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Cristina y la suerte de una mujer

La visita de Cristina Kirchner a Cuba estará signada por las tratativas para que el gobierno de Raúl Castro permita salir a la neurocirujana Hilda Molina de Cuba. En el pasado, el tema ha ocasionado dos fuertes cortocircuitos diplomáticos durante el gobierno de Néstor Kirchner.

Por Walter Goobar
Un hermético silencio rodea las febriles negociaciones por el caso de Hilda Molina, la neurocirujana cubana que desde hace años quiere viajar a la Argentina para visitar a sus nietos. El tema se ha convertido en un asunto especialmente delicado en vísperas del viaje de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que realiza su primera visita como jefa de Estado a la isla.
Aunque no figura en la agenda, la suerte de HildaMolina amenaza ocupar buena parte de los dos dias y medio que la Presidenta pasará en La Habana, antes de seguir viaje hacia Caracas para un encuentro con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Aunque quedan un par de días antes de la llegada de CFK a La Habana el 18 de enero, las tratativas para que el gobierno de Raúl Castro permita salir a Molina no son sencillas  ya que en el pasado, el tema ha ocasionado dos fuertes cortocircuitos diplomáticos durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Molina, de 67 años, fue una dirigente importante del Partido Comunista Cubano, además de diputada en la Asamblea Legislativa y fundadora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren). Recién en 1994 se distanció de Fidel Castro, con quien tenía una estrecha relación, por un cambio de orientación que se le quería dar a la clínica.
"En la primera etapa de la revolución yo era muy joven, pero ahora creo que hubo problemas desde siempre", confió Molina al autor de esta nota en el curso de una extensa entrevista realizada durante la crisis diplomática de 2004. "Yo no tuve ni la madurez ni la edad para darme cuenta de los problemas desde el principio. Yo me sentía triste con esta realidad, pero me dije a mí misma que yo no era política sino médica y decidí dedicarme en cuerpo y alma a mi especialidad."
Algunas operaciones novedosas que realizó Molina en 1986 y que trascendieron en la prensa, llamaron la atención del presidente Fidel Castro, que pidió conocerla personalmente.
"Un día me llevaron a conocerlo. Él estaba interesado en las operaciones que yo había realizado. Hablamos largamente y  después quiso ir al instituto a ver a los pacientes. Yo le conté del proyecto de un nuevo centro que había presentado ante el Ministerio de Salud y en pocos días estaba aprobado. Para mí se inició un trabajo enorme. Fue un centro maravilloso, tal como yo lo había soñado. Los pacientes no salían curados, pero sí con un porcentaje grande de mejoría."
Hilda Molina dirigió personalmente la atención del caudillo radical César "Chacho" Jaroslavsky, que llegó a Cuba casi parapléjico y sin control de esfínteres y se fue de Cuba caminando y con absoluto control de sus esfínteres.
"Fidel visitaba con muchísima frecuencia el centro y eso estableció una comunicación muy especial entre él y yo que era la directora y fundadora. A veces venía casi todas las semanas."
Por su labor destacada, en 1993 Molina fue elegida diputada y viajó por todo el mundo. Sin embargo nunca dejó de operar y de dirigir el centro. Según su versión, su conflicto estalló cuando recibió presiones porque las autoridades cubanas pretendían privilegiar la atención de extranjeros que daban prestigio internacional y divisas, en detrimento de los pacientes nativos.
Recién cuando su hijo, el médico Roberto Quiñones decidió radicarse en Argentina, Molina presentó la renuncia al centro, al Parlamento y devolvió todas las condecoraciones que había recibido.
"De la noche a la mañana lo perdí todo. Me convertí en una suerte de paria. Muchos me preguntan si soy una disidente. Mire, yo disiento con la política gubernamental. No comparto las prácticas del sistema. Yo defiendo hasta la muerte la lucha contra la desigualdad social, pero eso lo quiero ver en la práctica y no en la teoría", sostuvo Molina en 2004.
Lo cierto es que esta dramática historia nuevamente es centro de delicadas y secretas negociaciones entre los gobiernos de Argentina y Cuba, pero la Cancillería busca mantener las gestiones en secreto para evitar filtraciones que hagan naufragar las gestiones.
Argumentando "razones de Estado", Cuba no ha permitido -hasta ahora-, su salida del país. Por ahora, La Habana mantiene su propuesta de que el hijo y los nietos de Molina viajen a encontrarse con ella en la isla.
Ahora, el tema amenaza con recalentarse nuevamente. Hace pocos días, la médica cubana dejó una carta para CFK en la embajada argentina en La Habana. En el escrito, Molina sostiene que quiere visitar la Argentina, no como una disidente, sino "como una abuela normal" y señala además que no lo solicita "como Hilda Molina, que es cubana", sino en nombre de sus nietos, "dos ciudadanos argentinos, que además son niños".
"Quiero conversar con ella porque es madre. Siempre he confiado en la coherencia de las personas y Cristina Kirchner tiene una historia de defensa de los Derechos Humanos. Algo va a hacer por los niños, mis nietos son sus compatriotas", explicó ayer Molina a la agencia Telam.
Diario BAE

 

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