cantando narcocorridos al busto de San Malverde. Suele ser señal de que un gran cargamento de droga ha pasado la frontera estadounidense.
"Voy a cantar unos versos/
que le compuse a un amigo,/
no puedo darle su nombre,/
mucho menos apelativos,/
todos le dicen El Chapo,/
así sí es reconocido", reza el corrido del Chapo, uno de los que más le cantan a San Malverde.
"El Chapo" no es un invento de la imaginación popular. Su verdadero nombre es Joaquín Guzmán Loera, y es el jefe máximo del Cártel de Sinaloa, la organización que es responsable de la mayor parte de la exportación de cocaína, marihuana y metanafetaminas hacia Norteamérica y Europa.
No es preciso ser el escurridizo Chapo Guzmán por cuya cabeza se ofrecen cinco millones de dólares-, para caer en la cuenta que uno o varios socios argentinos estaban jugando a dos puntas o estaba mexicaneando a los mexicanos.
Una alta fuente de la investigación confirmó a este diario que Sebastián Forza era un "testigo protegido" de la policía porque había sido él quien había entregado el laboratorio de Ingeniero Maschwitz.
Si esto es así, más que testigo protegido, Forza era un testigo desprotegido. Más le hubiera valido encomendarse a San Malverde.
El conurbano bonaerense y General Rodríguez en particular son la última cabecera de playa del Cartel de Sinaloa que tiene actividades en una treintena de países y ha estrechado vínculos con el Cártel del Norte del Valle, que opera en el Cauca, Colombia, por lo que la muerte de los colombianos asesinados en el estacionamiento del shopping Unicenter tampoco puede verse como un echo aislado del triple crimen de General Rodríguez.
Antes de terminar en un zanjón de la ruta 6, Sebastián Forza tuvo "contactos telefónicos" con el jefe del grupo de Maschwitz y con su delegado local. Pero también los había tenido con el narco "sobreviviente" de la masacre del Unicenter.
El ex funcionario Poggi, por su parte, también debería explicar quienes son los colombianos que compraron tierras en el barrio Vista Linda y porqué les cerró la calle de esos lotes para que no tengan contacto con otros vecinos.
Si algo caracteriza a los cárteles mexicanos cuando se disputan un territorio, es que resuelven sus diferencias eliminándose a balazos. Así que el asesinato de argentinos y colombianos en General Rodriguez y en Pilar, no son actos episódicos. Es el inicio del proceso de "mexicanización" del negocio de la droga en escala.
RECUADRO
Diez mil
millones
de dólares
Los cárteles de la droga mueven anualmente en México 10.000 millones de dólares con el tráfico de cocaína, heroína y marihuana, reveló el ministro de Seguridad Pública mexicano, Genaro García Luna.
García Luna apuntó que en EEUU el mercado de la droga maneja cada año 131.000 millones de dólares , en los que también tienen parte los cárteles mexicanos.
El narcotráfico se ha convertido en el principal problema de México por la violencia que genera: desde enero del año pasado es artífice de casi 6.000 asesinatos.
Según García Luna, "hay cuatro estados donde se concentra más del 60% de los homicidios dolosos de todo el país": los norteños Chihuahua (sede del cártel de Juárez), Sinaloa (base del cártel del mismo nombre) y Baja California (cártel de Tijuana) y el sureño Michoacán, donde opera el grupo de sicarios conocido como 'La Familia'.
Miradas al Sur
07-SEPT-2008