"El poder es como el violín: se toma con la izquierda pero se toca con la derecha", reza una vieja mmáxima de la política que está en el centro de las tribulaciones del concertista Barack Obama
Por Walter Goobar
"El poder es como el violín: se toma con la izquierda pero se toca con la derecha", reza una vieja mmáxima de la política que está en el centro de las tribulaciones del concertista Barack Obama, que antes de subir al escenario deberá decidir si impulsa desde el inicio de su mandato sus principales promesas electorales, o bien prefiere ir consiguiéndolas paso a paso.
No hay recetas magistrales, pero en este caso, su equipo de asesores se encuentra dividido. El ala izquierda le aconseja que presente de golpe al Congreso -de mayoría demócrata- un gran paquete de medidas que recoja sus promesas en ámbitos como los impuestos, la llamada 'revolución verde', o la reforma de la Salud.
Entre quiénes han postulado esta estrategia, se encuentra, por ejemplo, E. J. Dionne, el columnista progresista del 'Washington Post'. En su reciente artículo titulado 'Bold is Good' ('Es bueno ser audaz'), sostiene que el país ha otorgado un mandato para moverlo hacia una nueva dirección, y que la fluidez política del momento actual, mientras existe una luna de miel entre Obama y buena parte del electorado, es ideal para aprobar estas reformas.
Dionne recuerda el ejemplo del derechista Reagan, que desde el primer día de su presidencia marcó su impronta.Lo mismo, cree, debería hacer Obama.
Desde el otro lado de las trincheras ideológicas, se da al futuro presidente el consejo exactamente opuesto. El país continua siendo de centro-derecha, por lo que si intenta cambios profundos de golpe fracasaráy toda su presidencia se verá marcada por ello.
Estos intelectuales recuerdan a Obama el ejemplo de Bill Clinton, que pretendió aprobar en su primer año la creación de un sistema de salud pública universal, y perdió la pulseada. Su derrota envalentonó a sus detractores y el resultado fue una victoria republicana aplastante en las legislativas de 1994.
Ahora, el violinista Obama deberá decidir si se atreve
a pulsar las cuerdas del poder según la partitura de un Reagan de izquierda, o si le conviene interpretar una segunda parte de la saga musical de Clinton.
Durante la campaña Obama demostróque entendía perfectamente los legados de ambos. En un comentario que irritó profundamente a Clinton, dijo que Reagan fue capaz de cambiar la cultura política del país, mientras Clinton, fue simplemente un buen gestor.
Decenas de millones de personas han creído en
La audacia de la esperanza, que es como se titula su autobiografía. Ahora le tocará a él demostrar si realmente posee otro tipo de audacia: la necesaria para el cambio sustancial que ha prometido este violinista que -por suerte-, es zurdo..
Diario Miradas al Sur
16-NOV-2008