El atentado de Bombay ha sido bautizado ya como el 11-S indio no sólo por la magnitud de los ataques sino también por su carga simbólica.
Lo peor es que la matanza de Bombay quizá solo sea el prólogo a matanzas y guerras irregulares de nuevo cuño.
Por Walter Goobar
Bombay, la ciudad símbolo del progreso de la India, la que vio partir a los colonizadores ingleses, el escenario de la novela Hijos de la medianoche de Salman Rushdie, ha experimentado el caos y la confusión que puede provocar un ataque llevado a cabo por comandos bien entrenados y con convicción. Es otra dimensión del terrorismo. El atentado del pasado miércoles ha sido bautizado ya como el 11-S indio no sólo por la magnitud de los ataques sino también por su carga simbólica.
Lo peor es que la matanza de Bombay quizá solo sea el prólogo a matanzas y guerras irregulares de nuevo cuño.
La audaz acción de una decena de comandos jihadistas, sostenida durante tres días, supone un cambio de táctica operativa y presenta características propias de un asalto militar, según los expertos de Athena Intelligence.
La agencia india afirma que los terroristas son miembros de Lashkar-e-Taiba, el grupo armado islamista con base en Pakistán. El grupo tiene, según los expertos, fuertes vínculos con Al Qaida, cuya marca aparece detrás de la profesionaeidad de la ola de ataques de Bombay y lo que parece un objetivo claro: la vida y los símbolos occidentales de la gran urbe india.
Esto lo va a cambiar todo de la misma forma que en 1992 la destrucción de la mezquita Babri Masjid radicalizó la relación entre musulmanes e hindúes, y se abrió una nueva etapa en la India. Es equiparable al 11 de septiembre de Estados Unidos. La guerra religiosa se ha desplazado con este atentado y otros anteriores del oeste al este de Asia. En esta zona están los países con el mayor número de musulmanes, India e Indonesia. Y la tensión religiosa ahora va a ser mayor. Ya no sólo se trata de Pakistan y Afganistán.
Con la India inmersa en una ola de ataques terroristas que ha causado la muerte a más de 200 personas en lo que va del año, la única pregunta pendiente no era si le iba a tocar el turno a Bombay, sino cuándo ocurriría.
Fue el pasado domingo cuando el primer ministro indio, Manmohan Singh, tras anunciar la formación de una fuerza especial antiterrorista, advirtió de la escala de la amenaza a la que se enfrenta el subcontinente asiático.
"Nací en la ciudad de Bombay... ", "Las manecillas del reloj unieron sus palmas en señal de saludo respetuoso cuando llegué." "Esposado a la historia.", arranca la novela de Salman Rushdie que transcurre en la memorable jornada de 1948 en que el coloso asiático alcanzó la independencia. "Creído, cara sucia, calvo, mocoso, Buda e incluso pedazo de luna." "Mi nacimiento, estuvo marcado por el reloj y por el crimen", remata Rushdie. Sesenta años más tarde, el pasado miércoles el reloj y el crimen mostraron nuevamente como se puede hundir un país en una sola noche.
Diario Miradas al Sur
30-11-2008