Elisa Carrió es una experta en alianzas fallidass. Integró ese experimento mediatico por excelencia que fue la Alianza, pero se separó a tiempo de Fernando de la Rúa, luego hizo frente con Jorge Telerman cuando perdió frente a Macri y más tarde quiso fusionar el ARI con Ricardo López Murphy lo que provocó la ruptura con los históricos.
Por Walter Goobar
La noticia ya se veía venir, pero no por eso dejó de causar revuelo. Ayer se concretó la reunión entre la jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y el presidente de la UCR, Gerardo Morales, para empezar formalmente la construcción de un frente electoral para el 2009. El encuentro agitó el avispero radical.
Pese a que muchos escépticos pretendieron relativizar el encuentro indicando que será un choque de egos porque "se juntan los dos egos más grandes de la UCR y la Coalición Cívica",
Carrio reconoció que ya inició "contactos personales con Luis Juez en Córdoba", al tiempo que confirmó que pedirá "una entrevista con el presidente del partido Socialista, Rubén Giustiniani".
Margarita Stolbizer que ayer acompañaba a Carrió fue una de las primeras sorprendidas por la mamiobra de Lilita. Stolbizer se enteró de la reunión entre Elisa Carrió y Gerardo Morales cuando su supuesta aliada ya había confirmado el encuentro.
Carrió llamó personalmente a Morales para pedirle una reunión "institucional", algo que siempre había evitado para no quedar asociada a las figuras más desprestigiadas del partido que abandonó durante el gobierno de Fernando de la Rúa. En el cambio de estrategia de Carrió tuvo que ver el diputado cordobés Mario Negri, amigo de Carrió y uno de los artífices del acercamiento.
La reaproximación de Carrió a la UCR tuvo su primera señal en la aparición de la líder de la Coalición Cívica, acompañada por Alfonso Prat-Gay y Enrique Olivera en el acto de homenaje a Raúl Alfonsín en el Luna Park, el 30 de octubre pasado. Ese episodio formó parte de una serie de conversaciones que decantarán en las próximas semanas en alianzas electorales concretas en los principales distritos del país.
El radicalismo ve la oportunidad de reconstruir su fuerza, desmembrada a partir de la crisis de representación política que padecen los sectores de la clase media, que hasta la debacle del 2001, tuvieron en esa fuerza un instrumento de intervención en la vida pública.
Ahora el radicalismo parece estar buscando un papel similar al que presta el PMDB en Brasil. Es una aceitada red territorial, integrada inclusive por gobiernos de distrito, sobre la que se montan candidaturas nacionales ajenas, en alianzas con otras formaciones políticas.
Este rearmado es vital para que los radicales, unidos o no a la Coalición Cívica, puedan presentarse a elecciones como una alternativa nacional al PJ.
La reunión, que se llevó a cabo ayer en el comité nacional de la UCR, fue definida como un primer apso para profundizar la alianza parlamentaria que sirvió de embrión para el acuerdo. "Hasta acá veníamos dialogando sobre la convergencia parlamentaria, pero vamos a comenzar la convergencia electoral", señaló Morales.
La reunión ha puesto muy nerviosos a los seguidores del vicepresidente Julio César Cleto Cobos, porque la alianza de Carrió con Morales implica dejarlos fuera del armado opositor.
Sobre Gerardo Morales, ejerce una notoria influencia Roberto Iglesias, su antecesor en la presidencia de la UCR. Iglesias, antecesor también de Cobos en Mendoza, fue quien llevó al actual vicepresidente a la posibilidad de gobernar la provincia. Cobos lo abandonó cuando se convirtió en radical K y por eso Iglesias es hoy el principal factor de bloqueo del regreso de su ahora adversario.
Cobos se siente una especie de hijo bastardo del radicalismo, porque Gerardo Morales ha decidido postergar su regreso al seno del partido al 2011, cuando haya dejado la vicepresidencia.
Para el vicepresidente la llegada de Carrió al comité nacional, es una de las peores noticias que podía recibir. Cobos no tiene retorno en la pelea con el gobierno nacional pero tampoco tiene un lugar claro en el partido como para anclar una candidatura futura.
Donde las relaciones son más antiguas y consistentes es en la provincia de Córdoba. Desde que finalizó la campaña presidencial Carrió habla con Mario Negri, quien a la vez está aliado con Luis Juez en rivalidad con el PJ de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti.
La provincia de Mendoza es otro distrito donde la UCR irá junto a la Coalición Cívica. El interlocutor de Carrió allí es Víctor Fayad, intendente de la capital, de quien la chaqueña es amiga desde hace más de una década. Pero también mantiene buena relación con el legislador Ernesto Sanz, que aspira a renovar su banca en el Senado Nacional. Mendoza es un distrito de gran importancia: es la provincia de Julio Cobos.
En Santa Fe los socialistas no ven otra salida que sumarse a la UCR y a la Coalición Cívica: si esas fuerzas armaran una oferta electoral aparte, el ganador en los comicios del año que viene sería Carlos Reutemann. Lo más probable por ahora es que la fórmula para la senaduría sea el actual senador por el PS, Rubén Giustiniani, y la vicegobernadora radical de la provincia, Griselda Tessio.
En la Capital Federal sucede lo mismo que en Córdoba: las tratativas son muy antiguas y las llevó adelante Enrique Olivera en su diálogo muy amistoso con Ricardo Gil Lavedra, quien seguramente ocupará el segundo lugar de la lista del año que viene. En el primero estará o Prat-Gay o la propia Carrió.
A pesar de sus rancios orígenes sociales y partidarios, Carrió es una experta en alianzas fallidass. Integró ese experimento mediatico por excelencia que fue la Alianza, pero se separó a tiempo de Fernando de la Rúa, luego hizo frente con Jorge Telerman cuando perdió frente a Macri y más tarde quiso fusionar el ARI con Ricardo López Murphy lo que provocó la ruptura con los históricos. Los vaivenes de Carrió no son importantes, pero los críticos de Carrió siempre señalan sus dudas acerca de este tipo de efímeros matrimonios por conveniencia. Algo muy distinto de la construcción política concreta.
Diario Buenos Aires Económico
12-NOV-2008