La piratería surgió cuando las flotas italianas, taiwanesas y españolas invadieron las aguas de Somalia, dejando sin recursos a sus pescadores, rompiendo sus redes y abriendo fuego contra ellos.
Los pescadores comenzaron a armarse y a exigir el pago de tasas a los navíos extranjeros. De ahí se pasó a una industria -la del secuestro-,que este año facturó 120 millones de dólares.
Por Walter Goobar
A comienzos de los 90, Somalía tenía todos los ingredientes para configurar un modelo de Estado para toda Africa: una misma etnia, con un idioma común y una misma religión. Con un tamaño similar al de la provincia de Buenos Aires, su capital, Mogadiscio, era una hermosa ciudad blanca, de casas coloniales y mezquitas. Pero en 1991, cuando estalló la guerra civil y cayó el regimen dictatorial de Siad Barre, los "señores de la guerra"despedazaron el país en pequeños feudos. Mas de 30 mil soldados de la ONU fueron incapaces de imponer la paz, desarmar a las facciones y formar un Gobierno de unidad nacional. Pero el verdadero fracaso comenzó el día en que la ONU cedió el mando de la operación a Estados Unidos.
Cuando los marines desembarcaron en Somalía, a fines de 1992, un desconocido militante islámico encontró la batalla que estaba buscando: se llamaba Osama Bin Laden. Usando las técnicas que habían perfeccionado contra los rusos en Afganistán, comenzaron a derribar helicópteros norteamericanos como se muestra en la película "La caída del halcón negro", de Ridley Scott.
La misión de rescate en apoyo de somalíes hambrientos paso de ser un esfuerzo humanitario a ser una humillación militar: los cadáveres de 18 soldados estadounidenses fueron arrastrados por las calles de la ciudad.
Después de todo eso, la ONU y Estados Unidos huyeron.
La piratería surgió cuando las flotas italianas, taiwanesas y españolas invadieron las aguas de Somalia, dejando sin recursos a sus pescadores, rompiendo sus redes y abriendo fuego contra ellos. Antes de convertirse en víctimas de la pesca ilegal, los pescadores somalíes recogían 3.000 toneladas de langostas. Este año sólo han recogido 70, mientras que la pesca ilegal reporta a las flotas extranjeras entre 300 y 500 millones de dólares anuales. Siguiendo el puro instinto de supervivencia, los pescadores comenzaron a armarse y a exigir el pago de tasas a los navíos extranjeros. De ahí se pasó a una industria -la del secuestro-,que este año facturó 120 millones de dólares.
Mogadiscio, la ciudad de casas blancas ubicada sobre el azul del Indico es hoy la capital del óxido: camiones y camionetas desvencijadas, sin vidrios, sin puertas, sin luces y sin chapa son los espectros de la destrucción en la que los piratas se pasean en uniforme militar, portando armas automáticas. Como Afganistán, como Irak, Somalía es hoy un país fantasmagórico y desgarrado: sin Estado, sin Gobierno, sin policía, sin tribunales, sin escuelas, sin instituciones, sin hospitales, sin médicos ni enfermeras. Sin otro futuro que la piratería.
Diario Miradas al Sur
14-DIC-2008