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Estados alterados

Hoy los EE.UU. son un imperio en decadencia, un coloso caído por los suelos. Pero no tienen un sucesor

Por Walter Goobar
Wgoobar@miradasalsur.com
Esta crisis se parece a la de 1929 tanto como se diferencia de ella. Está basada en una euforia bursátil y en una eliminación de los controles que llevaban inevitablemente a estrellarse. Pero a diferencia de aquélla, los altos ejecutivos de Wall Street no se tiran por las ventanas de sus despachos, sino que se retiran a sus mansiones de Florida con muchos millones de dólares de indemnización. La conclusión parece ser que la  economía siempre está de parte de quien roba o ha robado mejor.
Pero también hay otras diferencias importantes: la crisis de 1929 fue una crisis esencialmente europea, estadounidense y japonesa, nientras que la actual es una crisis globalizada.  Por un lado, los Estados y las instituciones tienen recursos para intervenir infinitamente más grandes que en el pasado, pero al mismo tiempo, las instituciones están ausentes, invisibles, ante la tormenta de miedo e indefensión  que se ha generalizado.
La crisis de 1929 concluyó en 1945 con la emergencia de los Estados Unidos como gran potencia mundial. La crisis actual es de signo inverso:  nos habla de un imperio en declive, víctima de todas las crisis de los imperios en declive, del hiperconsumo y del endeudamiento masivo.
Hoy los EE.UU. son un imperio en decadencia, un coloso caído por los suelos. Pero no tienen un sucesor de su estatura en la escena internacional.
Rusia tiene hoy el comportamiento colonial de los grandes imperios del siglo XIX, pero se queda en los gestos. Europa, por su parte, no controla ni puede asegurar por si misma su propia seguridad; y su prosperidad está amenazada por su incapacidad para controlar incluso sus abastecimientos energéticos.
En lo externo, Estados Unidos socializa con el mundo sus pérdidas, mientras refuerza los privilegios de sus élites. Esta parece ser otra de las virtudes de la globalización. En lo interno, está ensayando una nueva doctrina que implica el socialismo para una quincena de bancos y más neoliberalismo conservador para los estadounidenses. A diferencia del 29 existe un colchón social que antes no existía, que impide las situaciones catastróficas que ocurrieron entonces, con millones de personas en la calle de la noche a la mañana. Pero eso mismo impide que la crisis se perciba de manera instantánea, como ocurrió entonces, y por eso va arrastrándose semana tras semana, sin acabar de verse su fondo, lo que crea cada vez más angustia.
Cada vez que Bush abre la boca, caen las bolsas. El problema es que nadie le cree porque no se conoce la verdadera magnitud del crash financiero. El desastre ha cobrado dimensiones apocalípticas. La banca de inversión ha sido borrada del mapa y el dinero se ha esfumado. Toda la cadena de funcionamiento del aparato financiero ha colapsado. No sólo la banca de inversión, sino los bancos centrales, los sistemas de regulación, los bancos comerciales, las cajas de ahorros, las compañías de seguros, las calificadoras de riesgo han colapsado.
En las últimas horas colapsó el famoso reloj que marcaba la deuda de EE UU porque se quedó sin dígitos para mostrar el pasivo de EEUUque supera los 10,2 billones de dólares.
Ubicado en la Avenida de las América cerca de Times Square, en Nueva York, tiene 13 dígitos, uno menos de los necesarios para exhibir la astronómica deuda que EEUU acumuló durante las presidencias de George W. Bush. Además de la deuda, el reloj también mostraba el dinero que debe cada familia estadounidense, más de 86.000 dólares.
La crisis está agotando el margen de maniobra de EEUU. La Reserva Federal está entre las instituciones más afectadas, hasta el punto de que se duda de su solvencia. Falta tanto dinero como confianza.
Diario Miradas al Sur
12-OCT-2008

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